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Conocido como Examen del Antídoto y publicado solo en 1925, gracias a
los desvelos de Artigas FerrandoDon Luis de Góngora y Argote. Biografía y estudio crítico.Antídoto contra
la pestilente poesía de las Soledades (1615) del sevillano Juan de Jáuregui y
quizá la defensa más acabada y profunda de las silvas gongorinasAntídoto, remitimos a Osuna Cabezas (2014a: 189-207).Polifemo (1612)
y las Soledades (1613-1614).
El título integral, resultado de la collatio de los ochos códices
manuscritos en que se ha transmitido la obra, debió de ser Examen del
Antídoto o Apología por las Soledades de don Luis de Góngora contra el autor del
Antídotostemma codicum que hemos trazado. Sin embargo, no conviene orillar que
los manuscritos que se colocan en las ramas altas proporcionan informaciones
heterogéneas. Sobresale la inscripción del ms. 3906 de la Biblioteca Nacional de
España, cuyo copista es el único que atribuye la obra a Fernández de Córdoba: «Examen
del Antídoto o Apología por las Soledades de Don Luis de Góngora y Argote contra el
autor del Antídoto, escrita por Don Francisco Fernández de Córdoba, Abad de Rute y
racionero de la Santa Iglesia de Córdoba. Don Juan de Jáuregui, natural de Sevilla,
caballero en el orden de Santiago y caballerizo de la Reina Nuestra Señora Doña Isabel
de Borbón, escribió el Antídoto contra la pestilente poesía de Don Luis de Góngora, y
en respuesta escribió este el Abad de Rute» (BNE, ms. 3906, Papeles
varios gongorinos, f. 455r).Papeles varios, p. 1); «Apología por las Soledades de Don Luis de
Góngora contra el Antídoto de Don Juan de Jáuregui» (BUS, ms. 2123, f. 1r).Antídoto, Rico García (2002: XXIII-XXIV) se enfrenta a
cuestiones relativas a la paternidad del opúsculo de Jáuregui, definiendo el anonimato
de su autor como un ‘secreto a voces’ y reconociéndoles a los copistas un papel
sumamente activo: «Solo tres de los manuscritos que han conservado el Antídoto llevan una indicación sobre el autor: en el 3965 de la B.N.M. se
puede leer bajo el título: “Por don Juan de Jáuregui, Cavallero sevillano”; en el 250
de la Biblioteca Universitaria de Zaragoza aparece: “Compuesto por don Juan de
Jáuregui”; y el manuscrito 612 de la Biblioteca Municipal do Porto indica
lacónicamente: “Don Juan de Jáuregui”. Estas referencias son obra de copistas, ya que
de lo contrario otros manuscritos mejores de la tradición textual del Antídoto no hubieran omitido una información tan importante. Que se divulgara
anónimamente no es un signo peculiar de la obra, sino una necesidad. Se trata de un
rasgo convencional de este género de escritos polémicos. […] A pesar de su difusión
anónima, la autoría del Antídoto era conocida por todos los
participantes en la polémica. Jáuregui era el primer interesado en demostrar su
ingenio y darlo a conocer ante los círculos literarios».Antídoto y la heterogeneidad de las lecciones nos inducen a considerar esa
atribución como un añadido espurio de los amanuenses.
Lo que despierta mayor interés y curiosidad es, sin duda, la elección del sustantivo
‘examen’, que el Tesoro de Covarrubias define como «la diligencia
particular que se hace para averiguar la verdad de alguna cosa. [...] En todas las
ciencias, disciplinas, facultades, artes liberales y mecánicas, hay examen para aprobar
a los que las profesan, o reprobarlos: y este acto riguroso les hace estudiar y trabajar
para dar buena cuenta de sí». Dicha etiqueta, que parece acomodarse mejor a tratados de
asunto médico-científico, jurídico o teológicoExamina del médico ferrarés Antonio Musa Brasavola, entre los cuales destaca
el Examen omnium simplicium medicamentorum (1544); el Examen Plagae Regiae (1610) del teólogo holandés Martin van de Beek (Martinus
Becanus); el Examen et refutatio assertionum Iesuiticarum Laurentii
Arturi Fauntei, Posnaniensis Iesuitae, de Ordinatione ac Vocatione Ministrorum in
Ecclesiis reformatis (1591) del alemán Aegidius Hunnius; el Examen
Theologicum (1570) de Tilemann Heshusius; y, por fin, el Examen de
ingenios para las ciencias (1575) de Juan Huarte de San Juan.Antídoto.
El uso del término ‘apología’ delata, en cambio, la dimensión internacional de la
cultura de Fernández de Córdoba, habida cuenta de que evoca varios de los textos más
relevantes de los debates italianos del Siglo de OroCommedia de Dante, el
Furioso ariostesco, la Gerusalemme de Tasso y el
Pastor fido de Guarini. Para profundizar en estas batallas
literarias, véase Weinberg (1961).ApologiaApologia
di Mons. Alessandro Carriero padovano contra le imputationi del Sig. Belissario
Bulgarini sanese. Palinodia del medesimo Carriero, nella quale si dimostra
l’eccellenza del Poema di Dante, in Padova: presso Paulo Meietto, 1583.Commedia del Dante, o
la Apologia contra l’auttor del VeratoApologia contra l’auttor del Verato, di quanto egli ha detto in
un suo Discorso delle Tragicomedie e delle Pastorali, Padova: Paolo Meietti,
1590.Examen–; amén de las de Annibale CaroApologia de gli academici di Banchi di Roma contra M. Lodovico Castelvetro
da Modena, Parma: in casa di Seth Viotto, 1558.Apologia di Giovanni Battista
Liviera contro el eccellente Sig. Faustino Summo... intorno alle Tragedie di lieto
fine (1590), escrita por Liviera para salvaguardar su obra, el Cresfonte, de los dicterios que Faustino Summo enderezó contra las tragedias
faltas de final desastrado: Due Discorsi. L’uno intorno al contrasto tra
il Signor Speron Speroni e il Giudicio Stampato contra la sua Tragedia di Canace e
di Macareo, et l’altro della Nobiltà, dell’eccellente Signor Faustino Summo
padoano (1590).Apologia di Dante (1575) de
Sperone Speroni, la de Giovanni Savio a favor del Pastor fidoApologia di Gio. Sauio venetiano, dottor, in
difesa del Pastor fido, tragicomedia pastorale del molto illustre sig. cavalier
Battista Guarino (1601).Gerusalemme liberataApologia del S. Torquato Tasso in difesa della sua Gierusalemme
Liberata, in Mantoua: per Francesco Osana, 1585.
La fortuna del marbete, que se conserva de manera bastante fiel en la mayoría de los
testimonios, estriba quizá en su fuerza expresiva, ya que se ajusta como un guante a la
naturaleza dúplice de este documento: por un lado, un libelo, en forma de epístola, cuyo
espíritu crítico aspira a señalar los límites y debilidades de la censura de Jáuregui;
por el otro, un papel apologético que, bajo el pretexto de demostrar lo arbitrario de
los ataques del hispalense, se afana en disculpar con rotundos argumentos tanto las Soledades como los principios estéticos e ideológicos de los «nuevos y
peregrinos modos» de Góngora.
Si atendemos a los datos fruto del cotejo de los manuscritos conservados, las
noticias relativas al autor se antojan bastante proteicas. El ms. BNE 3906, de hecho,
es el único que atribuye el Examen a Francisco Fernández de Córdoba,
abad de Rute, reconocido hoy de forma unánime como su responsable. El ms. BNE 3803 y
los mss. 2006 y 2123 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca recogen, en cambio,
nombres distintos: el licenciado Cristóbal de Salazar Mardones, el primero; el doctor
Francisco de Amaya, los dos códices castellanos.
En cuanto a la atribución a Salazar Mardones, Orozco Díaz imputó dicho error a un
desliz del escriba del manuscrito madrileño: el comentarista «copió algunos trozos de
él y lo utilizó con frecuencia en su Ilustración y defensa de la Fábula
de Píramo y Tisbe»Pólemos, coordinado por Mercedes Blanco y auspiciado por el
laboratorio OBVIL (Observatoire de la vie Littérarie) de la Universidad de París IV
(París-Sorbonne): http://obvil.sorbonne-universite.site/corpus/gongora/. Ilustración de
pasajes tomados del Examen a pies juntillas, concluyendo que «his
discurso is nothing more than a patchwork of passages lifted from
others»
Por lo que atañe a la falaz paternidad de Amaya, jurisconsulto y catedrático de la
Universidad de Salamanca, hay que reparar en dos circunstancias decisivas: por una
parte, la difusión en la ciudad del Tormes de un ejemplar del Antídoto anotado de puño y letra de este erudito, con la colaboración de
Sebastián de Herrera y RojasExamen, ratifica la
impropia atribución a Francisco de Amaya.Soledad primera que Amaya escribiría durante el
verano de 1615 y que, si bien no terminó –según nos informa en una carta a Pellicer de
1630in spongiam incubuit.
Fui el primero que tomó a su cargo la defensa, después escribió don Francisco de
Córdoba otra Apología, pero todo siguió aquella mala estrella de
la obra principal. Ahí le envío a vuestra merced un pedazo de el?? borrador, que
nunca llegó a verse vestido de limpio; lo que se sigue [está] en verdad tan
estropeado, que no me atreveré a enviallo si no es trasladándolo, y para cosa mala
basta un poco» (Iglesias Feijoo 1983: 181-182).Antiantídoto, se hallan en las Epístolas satisfactorias y en la Égloga fúnebre del
licenciado Martín de Angulo y PulgarEpístolas satisfactorias contra lo que había
escrito Cascales acerca de la poesía de Góngora, incluye otra relación de adictos a
su poesía, en la que, tras citar los comentarios del abad de Rute y de Díaz de
Rivas, añade: “como la primera [Soledad] el señor don Francisco de
Amaya, oidor de Valladolid, y todos tres respondieron doctos y eruditos al discurso
de cierto discurso contra ellas”, i.e., contra el de Jáuregui. El
mismo Angulo y Pulgar, en su Égloga fúnebre a D. Luis de Góngora
(1638), vuelve a relacionar a los devotos del poeta y menciona en dos ocasiones a
“el Doctor don Francisco de Amaya (siendo colegial en Osuna) que hoy es oidor de
Valladolid”, precisando la segunda vez que nuestro hombre fue el primer comentador
del cordobés: “el Doctor don Francisco de Amaya (que fue el primero) la primera Soledad”» (Iglesias Feijoo 1983: 175). La edición más reciente de
las Epístolas satisfactorias se debe a Juan Manuel Daza Somoano
(Angulo y Pulgar 2018).Segundo tomo de las obras de don Luis de Góngora comentadas
por don García de Salcedo Coronel, Madrid: Diego Díaz de la Carrera, 1644, p.
617-618). Jammes sugiere que el error del copista del ms. 2006 de la Biblioteca
Universitaria de Salamanca –y de su descriptus– obedeció
precisamente a la citada observación de Salcedo Coronel: «Le manuscrit 2006 de la
Bibliothèque universitaire de Salamanque (voir plus loin la description sommaire de
ce manuscrit) l’attribue à Francisco de Amaya, en se fondant sur une remarque de
Salcedo Coronel dans son commentaire aux sonnets CXL et CXLI (Segundo*?? tomo de las obras de Don Luis de Góngora
comentadas..., p. 617 et 620). Même attribution à Amaya dans le manuscrit
2123 de la même bibliothèque (ex 833 du Palais- Royal), qui n’est qu’une copie
tardive du précédent. L'attribution à Amaya manque de fondement, car Salcedo se
borne à dire qu’il écrivit une «docta defensa...contra el Antídoto», sans donner
d’autre précision. Si Francisco de Amaya était l’auteur de l’Examen del
Antídoto, on devrait s’en apercevoir en comparant ce traité aux notes
marginales de Francisco de Amaya, que je publie à la fin de cet article: or il n’y a
pratiquement aucun trait commun entre les deux» (Jammes 1962: 194, nota 4).
Del licenciado Juan de Aguilar tuve carta ahora, y con ella un libro y un regalo de bizcochos. Avísame de que le habían dicho que el doctor Amaya, colegial mayor en Salamanca, había hecho ahí imprimir lasSoledadesde don Luis, con el comento y defensa que él les hizo, y enviome un epigrama latino que había el mismo Juan de Aguilar hecho a la muerte de Juan Baptista de Mesa, el escribano de Antequera y no mal poetaEl texto de esta carta, fechada el 27 de julio de 1620, y de otras misivas de Fernández de Córdoba a Pedro Díaz de Rivas se citan a partir de la transcripción de Alonso (1975: 48). .
Ahora bien, aclarado ya el origen de las erróneas atribuciones a Salazar Mardones y
Francisco de Amaya, la autoría del abad de Rute, documentada por el ms. BNE 3906,
queda confirmada por evidencias textuales: la repetición de fuentes y ediciones
empleadas tanto en el Examen como en el Parecer de don
Francisco de Córdoba acerca de las Soledades, a instancia de su autorParecer se debe a
Muriel Elvira (Fernández de Córdoba 2015). Entre los ejemplos más llamativos de
dicha coincidencia de ediciones, bastará observar que tanto en el Parecer como en el Examen se citan fragmentos de las
latinizaciones de la Retórica y de la Poética
aristotélicas en el haber de Jorge de Trebisonda y Alessandro Pazzi de’ Medici,
respectivamente; y de la traducción de la Geografía de Estrabón a
cargo de Wilhelm Holtzman (Guilielmus Xylander). A propósito de las fuentes del abad
de Rute, véase el apartado 5 de la presente edición.usus scribendi de ciertas locucionesHistoria y descripción de la antigüedad y descendencia de la Casa de
Córdoba de Fernández de Córdoba: «...Muley Hamet, o ya temeroso de la
venganza, o ya como queda dicho de la insolencia turquesca, o tirado de la libertad
africana, tratase de hacerse vasallo del Emperador y lo obtuviese por medio como
cosa que le tornaba a cuento a la cristiandad y a la seguridad de Orán» (Fernández
de Córdoba 1954-1972: 475). El texto de la Historia de la Casa de
Córdoba, trunco e inédito, puede consultarse en los números 70-92 del Boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y
Nobles Artes, Córdoba (Fernández de Córdoba 1954-1972). Infra
La respuesta delAntídotovoy trasladando. Fáltame poco, y espéranla muchos en este lugar, que han tenido noticia de ella y alguna esperanza de mi pluma. Nadie la ha visto fuera de Juan de Villegas, el gobernador de Luque, a quien leí un pedazo, y el Doctor Andrés del Pozo y Ávila, cura de la Ventosa, que acertó a estar aquí, hombre muy versado en letras humanas y gran poeta, amigo antiguo mío, de Granada y Roma. Y aunque no tenía en muy buen concepto el modo de componer moderno de nuestro don Luis, le formó mejor después de oída mi defensa. En acabando de trasladarla yo, se hará[n] otros traslados y participarán de ella los amigos, que los muchos que hay en este lugar legos no me dan lugar a darme de todo punto a las letras y a los que tratan de ellasAlonso (1975: 35). .
La «respuesta» aludida coincidiría precisamente con el Examen del
Antídoto, del cual, recién terminado, se sacaron varias copias para que
pudieran disfrutarlo otros doctos lectores, además de Andrés del Pozo y Ávila, con
quien el abad de Rute hubo de coincidir durante su estadía granadina.
A esta epístola se suman otros papeles que, diseminados por distintos documentos de
la época, corroboran, cuando menos, que Fernández de Córdoba se pronunció a favor de
Góngora. Se trata, en primer lugar, de una carta del ya citado Francisco de Amaya
destinada a José de Pellicer, donde el catedrático salmantino asevera: «La apología de
don Francisco de Córdoba no la tengo, prestela y quedáronse con ella; quien pienso que
la tiene es el padre fray Francisco de Cabrera, de la orden de san Agustín, que vive
en Antequera, que es una persona muy curiosa de estas cosas»
Otro testimonio recicla varios párrafos de las Epístolas
satisfactorias de Angulo y Pulgar, uno de los más nutridos elencos de los
apologetas de don Luis:
No me quiero defender del riesgo, por no faltar al afecto de estas obras, por quien me juzga vuestra merced
sectario. Y si lo fuere o tenido por tal, será en Madrid en compañía del duque de Sessa, conde de Lemos, Castro y Villamediana, marqués de Ayamonte, el príncipe de Esquilache, Pedro de Valencia (que bastaba solo) y el doctor don Agustín Collado, el señor don Lorenzo Ramírez de Prado, el padre Hortensio Félix, don José Pellicer. En Córdoba, Manuel Ponce, Luis de Cabrera, don Francisco de Córdoba, abad de Rute, y licenciado Pedro Díaz de Rivas, que le comentó elPolifemoySoledades, como la primera el señor don Francisco de Amaya, oidor de Valladolid, y todos tres respondieron doctos y eruditos al discurso de cierto discurso contra ellasAngulo y Pulgar (2018). Además de la edición digital de Daza Somoano, acerca de este fragmento véase Osuna Cabezas (2014b: 37-53). .
Por último, merece atención la lista manuscrita de devotos de Góngora redactada por
Vázquez Siruela y un anónimo colaboradorAntídoto»
Ahora bien, si los documentos citados hasta aquí apenas confirman la existencia de
una apología a cargo de Fernández de Córdoba, sí que prueba la hermandad de esta con
el Examen la información suministrada por el autor del Contra el Antídoto y, a todas luces, recopilador del ms. BNE 2726Contra el Antídoto: «Todo apunta de forma inequívoca, en efecto, a
que el autor del Contra el Antídoto es el compilador que ha
reunido los materiales que se incluyen en el BNE, ms. 3726. Es también el autor de
la décima Contra el Antídoto que don Juan de Jáuregui hizo contra las
Soledades. Décima: “Antídoto ha intitulado / a su crítica escritura…”, además
de Cierta nota de cierto advertente a este examen, que encabeza la
Apología por una décima. Es lo que se infiere de las
observaciones autorreferenciales que el texto del Contra el
Antídoto ofrece».
Así vuestra merced ha servido de darle el vejamen al señor don Luis, que de esto ha servido suAntídoto, con lo cual ha quedado más honrado, calificado y conocido por muy eminente en su facultad; y lo que es más de ponderar: que no ha hablado palabra ni ha querido tomar la pluma para mostrarle a vuestra merced que los que dijo fueron disparates que a todo el mundo son notorios. Ya que él no lo ha hecho, lo han hecho otros buenos ingenios, como es el señor don Francisco de Córdoba, abad de Rute y racionero de la Santa Iglesia de Córdoba, singular ingenio versado en muy aventajadas letras, grande humanista y muy docto y versado en poesías, como se podrá ver en su escrito, a quien intitulóExamen del Antídoto, que adelante se podrá leer, en que responde con agudeza a todas sus sofisterías de vuestra mercedCitamos el texto del anónimo .Contra el Antídotoa partir de la referida edición de José Manuel Rico García (2016).
Las ideas espigadas en el Contra el Antídoto despejan cualquier
género de duda: tras su primera intervención en la polémica –el ParecerParecer evidencia que dicha carta no fue el primer texto que Fernández de
Córdoba remitió a Góngora, ya que el poeta debió de consultar al abad a propósito de
la Canción a la toma de Larache y el Polifemo,
antes incluso de enviar sus Soledades a Pedro de Valencia. Escribe
Elvira en su edición del Parecer: «Descubrimos, en efecto, que
Góngora hizo llegar a Francisco Fernández de Córdoba la Canción a la
toma de Larache y el Polifemo, antes de consultar a Pedro
de Valencia sobre sus poemas. El abad de Rute le contestó por escrito, puesto que su
opinión circuló y fue comentada y criticada por otras personas. Se perdió la
correspondencia entre Góngora y el abad de Rute de fecha anterior al documento que
editamos, pero sabemos de su existencia por el propio Fernández de Córdoba: “A lo
primero [ver las Soledades] obedecí con muy buen gusto, pero no a
lo segundo [dar mi parecer], porque tengo, y no sin fundamento, por tan sospechosas
y mal acreditadas para con vuestra merced mis advertencias como mi silencio. De éste
[el silencio] hice prueba en la Canción al Larache, donde se juzgó
por culpable en mí lo que otros advirtieron del ‘si, no’ demasiadamente frecuentado.
De aquéllas [las advertencias] en lo que, por mandado de vuestra merced, advertí
acerca del Polifemo, en que, diciendo (Dios me es testigo)
sinceramente mi sentimiento, con notar lo que pudiera, a mi parecer (por ventura mal
fundado) reformarse, vuestra merced, por algunas razones que debe tener, dimisso ablegatoque consilio, siguió su dictamen”. El abad de Rute
expresa sin rodeos su decepción de que Góngora no aprovechara mejor su primera
contribución al debate …» (Fernández de Córdoba 2015). Antídoto –la Apología por una décima del autor de
las SoledadesApología por una décima
supone la respuesta categórica de Fernández de Córdoba a una breve apostilla con la
que Jáuregui había abrochado su Antídoto. En ella, ponía en solfa
el empleo del verbo ‘apologizar’, con el sentido de ‘criticar’, en algunas décimas
compuestas por Góngora para confutar las primeras saetas fruto de la circulación de
las Soledades. El texto de la Apología lo
publicó Gates (1960: 144-151), escoltando así a su edición del Antídoto de 1960. Para un análisis más exhaustivo, remitimos a Roses Lozano
(1994: 33-36) y, sobre todo, a Daza Somoano (2008: 77-88).Examen del Antídoto o Apología por las
Soledades de don Luis de Góngora contra el autor del Antídoto.
Los escasos datos biográficos acerca de Francisco Fernández de Córdoba –así como la
información relativa a su familia y prosapia– se extraen principalmente de sus dos
obras más conocidas –la Didascalia multiplex (1615) y la Historia y descripción de la antigüedad y descendencia de la Casa de
Córdoba– y se recogen en la Bibliotheca Hispana Nova de
Nicolás AntonioCf. Moya
del Baño (1986: 437-438).Parecer (Fernández de Córdoba 2015: apartado 2), y a Elvira (2014 y
2016).
Epígono del Humanismo español, Fernández de Córdoba nació alrededor de 1565 en Baena (Córdoba). Hijo ilegítimo de Luis Fernández de Córdoba, menino de Felipe II y gentilhombre de boca del príncipe don Carlos, se benefició de los honores destinados a los herederos de su noble linaje. Condicionado por su bastardía, tomó los hábitos y llegó a ser racionero de la catedral de Córdoba y abad de Rute, recibiendo este título con derecho a suceder a Fernando de Córdoba y Cardona, primo lejano suyo, quien murió probablemente unos dieciséis años más tarde después que nuestro autor.
Según se deduce de la Historia de la Casa de Córdoba –en la que el
abad despliega su colosal erudición a la hora de reconstruir la genealogía de los
Fernández de Córdoba desde su activa participación en la Reconquista–, se educó en
GranadaCf. Fernández de Córdoba (2015: nota 16).Cf. Fernández de Córdoba (2015: apartado
2).caput mundi hasta el período comprendido entre 1600
y 1603.
A su regreso a España, se consagró de lleno a la república de las letras: debutó
tomando parte, junto a Góngora, en unos certámenes poéticos celebrados en Córdoba con
motivo de la beatificación de san Ignacio (1610). Se conocen, asimismo, un soneto en
italiano, impreso como paratexto en la Antigüedad y excelencias de
Granada (1608) de Francisco Bermúdez de Pedraza, y un epigrama en latín
aparecido en el De arte rhetorica (1611) de Francisco de Castro.
Debió de escribir también otro epigrama, corregido por el licenciado Juan de Aguilar,
y un tratado sobre la vida de San Matías –ambos mencionados en sus
epístolas a Díaz de RivasCf. Roses Lozano
(2007: 146) y la introducción de Elvira a Fernández de Córdoba (2015). Véase
asimismo Elvira (2016).Parecer,
una silva titulada PrometeoSoledades: «Viniendo, pues, en particular a lo que juzgo de las Soledades, hálloles tanto bueno que no sé por dónde comience a loarlas, ni
por dónde acabe, porque, habiendo sujeto capaz de ponderación inmensa, me sucede lo
que a Teócrito cuando en el Eydilio 17 a Ptolomeo Filadelfo dijo:
“Arboribus densam veniens signator in Idam, / anxius ingentis circumspicit omnia
silvae, / unde opus incipiat, quae primo justa labori / causa sit: haud alia mentem
ratione fatigat / nunc mihi materiae pondus grave fine carentis”; que después imitó
Policiano en la Manto: “Unde ego tantarum repetam primordia
laudum? / Aut qua fine sequar? Facit ingens copia laudis [sic] / ancipitem [sic].
Sic frondifera lignator in Ida, / stat dubius, vastae quae primum robora sylvae /
vulneret”; y yo imité de ambos en mi silva Prometeo» (Fernández de
Córdoba 2015).
Primera entre sus obras mayores fue la Didascalia multiplex,
«miscelánea de erudición en latín, que pertenece al género de las variae
lectiones»Origen y principio de la lengua castellana o romance que hoy se usa en España
(1606). Por aquellas calendas, a principios de 1614, el abad acometería la redacción
de su Parecer, carta de carácter semi-público para satisfacer las
demandas de Góngora. Como se ha dicho, a esta primera intervención en la querelle, le siguieron, probablemente a finales de 1615, la Apología por una décima del autor de las Soledades, y, en 1617, el Examen.
Durante los últimos años de su vida, dejó al margen los empeños poéticos y se dio
–casi en exclusiva– a la lectura de los historiadores españoles, desarrollando una
intensa actividad investigadora en los archivos de Baena, Lucena y la catedral de
Córdoba, cuya consulta era del todo necesaria para la composición de su Historia de la Casa de Córdoba, que dejó inconclusa unos meses antes de morir,
el 26 de julio de 1626.
La ausencia de datos explícitos –en los testimonios que recogen la obra, así como en
los demás escritos de la polémica gongorina– nos obliga a bosquejar la cronología del
Examen a partir de la reconstrucción de la fecha de redacción y
difusión del Antídoto de Jáuregui. Aunque la crítica haya formulado
diversas hipótesis, los estudiosos coinciden hoy de forma unánime en fechar el opúsculo
del sevillano en 1615. Según esta postura, defendida por Jammes y, más tarde, por Rico
García, Jáuregui debió empezar a escribir su obrita ya en 1614 –quizá inspirándose en la
amistosa regañina del ParecerParecer
y el Antídoto.Cf. Rico García (2002: XXII).Antídoto se difundió durante el verano de ese mismo
añoAntídoto contra la pestilente poesía de la ‘Soledades’, aplicado a su autor para
defenderle de sí mismo. Me parece inverosímil la fecha que E. Orozco asignó a
este panfleto (mediados del año de 1616), y que D. Alonso terminó por adoptar, después
de haber mantenido mucho tiempo la de 1614, que sigo considerando la única posible. El
soneto de Góngora ‘Restituye a tu mudo horror divino’, fechado por Chacón en 1615,
indica que durante el verano de 1615 el Antídoto circulaba ya en
Andalucía, puesto que el jurisconsulto Francisco Pérez de Amaya estaba redactando una
respuesta» (Jammes 1994: 618-619).Antiantídoto referido– y Fernández de Córdoba.
Dicha conjetura parece la más plausible e invita a concluir que el Examen no pudo aparecer antes de 1615, justo cuando Fernández de Córdoba andaba
inmerso en la redacción de la Apología por una décima y en la
publicación de su Didascalia multiplex. Lo cual, por otra parte, se
deriva también de una serie de noticias del abad acerca de algunos de los «hombres de
marca mayor» que, según se afirma en el Examen, «han loado y aprobado
por escrito y de palabra el poema de las Soledades»:
Pues quiero darle por postre otros que no solo por la calidad de su sangre generosa, sino por la de sus ingenios, pudieran darse muy por principio: el duque de Sesa, Gran Almirante de Nápoles; el duque de Feria, virrey de Valencia; el conde de Lemos, presidente de Italia; el conde de Castro, duque de Taurisano, virrey de Sicilia; el príncipe de Esquilache, virrey del Perú; el conde de Salinas; el conde de Villamediana; el marqués de Cerralbo. Que de todos estos señores tiene aprobación el poema de lasSoledades, y sabe vuestra merced que «principibus placuisse viris non ultima laus est».
En virtud de su análisis de este párrafo, fue Millé Jiménez quien sugirió datar la
redacción del Examen entre 1616 y 1618, constatando, en particular, la
imposibilidad de que antecediera a la investidura de don Pedro Fernández de Castro
Andrade y Portugal, VII conde de Lemos, como presidente del Consejo Supremo de Italia,
en julio de 1616:
Don Francisco de Córdoba, abad de Rute, escribió contra él [elAntídoto] ciertoExamen del Antídoto, publicado por el Sr. Artigas, en el cual se menciona, entre otros personajes, al duque de Feria, virrey de Valencia, que lo fue hacia 1615-1618, al conde de Lemos, presidente de Italia, que ocupó este cargo al regresar a España en 1616, y cayó en desgracia en 1618, al conde [de] Castro, virrey de Sicilia, que desempeñó funciones de tal desde 1616 a 1622, y al príncipe de Esquilache, virrey del Perú desde 1615-1616 hasta 1621, pero no había sido propuesto para dicho cargo en 1614. Todo ello demuestra que elExamense escribió entre 1616 y 1618, y elAntídotoes naturalmente anterior a élMillé Jiménez (1926: 129-130). .
Los concisos y bien fundados argumentos de Millé Jiménez resultan incontrovertibles y
obligan a fijar como terminus post quem para la escritura del Examen el verano de 1616Soledades, adelantó a 1614 tanto la composición del
Antídoto como la del Examen. Las conjeturas de
Alonso se fundaban principalmente en dos factores: por un lado, el hecho de que
algunos de los versos gongorinos traídos a colación en el Antídoto
no coincidían con los de la versión definitiva de la Soledad
primera, sino con los de una redacción intermedia entre esta y la primitiva; por
otro, la ausencia de citas procedentes de la Soledad segunda. Hubo
que esperar hasta 1961, coincidiendo con el hallazgo del ms. 66 de la Biblioteca del
Duque de Gor (el ms. R. 6454, sign. 18/10/11 de la Biblioteca de la Fundación
Bartolomé March de Palma de Mallorca), que recogía varios textos de la polémica
gongorina hasta entonces inéditos, para que Orozco Díaz (1961: 75-101) avanzara otra
propuesta que invitaba a reconsiderar toda la cronología de la primera fase de la querelle sobre las silvas de don Luis y, por ello, a retrasar la
escritura del Examen al menos un par de años: «hemos encontrado en
sus varios textos inéditos una serie de datos que permiten rectificar la cronología
admitida en lo referente a la difusión y polémica de las Soledades.
En relación con el punto que aquí especialmente nos interesa, podemos afirmar que el
Antídoto no pudo aparecer hasta después del 16 de enero de 1616.
Esa fecha corresponde a una carta de otro encubierto amigo de la Corte –de la que no
teníamos ni referencia– en la que se contesta a la conocida de Góngora, escrita como
réplica a la que le fue dirigida con aparencia de amistad atacando a las Soledades. También sabemos con exactitud las fechas de estas dos cartas, que
se creían de 1613 o 1614 y corresponden al año siguiente. La carta madrileña es del 15
de septiembre de dicho año y la de Góngora del día 30. Además, nos encontramos con
otra carta, debida al poeta amigo de Góngora, don Antonio de las Infantas […], que
completa los argumentos de defensa y ataque de la escrita por el maestro. Está fechada
quince días después. A estas dos conjuntamente contesta la carta que hemos citado de
16 de enero de 1616» (Orozco Díaz 1961: 99).Antídoto y se
dispondría a escribir su respuesta. Como se desprende de la misiva granadina del 25 de
julio de 1617, tardaría casi un año en llevar a término su comentario, puesto que en
esta carta el abad de Rute informaba a Díaz de Rivas acerca de la finalización de su
empresa.
La obra, en efecto, debió de difundirse entre los aficionados a Góngora y sus
detractores antes de septiembre de ese mismo año, fecha a la que remonta la epístola que
Lope dirigió a su mecenas, y sobrino de Fernández de Córdoba, el duque de Sessa, en la
que se alababa el Examen de esta guisa: «La [materia] de este libro es
notable, y el autor debe haber querido darse a conocer por él, más que decir lo que
siente; creo que ha de levantar alguna borrasca porque el Jáurigui sabe y no sufre»Soledades no puede ir porque se está trasladando para Madrid, de
donde me sacan la vida, que el original bien ve vuestra merced que no es bien fiarle
de caminos, y que se me pierda con lo demás que anda con él» (Alonso 1975: 48). Infra 1
Infra 2Discursos apologéticos
(1618)Discursos
de Pedro Díaz de Rivas se debe a Gates (1960: 35-67), quien transcribió la versión
conservada en el ms. BNE 3726. Véanse al respecto Gates (1960: 9-30) y Roses Lozano
(1994: 44-46).Anotaciones y defensas (1616-1620)Anotaciones y
defensas a la Canción de la toma de Larache. Acaban de rescatarse, gracias a
Romanos y Festini (2017), las Anotaciones a la Segunda Soledad de
Díaz de Rivas. Para un análisis de las Anotaciones, véanse los
trabajos de Romanos (1983: 435-447, 1986: 373-382 y 1989: 582-589).Soledad primera, ilustrada y defendida (1620) del anónimo
antequeranoIlustración y defensa de
Cristóbal de Salazar Mardones.
En su propósito de defender a Góngora de las invectivas de Jáuregui, el Examen –digno producto humanista de un ávido lector de Aristóteles, Cicerón,
Quintiliano y otros «maestros del bien decir»– se configura como una verdadera oración
que, alternando los géneros oratorios aristotélicos (iudiciale,
demostrativum y deliberativum)Examen predomine el discurso
demostrativo, las incursiones en lo deliberativo y, sobre todo, en lo judicial
menudean a cada paso, y se concretan en el empleo insistente de los verbos ‘culpar’ y
‘condenar’, además de en varias fórmulas jurídicas: «La acción que aquí se describe
fue, sin duda, en la primavera, pero distingue tempora et concordabis
iura»; «Condenado está en vista y revista por jueces de autoridad: no hay sino
apelar por última instancia con las mil y quinientas para la razón»; «de que hago
testigos y jueces a los oídos aún más apasionados contra su autor». Por otra parte, no
sorprenderá que, en el Examen, coexistan los tres géneros
discursivos, puesto que la misma co-presencia de estilos caracteriza el Antídoto de Jáuregui. Cf. Rico García (2002:
XXX-XXXI).Antídoto, obedece a los cánones de la retórica y se divide en cuatro partes
principales, lógicamente dispuestas: exordium, propositio,
argumentatio y peroratio.
El exordio resulta muy conciso. Fernández de Córdoba hace gala de su ironía ya desde el
principio, movido por la necesidad de ganarse la simpatía del lector mediante el motivo
del genus turpe. Así, le da a probar a su adversario de su propia
medicina. De ahí que el Antídoto se describa en estos primeros
renglones como un conjunto de «trapos» que por su ‘fragancia’ informan de la malicia de
su autor («que aun de las ninfas de Tagarete pudieran ofender las narices por lo
odorífero, como por lo asqueroso los estómagos»).
Al igual que el texto del sevillano, el Examen carece de una narratio propiamente dichaAntídoto, véase Rico García (2002: XXX-XLII).exordium y la argumentatio,
Fernández de Córdoba yuxtapone una sucinta propositio para fijar el
objeto de su defensa: «Y pues se tiene vuestra merced por tan puesto en razón, estemos a
ella los dos, y verá la poca que ha tenido en querer encenagar como a puerco al autor de
las Soledades». Sigue a continuación un largo excurso en el que –como
queda dicho– el abad examina punto por punto las saetas de Jáuregui a fin de refutar
«con autoridad, con ejemplo y con razón sus sinrazones». Para ello, el erudito opta por
un esquema fijo, e incluso férreo, que admite raras excepciones o variantes:
Tras poner no pocos puntos sobre todas y cada una de las íes del Antídoto, el Examen se cierra con la promesa –en principio
incumplida– de una segunda parte, más larga y ajustada, y con una retadora peroratio en la que Fernández de Córdoba transcribe un puñado de versos en latín
macarrónico de la Zanitonella de Teofilo FolengoBaldo, publicada en 1517, al que le siguieron el poema en octavas Orlandino (1526), obras religiosas, tragedias y algunos escritos menores, como
la Moscheide y la Zanitonella, citada por nuestro
autor.Bucólicas que el abad
endereza ahora contra el opúsculo del sevillanoCf. la nota infra.
En sus valiosos trabajos, Muriel Elvira ha acometido ya la ardua empresa de reconstruir
la amplísima biblioteca que don Francisco debió consultar para la redacción de sus obras
más significativas: el Parecer, la Didascalia
multiplex, el Examen del Antídoto y la Historia de
la Casa de CórdobaParecer (Fernández de
Córdoba 2015), así como a Elvira (2014, 2016, 2018a y 2018b).
En la mayoría de estas cartas, Francisco Fernández de Córdoba contesta a las preguntas de Díaz de Rivas, le da referencias bibliográficas precisas para que pueda completar «sus estudios», relee y corrige sus libros, con una amistosa severidad, que combina exigencia científica y mensajes de aliento. A cambio, Díaz de Rivas se ofrece para comprar libros y facilitarle informaciones sobre las «novedades» y los «libros curiosos» que han salido en las librerías de Córdoba, donde residía. Las cartas ofrecen entonces una doble fuente de información sobre la biblioteca del abad de Rute: a través de los pedidos de libros que el abad de Rute remite a Díaz de Rivas nos enteramos de qué libros adquirió; y, por otra parte, las respuestas del abad de Rute a las preguntas de erudición de Díaz de Rivas o sus correcciones nos revelan qué libros Francisco Fernández de Córdoba ya tenía a su disposición en su biblioteca personal de RuteElvira (2016). .
La lista se antoja copiosa y variada, y da noticia de un rico abanico de textos que van desde la poesía y la retórica hasta la teología, la filosofía, la historia, la geografía, el derecho, etc. Pese a la entidad de la labor de Elvira, ya de por sí lo suficientemente exhaustiva como para comprender el alcance de la curiosidad de nuestro autor, es oportuno hermanar aquí, en la medida de lo posible, los resultados de sus investigaciones con los datos que se coligen del texto que nos ocupa, compilando en estas páginas todas –o casi– las fuentes de la apología del abad de Rute, sus autoridades, y cuando nos resulta factible, las ediciones manejadas.
La aplicación de un método riguroso –como el descrito en el apartado anterior– y la
necesidad de acopiar gran acervo de ejemplos espigados en autores clásicos y modernos
debió de exigir a Fernández de Córdoba la consulta de multitud de textos y referencias
que, en efecto, taraceó dentro de su Examen. Dicha cornucopia invita a
dividir la biblioteca del abad en dos grandes secciones: por un lado, la de fuentes
antiguas, que incluye textos desde la tradición clásica hasta la latinidad tardía; por
el otro, la de autores modernos, que atesoraba obras del Humanismo y del Renacimiento en
lengua latina, sin desdeñar las italianas y las españolas.
El bloque más notable de la sección de fuentes antiguas consta de unos pocos escritos
de teoría literaria, los cuales dejaron profunda huella en las ideas de Fernández de
CórdobaExamen.
Se trata de la Poética y de la Retórica de
Aristóteles, de la Institución oratoria de Quintiliano y del Arte poética de Horacio. Por lo que atañe al Estagirita, Fernández de
Córdoba leyó, sin género de dudas, las traducciones de Jorge de Trebisonda y
Alessandro Pazzieditio
princeps. Solo cuando la trayectoria editorial de un texto resulte
particularmente compleja, se proporcionará información adicional al
respecto.
Más espinoso resulta determinar qué ediciones de Quintiliano y Horacio hubo de
consultar. Sin embargo, por lo que toca a la Institución oratoria,
una serie de coincidencias textualesInstitución oratoria, «plurimumque Homero similis», variante recogida en el
ejemplar parisino (Quintiliano, M. Fabii Quintiliani, oratoris
eloquentissimi, De institutione oratoria libri XII, Parisiis: apud Audoënum
Parvum, in via quae est ad D. Iacobum, sub insigni Lilii, 1549, p. 156), en lugar de
la lección más común: «et plerumque oratori similis» (Quintiliano 1970: p. 580). Infra
Respecto a Horacio, si en el Parecer se citaba el comentario de
Francesco Luigini al Arte poéticaOpera Q. Horatii Flacci Venusini, grammaticorum antiquiss. Helenii
Acronis, et Porphirionis commentariis illustrata, Basileae: apud Henrichum
Petri, 1555. Cf. Fernández de Córdoba (2015: apartado 5).Examen, el abad
cotejara también otras ediciones de la Epístola a los Pisones y, más
en general, de las obras completas del venusino. A este propósito, consideramos
probable que Fernández de Córdoba tuviera entre las manos una edición de Frankfurt que
data de 1600:
Esta tesis se apoya en una serie de coincidencias textuales, o sea, en el hecho de
que tanto en la edición alemana como en el Examen se documentan
algunas variantes del texto de Horacio que raras veces se dan (y, además, juntas) en
otros impresos: la sustitución de ‘credit’ por ‘credat’ en el verso «dicere credit
eos, ignave multa fatetur»Cf. Horacio, Quinti Horatii Flacci venusini poetae lyrici
Poemata omnia, rerum ac verborum locupletissimus Index, studio et labore Thomae
Treteri Posnaniensis collectus, et ad communem studiosorum utilitatem editus,
Francofurti: apud Andreae Wecheli heredes, Claudium Marnium et Ioannem Aubrium,
1600, p. 280. Infra 1 Infra 2Epístolas, lib. II, ep. 1,
v. 67); la lección ‘tandem, se inflans, sic’ en lugar de ‘tantum, sufflans se’ en el
verso «quantane? Num tantum, sufflans se, magna fuisset»Cf. Horacio, Quinti Horatii Flacci
venusini poetae lyrici Poemata omnia..., 1600, p. 225.Sermones, lib. II, sát. 3, v. 317); ‘tenueis’, en vez de ‘tenues’, en el verso
«utpote res tenues tenui sermone peractas»Cf. Horacio, Quinti Horatii Flacci venusini poetae
lyrici Poemata omnia..., 1600, p. 226.Sermones,
lib. II, sát. 4, v. 9); y, finalmente, la lección ‘cur’ en lugar de ‘cum’, en el v. 96
del Arte poética («Telephus et Peleus, cum pauper et exul
uterque»Cf. Horacio, Quinti Horatii Flacci venusini poetae lyrici Poemata omnia..., 1600,
p. 161. InfraHoratii Flacci venusini poetae lyrici poemata
omnia, Lugduni: apud Sebastianum Gryphium, 1551) y en la edición de dicho
índice de 1575 (Tomasz Treter, In Quinti Horatii Flacci venusini,
poetae lyrici, poemata omnia, rerum ac verborum locupletissimus index, studio et
labore Thomae Treteri posnaniensis collectus et ad communem studiosorum
utilitatem, nunc primum, editus, Antuerpiae: ex oficina Christophori
Plantini, architypographi regii, 1575). Infra
A los préstamos y fragmentos de los tratados de poética y retórica, que, según se ha
indicado, son el núcleo en torno al cual giran las razones de Fernández de Córdoba, se
acompaña en el Examen una cantidad considerable de citas sacadas de
los ingenios más acreditados del mundo clásico. Entre los latinos, destacan (por orden
alfabético) Apuleyo, Aulo Gelio, Catulo, Claudiano, Cicerón, Estacio, Julio César,
Juvenal, Lucano, Marcial, Marciano Capela, Ovidio, Persio, Plauto, Plinio el Viejo,
Séneca, Silio Itálico, Tácito, Tibulo, Varrón y, sobre todo, Virgilio. Todos ellos le
ofrecen al abad de Rute un corpus muy amplio de textos que anuncian la ‘licitud’ de la
poesía gongorina
Por lo que respecta a los griegos, Fernández de Córdoba alude (por orden de
aparición) a los poemas homéricos, a las Etiópicas de Heliodoro, a
la Ciropedia de Jenofonte, a la poesía de Píndaro y Heráclito, a la
Historia de la guerra del Peloponeso de Tucídides, a la Historia de los animales de Eliano, e incluso desliza por el texto del
Examen (por orden alfabético) latinizaciones de Diodoro Sículo,
Estrabón, Eveno de Paros, Luciano de Samósata, Orfeo, Platón, Plutarco, Teócrito y
TolomeoCf. la nota infra.
Por cierto, el examen de los pocos fragmentos embutidos en el Examen no permite descartar que Fernández de Córdoba se haya acercado a las
traducciones aquí mencionadas solo de forma indirecta, como ocurre, por ejemplo, con
las citas de los diálogos de Platón y del De dipsadibus de Luciano,
tomadas de los Adagios de Erasmo, que el abad versiona en un párrafo
acerca de la repetición de palabras:
La repetición, o es de cosas malas, o es de buenas: si de malas, mala será sin duda; si de buenas, buena y loable. Si yo tirara por lo espiritual, probara esto con el ejemplo del bienaventurado y glorioso san Juan, de quien refiere san Jerónimo que a sus discípulos cada día les predicaba unas palabras mismas: «Filioli, diligite alterutrum». Pero por lo temporal no es mal testigo Platón, que, en el
Filebo, dice: «Caeterum bene videtur proverbio dictum quod egregium sit, id iterum ac tertio in sermone repeti oportere»; y en elGorgia: «Atqui pulchrum aiunt ea quae pulchra sunt iterum ac tertio tum dicere tum considerare»; y lo propio repitió en los librosDe legibus; a quien citando y siguiendo, Luciano dijo: «Nulla satietas rerum honestarum».Δὶς καὶ τρὶς τὸ καλὸν, id est: «Iterum ac tertio, quod pulchrum est», subaudi «dicendum est». Usurpatur a Platone cum aliis in locis tum in
Philebo: Ἃ καὶ πρότερον ἐμνήσθημεν εὖ δ᾿ ἡ παροιμία δοκεῖ ἔχειν, τὸ δὶς καὶ τρὶς τό γε καλῶς ἔχον ἐπαναπολεῖν τῷ λόγῳ δεῖν, id est: «De quibus et ante meminimus; caeterum bene videtur proverbio dictum quod egregium sit, id iterum ac tertio in sermone repeti oportere». Idem inGorgia: Καὶ δὶς γάρ τοι καὶ τρίς φασιν καλὸν εἶναι τὰ καλὰ λέγειν τε καὶ ἐπισκοπεῖσθαι, id est: «Atqui pulchrum aiunt ea, quae pulchra sunt, iterum ac tertio tum dicere tum considerare». Rursum libroDe legibussexto: Λέγω δὲ καθάπερ εἶπον νῦν δή. Δὶς γὰρ τό γε καλὸν ῥηθὲν οὐδὲν βλάπτει, id est: «Dico autem quemadmodum modo dicebam. Nam nihil laedit, quod pulchrum sit bis dicere». Lucianus inDipsadibuscitans eundem Platonem: Κόρος, inquit, οὐδεὶς τῶν καλῶν, id est: «Nulla satietas rerum honestarum»Fernández de Córdoba debió de consultar una edición posterior a la colonesa de 1524 (Erasmo de Róterdam, .Epitome Chiliadum Adagiorum Erasmi Roterdami ad commodiorem studiorum usum per Hadrianum Barlandum conscripta, Coloniae: Hietorpius, 1524, p. 15v) que no transmite este párrafo. Cotejamos una edición póstuma que data de 1541: Erasmo de Róterdam,Adagiorum opus Des. Erasmi Roterdami, ex autoris postrema recognitione, Lugduni: Sebastianus Gryphius, 1541, p. 103. Traducimos la cita del latín: ‘Δὶς καὶ τρὶς τὸ καλὸν, es decir:Dos o tres veces, lo que es bello, se sobrentiendese debe decir. Lo repite Platón en varios lugares y también en elPhilebo: Ἃ καὶ πρότερον ἐμνήσθημεν εὖ δ᾿ ἡ παροιμία δοκεῖ ἔχειν, τὸ δὶς καὶ τρὶς τό γε καλῶς ἔχον ἐπαναπολεῖν τῷ λόγῳ δεῖν; es decir:Como recordaba antes: bien reza el proverbio, que lo que es honorable se debe repetirlo en palabras dos o tres veces. Lo mismo en elGorgias: Καὶ δὶς γάρ τοι καὶ τρίς φασιν καλὸν εἶναι τὰ καλὰ λέγειν τε καὶ ἐπισκοπεῖσθαι; o sea:Se dice que es bueno repetir y considerar dos o tres veces lo que es bello. De nuevo en el sexto libro delDe legibus: Λέγω δὲ καθάπερ εἶπον νῦν δή. Δὶς γὰρ τό γε καλὸν ῥηθὲν οὐδὲν βλάπτει; esto es:Digo lo que ya he dicho. La repetición de lo que es bello no es mala. Por último, Luciano en lasDipsadibus, citando a Platón: Κόρος, dice, οὐδεὶς τῶν καλῶν; es decir:Uno no se cansa de lo que es bello’. Infra
Capítulo aparte merecen una serie de tratados de gramática traídos a colación en el
Examen para defender a Góngora de los dicterios de Jáuregui
relativos al uso frecuente de la diéresis, denominada por él ‘división de la
sinalefa’. Al objeto de burlarse del zoilo sevillano y reprocharle así su error
terminológico, el abad separa los dos metaplasmos (sinalefa y diéresis), valiéndose
ahora de la autoridad de los gramáticos latinos. Para ello, desliza por su obra
definiciones tomadas (por orden de aparición) de los Institutionum
Grammaticae libri V de Sosípatro Carisio, el De oratione et
partibus orationis de Diomedes, el De ultimis syllabis de
Marco Valerio Probo, la gramática de Mario Victorino, las Institutiones
Grammaticae de Prisciano y, finalmente, el De syllabis de
Terenciano MauroIntroductiones latinae de Nebrija y el De causis linguae
latine de Giulio Cesare Scaligero.
Aunque la falta de variantes características no permita aislar las ediciones a las
que acudió Fernández de Córdoba, aventuramos que todas estas citas proceden de alguna
de las varias antologías que circulaban en la época; lo cual explicaría la errónea
atribución de un fragmento del De ultimis syllabis de Valerio Probo
a Mario Victorinoet
succus pecori et lac subducitur agnis”, dijo Mario Victorino».Grammaticae Latinae Auctores Antiqui (1605) del filólogo holandés Elias von
Putschen (Helias Putschius)Grammaticae
Latinae Auctores Antiqui [...] opera et studio Heliae Putschii
cum Indicibus locupletissimis, Hanoviae: apud Claudium Marnium et haeredes
Ioannis Aubrii, 1605.De grammatica de Alcuino de York y el De arte
metrica de Beda el Venerable, citados ambos en el Examen
Otro grupo de textos, muy connotado además, dentro de la sección de fuentes antiguas
está íntimamente relacionado con su condición de eclesiástico, que lo dotó de un
profundo dominio de las Escrituras y de los misterios de la teología. Con la
parsimonia y el respeto exigibles a un hombre de Iglesia, el abad de Rute intercala
solo un puñado de frases del Antiguo y del Nuevo Testamento, casi proverbiales, o,
cuando menos, petrificadas dentro de la liturgia: es el caso de los salmos 94, 117 y
135 del Liber Psalmorum de David, y también de la Epistula ad Romanos y la Epistula ad Galatas de San Pablo,
de la Epistula Iacobi y del Cántico de los niños de
Babilonia, incluido en el Liber Danielis. A estos cabe añadir
el De vitis patrum, texto capital de la tradición hagiográfica, las
Enarrationes in Psalmos de san Agustín y el Contra
Iovinianum de san Jerónimo. Entre los Padres de la Iglesia, mucho más presentes
en el Examen, sobresalen las obras de Eusebio Cesariense y Clemente
de Alejandría, que Fernández de Córdoba leyó en dos traducciones del humanista
bizantino Jorge de Trebisonda y del erudito francés Gentian Hervet (Gentianus Hervetus
Aurelianus), respectivamente:
Para abrochar la sección de fuentes antiguas, dedicaré algunas líneas a un par de
textos de naturaleza histórica o enciclopédica. El primero es, sin duda, la obra
maestra de Diógenes Laercio, las Vidas y opiniones de los filósofos
ilustres, que Fernández de Córdoba consultó en el traslado que hizo Ambrogio
Traversari entre 1423 y 1433, publicado por primera vez en Roma en 1472Vidas por Tommaso Aldobrandini (Diógenes
Laercio, Laertiou Diogenous Peri bion dogmaton kai apophthegmaton ton
en philosophia eudokimesanton Biblia I' = Laertii Diogenis de vitis dogmatis et
apophthegmatis eorum qui in philosophia claruerunt libri X / Thoma Aldobrandino
interprete. Cum adnotationibus ejusdem, Romae: apud Aloysium Zanettum, 1594).
Sin embargo, la versión latina de Diógenes que se evoca en el Examen no coincide con la traducción de Aldobrandini. Se trata, de hecho, de
un par de fragmentos que el abad de Rute tomaría de la versión latina que Traversari
hizo del II y del IX libro de las Vidas, «Ea quidem, quae
intellexi, generosa sunt et praeclara; puto item et quae non intellexi verum Delio
quopiam natatore indigent» e «Illum vero in templo Dianae deposuit, ut quidam putant
de industria obscurius scriptum, ut soli eruditi illum legerent, ne si a vulgo
passim legeretur, contemptibilis esset»; y que en la traducción de Aldobrandini
rezan: «Quae quidem intellexi praeclara; ea quoque opinor, quae non intellexi. Verum
Delio quodam indigent natatore» (Diógenes Laercio, Laertiou Diogenous
Peri bion dogmaton..., 1594, p. 38) y «apud Dianae templum deposuit, et in eo
scribendo obscuritatem affectavit, ut qui possent, intellegerent, nec, quia
populariter scriptus esset, facile despici posset» (Diógenes Laercio, Laertiou Diogenous Peri bion dogmaton..., 1594, p. 238). La prueba del nueve
la ofrece otro fragmento de la traducción de Traversari, donde el nombre Ξενοφάνεά
se traduce erróneamente como “Xenophontem”, en lugar de ‘Xenophanem’ (o sea,
‘Jenofonte’ en vez de ‘Jenófanes’). Dicho error se conserva en la paráfrasis de
Fernández de Córdoba en el Examen: «Heráclito Efesio, maestro un
tiempo de Hesíodo, de Pitágoras, de Jenofonte y Hecateo, afectó de suerte la
oscuridad en sus escritos» (cf. Artigas Ferrando, 1925, p. 422).
Consulto una edición de la versión de Traversari, que data de 1541 (Diógenes
Laercio, Diogenis Laertii De vita et moribus philosophorum libri
X, Lugduni: apud Sebastianum Gryphium, 1541, pp. 72, 370, 372). Así las cosas,
resulta factible que Fernández de Córdoba acudiera a ambos volúmenes. Infra 1
Infra 2
El segundo texto, en cambio, coincide con la Suda, enciclopedia del
siglo X a la que el abad se refiere en más de una ocasión a lo largo del Examen. Aunque no pueda validarse sin ambages, todo apunta a que Fernández de
Córdoba hizo suya esta paráfrasis:
Baste considerar, por ejemplo, un pasaje del Examen donde su autor,
rememorando un fragmento de la Suda, afirma:
Pues para mí tengo por sin duda que hablaron de un mismo Euforión el orador y el poeta latino, porque si bien hubo otro de este nombre –y poeta fue trágico y natural de Atenas, hijo de Esquilo el trágico–, el de Calcis tuvo por padre a Polimneto, por condiscípulos a Lácidis y Pritanides, filósofos, y Arquébuto Tereo, poeta, por fautores a la mujer de Alejandro, rey de Eubea, hijo de Crátero, y después a Antíoco el Grande, rey de Siria, de cuya biblioteca tuvo cargo. Escribió en verso heroico elHesíodoy laMopsopia, en que describió oráculos de mil años venideros. Del uno y del otro Euforión trataSuidas.
La lección errónea ‘Arquébuto’, en lugar de ‘Arquébulo’, parece derivar de la lectura de la antedicha edición latina de la enciclopedia bizantina; a saber:
Euphorion, Polymneti filius, e Chalcide Euboeae, condiscipulus in philosophicis, Lacydis et Prytanidis, in poeticis vero, Archebuti Theraei […]. Fuit colore melleo carnosus, aeger pedibus charus uxori Alexandri, Euboeae regis, Crateri filii. Multum locupletatus, ad Antiochum magnum Syriae regem se contulit, eiusque bibliothecae praefuit [...]. Libri eius versibus heroicis scripti sunt hi: Hesiodus, Mopsopia, sive ConfusaSuda, .Suidae Historica, caeteraque omnia quae ulla ex parte ad cognitionem rerum spectant: opus iucunda rerum et multiplici eruditione refertum, Basileae, ex oficina Hervagina per Eusebium Episcopum, 1581, p. 349. Traducimos del latín: ‘Euforión, hijo de Polimneto, de Calcis de Eubea, condiscípulo en las artes filosóficas de Lácides y Pritanides, además de en las poéticas de Arquébuto [Arquébulo] de Thera […]. Tenía la carne del color de la miel, enfermo de los pies, apreciado por la mujer de Alejandro, rey de Eubea, hijo de Cratero. Muy enriquecido, se dirigió a Antíoco, el gran rey de Siria, y dirigió la biblioteca de este [...]. Sus libros escritos en versos heroicos son estos:Hesíodo, MopsopiaoConfusa’. Infra 1 Infra 2
A propósito de los modernos, cabe destacar, también en este caso, una serie de textos
de poética y teoría, escritos en italiano y latín, que Fernández de Córdoba sabe
aprovechar con astucia en su defensa de las Soledades. Una de las
obras que más a menudo inspira sus reflexiones coincide con los Discorsi
del poema eroico de Torquato Tasso, que el abad disfrutó, con toda certeza, en
la edición napolitana de 1594:
A su lado, afloran otras preceptivas que nuestro autor rescató para definir el género
de las Soledades y el concepto de decorum, pilares
de su apología de la oscuridad gongorina:
Asimismo, el abad selecciona algunos lugares de los libros I y VI de los Poetices de Scaligero, y del libro V del De poeta de
Minturno, un fragmento de la Topica poetica de Gilio y, a fin de
explicar mejor el concepto de decoro, los vv. 440-447 del tercer libro del Ars poetica de Vida:
Nulla adeo vatum maior prudentia quam se
aut premere aut rerum pro maiestate canendo
tollere. Nunc illos animum submittere cernas,
verborum parcos humilique obrepere gressu
textaque vix gracili deducere carmina filo,
nunc illos verbis opulentos, divite vena
cernere erit fluere ac laxis decurrere habenis
fluxosque ingentesqueVida (1976: 114). ‘Por eso, para los poetas no hay mejor sabiduría que el contenerse o el cantar los hechos con un tono proporcionado a su tamaño. A veces, se expresarán con tono sumiso, sobrios en las palabras, procederán con modos humildes, y tejerán su obra con sutil trama; a veces, procederán a rienda suelta, ricos de palabras y con feliz vena poética, extraordinariamente fluyentes’. .
A decir verdad, Fernández de Córdoba defiende una idea de decorum,
entendido como adaptación del estilo al objeto imitado, que acusa más de una deuda con
la querelle entre Giovanni Battista Guarini y Giason Denores sobre
el Pastor fido (1590) y el género de la tragicomedia, de la cual el
abad de Rute, gracias a la lectura del Verato secondo (1593),
tomaría prestada la premisa del «fin arquitectónico» de la poesíaParecer como en el Examen, procede de Aristóteles;
sin embargo, fue precisamente Guarini quien la puso sobre la mesa, al objeto de
distinguir entre tragedia, comedia y tragicomedia: «Avendo, dunque, il Verato, con
le parti della Tragicommedia risolute e distinte, bastevolmente provato ch’ell’è
misto ragionevole in poesia, volendo fare il medesimo con il suo fine, e avendo
trovati in lei, secondo la dottrina del Filosofo, i due fini che sono propri di
ciascun’arte, e fatto conoscere che sì come l’architettonico è uno, e semplice in
lei, così lo strumentale è composto» (Giovanni Battista Guarini, Il
Verato secondo overo replica dell’Attizzato accademico ferrarese in difesa del
Pastor Fido, in Firenze: per Filippo Giunti, 1593, p. 141). Para profundizar
en los ecos de Guarini y de las polémicas italianas en Fernández de Córdoba, véanse
Fernández de Córdoba (2015: apartado 5) y Elvira (2018a y 2018b).Infra
Ahora bien, el texto de Guarini representa solo uno de los libros surgidos al calor
de las polémicas del Renacimiento y Barroco italianos que formaron parte de la
biblioteca del abad de Rute. Nos referimos, en particular, a algunos de los hitos de
las controversias en torno a la Commedia de Dante y, sobre todo, al
Furioso ariostesco y a la Gerusalemme Liberata
de Tasso:
Estos y probablemente otros afines le facilitaron a nuestro autor asideros útiles
para rebatir los ataques del Antídoto e, incluso, lo surtieron de un
buen manojo de citas que apoyaban las tesis argüidas por los italianos, ahorrándole
así más de una y de dos fatigasExamen: por ejemplo, la Difesa
dell’Orlando Furioso dell’Ariosto (1583) de Orazio Ariosto, el Parere in difesa di Ludovico Ariosto (1585) de Francesco Patrizi y el Lo ’nfarinato secondo (1588) di Leonardo Salviati. Sin embargo, el
carácter ocasional con el que remite a ellos no permite definir si llegó a leerlos
en su totalidad.
Al uno y al otro género de gente deleita este poema de las
Soledades. Luego es buenoa toto genere, y no peca en la oscuridad ni en otra cosa alguna contraria al arte que agrade al vulgo, cuyo aplauso y aura debe procurarse, según el Ariosto hizo y escribió, diciendo:«Il volgo, nel cui arbitrio son gli honori,
e, come piace a lui, gli dona e toglie».¿Quién no lo sabe? [...]. Pero de este juicio popular o vulgar, aunque no pretendido por nuestro autor de las
Soledades, apelará vuestra merced para el de los que entienden –que con los demás no curtidos en poetas de varias lenguas no se entiende vuestra merced, que nos afirma estarlo tanto– [...]. ¡A los doctos, a los doctos! Confórmome en esta parte con vuestra merced, porque el pueblo «non delectu aliquo aut sapientia ducitur ad iudicandum, sed impetu nonnunquam, et quadam etiam temeritate. Non est enim consilium in vulgo, non ratio, non discrimen, non diligentia», como afirma el orador latino, que no fue arrogancia la de aquel excelente músico Antigénidas, sino justo aprecio de su ciencia y de la ignorancia del pueblo, cuando, aprobando este poco a un su discípulo que tañía muy conforme a las reglas de aquel arte, levantando la voz el maestro le dijo en presencia de todos: «Mihi cane et Musis». Ni fue, por cierto, menos judicioso el dicho de Antímaco Clario, que, recitando un su poema demasiadamente largo al pueblo, lo cansó de suerte que poco a poco vinieron todos a dejarle solo y salirse del teatro, fuera de Platón, que, estándose quedo, oyó de Antímaco: «Attamen legam Plato; enim erit mihi instar omnium».Et io ho conosciuto tra gli altri un poeta che attendeva molto a questa oscurità, e però essendoli detto da alcuno che le sue cose non erano intese da niuno, egli solea con una gran prosopopeia risponder questa bella sentenza: “che colpa è la mia, se le persone sono ignoranti?”, non accorgendosi il meschino che non la ignoranza degli altri, ma la medesima era cagione che le sue poesie non s’intendeano […]. Et però costoro che dicon di mettersi a compor versi solo per gli eruditi, e per gli saputi, vengono ad esser fuor di proposito invidiosi alla lor gloria mede[s]ma, volendo che le sue fatiche restino in bocca di pochi, come son sempre i sapienti, quando dovrebbon cercar di fargli girar per le mani e per le lingue di molti e di quelli stessi che par che habbino legittima autorità di dar e toglier l’honore e la fama non meno alli scritori che agli altri, come hanno gli uomini volgari, de’ quai per tal rispetto ottimamente disse l’Ariosto:
«Il volgo, nel cui arbitrio son gli honori,
et, come piace a lui, gli dona, e toglie».[…] Allora Monsignor Grana, Signor Speron –disse– parmi che voi facciate troppo gran conto di questo assenso popolare, se tanto lo giudicate necessario in ogni poesia, che voglia haver nome di buona e di perfetta, e, d’altro canto, io so che un famoso antico in cosa molto simile alla poesia, ciò è nella musica, se ne fece gran beffe; e questi fu Antigenida suonatore il quale, havendosi fatto un allievo che secondo lui ottimamente toccava i musicali stromenti, lo fece suonare alla presenza del popolo, il qual, non facendo la stima che dovea dell’eccellenza del suonatore avvolgendoli forse le spalle, Antigenida tutto sdegnato, volto al suo scolare: «Suona –gli disse– a me e alle Muse», volendo inferir che quelli altri non penetravano l’arte che stava ascosa in quel suono, e però non potean guastarne, onde venivano ad essere indegni di sentirlo
Giuseppe Malatesta, .Della nuova poesia, overo Delle difese del Furioso, dialogo del signor Gioseppe Malatesta, in Verona: Sebastiano dalle Donne, 1589, p. 222-224. Aunque resulta más que plausible que Fernández de Córdoba, tras haberse inspirado en Malatesta, acudiera al texto delBrutusciceroniano donde se narran las anécdotas de Antigénidas y Antímaco Clario (cf.Cicerón 2004: 69-71), queda patente la influencia que la apología del italiano ejerció sobre el cordobés. Baste considerar que el v. 2 de la octava 50 del canto XLIV delFurioso, evocado en elExamen, conserva la lección «et, come piace a lui, gli dona, e toglie», tal como la transcribió Malatesta, prefiriéndola a la versión normalmente editada «che, come pare a lui, li leva e dona» (Ariosto 1982: 1832). Infra…e per ventura Horatio in quel verso «Nec incipies, ut scriptor ciclicus olim», il quale ha chi vuole fosse Antimaco Clario, che, venuto alla presenza del popolo, e postosi in apparecchio di recitare l’opra da sé composta, fu da tutti abandonato, per essere quella di troppo volume; eccettoche da Platone, la onde egli altamente disse: «Attamen legam Plato; enim erit mihi instar omnium»
Francesco Malatesta Porta, .Il Rossi, overo Del parere sopra alcune obiettioni fatte dall’Infarinato accademico della Crusca, intorno alla Gerusalemme Liberata di Torquato Tasso, in Rimino: Giovanni Simbeni, 1589. Infra
***
El príncipe de los poetas latinos, Virgilio, también a veces parece que gustó de ejercitar el entendimiento de muchos que hoy andan a puñadas sobre lo que quiso decir, o si erró, o no, en tal o tal parte. Doce lugares le nota su intérprete Servio, según elRossi.
Non si dee, per mio parere, perciochè se ciò non è all’Eneideaccaduto, entro la quale Servio l’honorato, dodeci novera (se male non mi rammento) luoghi oscuri, e lasciamne stare altri che pure oscuri sonoFrancesco Malatesta Porta, .Il Rossi..., 1589, p. 162. Entre los casos en que Fernández de Córdoba se basó en el diálogo de Malatesta Porta, merece una nota un párrafo delExamendonde, mientras discurre acerca de la oscuridad, afirma: «Y dejando de tratar de Petronio Árbitro y Apuleyo, que por la extravagancia de palabras han dado tanto que hacer a sus intérpretes, y, asimismo, del Dante entre los vulgares toscanos [...] ¿el Petrarca, con quien pudo tanto la dulzura, no hizo la canción que comienza “Mai non vo’ più cantar com’io soleva”, toda una enigma o, por mejor decir, muchas cada verso, con ser de seis estancias de a quince? ¿La misma oscuridad no procuró también en algunos sonetos alegóricos, aun fuera de los que hizo contra la corte romana, que, como a poco píos, cuerdamente los quiso cubrir de niebla? Pues ¿qué se le siguió al poeta de este trueco de estilo en los poemas referidos? Que dijese de ellos Daniel Bárbaro, hombre acreditadísimo en su tiempo con los profesores de buenas letras, que “per lo artificio delle allegorie e degli enigmi mirabili appariscono a chi gli legge”». En la versión deIl Rossi: «E negli sonetti stessi del Petrarca, che pure lirici componimenti sono, dove meno ha luogo l’oscurezza. E venne perciò anche lodato da Daniele Barbaro in queste parole (se bene mi si ricorderanno): “E così il restante di questo sonetto e molti degli altri che sieguono, per lo arteficio delle allegorie e degli enimmi, mirabili appariscono a chi gli legge”» (Francesco Malatesta Porta,Il Rossi..., 1589, p. 162). Infra 1 Infra 2
***
dijo Horacio en la alabanza de la vida rústica: «dapes inemptas apparet»; y Torcuato Tasso en su
Hierusaleme Liberata:Spengo la sete mia ne l’acqua chiara
che non tem’io che di venen s’asperga
e questa greggia e l’orticel dispensa
cibi non compri a la mia parca mensa.
Ché poco è il desiderio, e poco è il nostro
bisogno onde la vita si conservi.Stan. X
Cibi non compri.Oratio nelle lodi della vita rusticana: «et horna dulci vina promens dolio, Dapes inemptas apparet»Se trata de un fragmento de los .Luoghide Guastavini (p. 12), en apéndice a la edición citada de Tasso (Torquato Tasso,La Gierusalemme Liberata di Torquato Tasso..., 1590). Infra
Todo esto, huelga advertirlo, no convierte a Francisco Fernández de Córdoba en ningún
plagiario; lo que sí demuestra, por el contrario, es que el abad de Rute supo sacar
partido de sus lecturas, reciclándolas para el contexto poético de las Soledades.
No en vano, este tratamiento de las fuentes menudea por el Examen.
Aunque no sea posible deslindar la procedencia de todas las citas latinas de la
apología, se nos antoja muy seguro que, en varios lugares, Fernández de Córdoba se
valiera de obras modernas: el índice virgiliano de Nicolás EritreoExamen, de largos elencos de versos
extraídos tanto de la Eneida como de las Bucólicas y las Geórgicas. InfraDictionarium latinum de
Ambrogio Calepio, publicado por vez primera en 1502, el De sermone
latino (1514-1515) y el De modis latine loquendi (1515) de
Adriano Castellesi y el Thesaurus linguae latinae (1532) de Robert
EstienneExamen donde,
acerca del uso poético de la diéresis, se afirma: «Y esto no sin ejemplo de los
antiguos, pues Tibulo, dos veces en la elegía séptima del libro primero y una en la
décima, hizo de la u consonante vocal, diciendo dissolüenda y dissolüisse; Ovidio: “Ne temere in mediis
dissolüantur aquis”; y Marcial: “Sed norunt cuï serviant leones”, en los cuales
versos afirma Roberto Estéfano usarse diéresis». En particular, debió consultar la
edición veneciana de 1550 (o una reimpresión posterior), puesto que, hasta donde
alcanzo, es solo a partir de esta versión que se cita y comenta el verso ovidiano:
«Ne temere in mediis dissoluantur aquis. Hic diaeresis est»
(Robert Estienne, Dictionarium Seu Thesaurus Latinae Linguae, t.
I, Venetiis: ex Sirenis officina, 1550, p. 944). Infra
A estos se añaden otros textos, asimismo escritos en la lengua de los Césares y en su
mayoría de carácter enciclopédico, gracias a los cuales Fernández de Córdoba consolida
los cimientos de su Examen, puesto que le facilitan un discreto
repertorio de modelos y citas. Nos referimos, en concreto, al De
inventoribus rerum (1521) de Polidoro Virigilio; al Commentarius
de coma (1556) de Adriaen de Jonghe (Hadrianus Junius); al Commentarius in librum Demetri Phalerei De elocutione (1562) de Pietro Vettori
y a sus Variarum lectionum libri XXXVII (1582)Variarium lectionum libri XXXVII de Vettori, compilación de
anotaciones filológicas, se publicaron por vez primera en 1533. Estaba formada por
25 libros. Solo gracias a la edición de 1582 (Pietro Vettori, Variarum
lectionum libri XXXVIII, Florentiae: apud Iunctas, 1582) el texto de Vettori
llegó a contar con 13 libros adicionales. Esta edición ampliada es la que hubo de
consultar Fernández de Córdoba, puesto que en el Examen se alude a
un fragmento dedicado al griego Euforión, incluido en el libro trigésimo
tercero.Dilucidationes (1565) de Marcello Donati; a
los Singularium locorum ac rerum libri V (1600) de Martín de Roa
Francés; y, finalmente, al Thesaurus politicorum aphorismorum (1610)
del jurista belga Jean de Chokier de Surlet.
Entre los varios lugares que se podrían aducir como prueba de la importancia que
cobraron en las páginas del Examen, nos parecen significativos un
par de fragmentos en los que Fernández de Córdoba sigue de cerca algunos renglones del
De inventoribus rerum (libro II, cap. 11) y del Thesaurus (libro V, cap. 20) de Chokier de Surlet, respectivamente:
De suerte que si Plinio, en el capítulo 56 del séptimo libro de su
Natural Historia, si Clemente Alejándrino, en el primer libro de susStromas, si Polidoro Virgilio, en losDe inventoribus rerum, no hicieron mención del inventor de alguna cosa, ¿por eso no lo pudo ser fulano? ¿O la tal cosa fue congénita con el mundo? [...] Quien dijese que con la espada y lanza, invención de los lacedemonios –según Plinio–, o con el arco y flechas, invención de los escitas o de Perseo o Apolo, hizo tal capitán esta o aquella hazaña, ¿diría mal?…galeam, enim, gladium, hastam Lacedaemonii, ut testis est Plinius in septimo, invenerunt. [...] Arcum autem et sagittas Scythes, Iovis filius. Sagittas, ut aliis placet, Perseus, Persei filius, primum invenit, haec ex Plinio. At Diodorus Apolini assignat, in sexto scribens: «Arcus in super sagittandique fuisse repertorem Apollinem ferunt»
Tenemos a la vista una edición de 1525: Polidoro Virgilio, .Polydori Vergilii Urbinatis De rerum inventoribus libri octo, per autorem summa cura recogniti et locupletati, Basileae: apud Ioannem Frobenium, 1525, p. 52. Traducimos del latín: ‘así pues, los Lacedemonios descubrieron el casco, la espada, la lanza, como afirma Plinio en el libro séptimo [...]. Pero el arco y las flechas [las descubrió] Escites, que fue hijo de Júpiter. Las flechas, prefieren otros que las descubrió primero Perseo, hijo de Perseo; esto según Plinio. Pero Diodoro las atribuye a Apolo, escribiendo en el sexto:Dicen que Apolo fue el inventor del arco además del disparar flechas’. Infra
***
Cuán loable entretenimiento o ejercicio sea el de la caza en los grandes señores, pues lo confiesa vuestra merced, no hay para qué traer autoridades de Jenofonte ni de Platón para probarlo, ni comprobarlo con la de estadistas modernos, entre los cuales el Fraqueta, en su
Príncipe, y Juan Chokier, en suTesoro de aforismos políticos, lo tratan bien. Y así leemos que lo frecuentaban no solo los reyes de Persia, pero los mejores de los emperadores romanos: Trajano, Adriano, Antonino Pío, Vero Maximino; y, de los más cercanos a nuestros tiempos, Alberto, que solía decir que de cualquier deleite podía carecer, de la caza no podía. Que la caza, en especial de montería, merezca alabanza, cosa es manifiesta, pues ayudando al ánimo y al cuerpo, claro está que había de merecerla. Al ánimo, por lo que dice Plinio el más mozo, escribiendo a Cornelio Tácito: «Mirum est ut animus a cogitatione motuque corporis excitetur; nam et silvae et solitudo ipsumque illud silentium quod venationi datur, magna cogitationis incitamenta sunt».Studia certe venandi non indigna Principe videntur. Namque praeterquam quod cum re militari consonantia sint, maximarum etiam rerum mediationi materiam praebent, si Plinio fides: «Mirum est (inquit) ut animus a cogitatione, motuque corporis excitetur; nam et silvae et solitudo, ipsumque illud silentium quod venationi datur, magna cogitationis incitamenta sunt». […] Apud romanos vero, nihil certius, si non frequentius, eorum principes venationi operam dedisse, et prae ceteris Antoninum Pium, quem legimus neglectis aliis laxamentis venationi, et si fides historicis, piscationi indulsisse. Traianum quoque ab influentibus negotiis animum hic laxasse Plinius scribit [...]. Albertus imperator […] dicere solebat: «Venationem utilem esse, saltationem muliebrem, seque voluptate quavis alia carere posse, venatione non posse» […]. Qua in re nimium offendit Imper. Verus, qui Syriis defectionem cogitantibus, immo Oriente iam inclinante in Apulia venabatur, et apud Corinthum et Athenas inter symphonias et cantica navigabat. Hadrianus etiam Caesar, adeo venationi addictus fuit, ut assiduitate crus debilitarit, immo mutilarit
Jean de Chokier de Surlet, .Thesaurus politicorum aphorismorum in quo principum, consiliariorum, aulicorum institutio proprie continentur, Romae: apud Bartholomaeum Zanettum, 1610, p. 400 y 404-405. ‘Ciertamente, los recreos de la caza no parecen indignos para un príncipe. Luego, excepción hecha de que estuviesen en consonancia con la milicia, incluso de los más grandes asuntos ofrecen materia para la reflexión, si crees a Plinio:Es asombroso cómo el espíritu se estimula con la meditación y el ejercicio físico; los bosques y la soledad, que te rodean por todas partes, y ese silencio propio de la caza son grandes estímulos del pensamiento. [...] En tiempos de los romanos, no hay nada más cierto que sus príncipes se dedicaron a la caza, y, sobre todo, Antonino Pío, que, como se lee, dejando al margen otros intereses, se entretuvo con ella y, según cuentan los historiadores, con la pesca. Plinio escribe que Trajano se recreaba así [...]. El emperador Alberto […] solía decir:no siempre la danza femenina procura todo tipo de deleite; la caza, siempre[...]. A esta actividad dedicó demasiado tiempo el emperador Vero, quien, pese a la amenaza de la defección siria y la crisis de Oriente, pasaba sus días, entre canciones y música, cazando por Apulia y navegando cerca de Corinto y Atenas. También Adriano César fue tan aficionado a la caza como para comprometer su pierna y precisar de su amputación’. Infra
Ahora bien, junto con ideas y paráfrasis de escritos polémicos y tratados de diverso
pelaje, también asoman por el Examen versos de Torquato Tasso, de
Giambattista Marino y de Gabriello Chiabrera. A los que se añaden un ramillete de
citas ocasionales del Pastor fido de Giovan Battista Guarini, de la
Arcadia de Jacopo SannazaroExamen, Fernández de Córdoba debió de contar con una versión de
la Arcadia acompañada del comentario y las notas del erudito
veneciano Tommaso Porcacchi. La primera edición, impresa en Venecia, data de 1566.
Eneida, a cargo de
Annibale Caro; sin orillar algunos versos aislados de Dante, Petrarca, Ariosto y el
boloñés Cesare Rinaldi. Fernández de Córdoba pudo reciclarlos de su lectura de
antologías y florilegios, o, según se ha dicho, de los textos más difundidos de las
polémicas literarias de Italia. Además de estas citas, el Examen
presenta ecos de otros poetas y eruditos transalpinos, como por ejemplo Pietro Bembo,
Luigi Alamanni, Girolamo Bossi, Bernardo Tasso, Leandro Alberti, Giovanni della Casa y
Teofilo Folengo.
Por lo que toca a los españoles, sobresalen por su escasez las alusiones a los
ingenios del Siglo de Oro, reducidos en esencia a Garcilaso, que para Jáuregui
encarnaba «el rasero crítico que medía los límites de lo tolerable»Eneida (1555), trasladada por Gregorio Hernández; y
no faltan tampoco una fugaz alusión a Boscán
Dejando, pues, estudiosamente por ahora los autores de poemas épicos, trágicos, cómicos, satíricos, himnódicos, cinegéticos, haliéuticos, físicos, que ayude el nuestro al modo que Teócrito y Bión, en sus
eydilios, y Ausonio en los suyos, que Virgilio, Olimpio Nemesiano, Tito Calpurnio en sus bucólicas, que Tibulo, Propercio y Ovidio en sus elegías, que Píndaro y los demás líricos griegos y el nuestro latino, que Catulo, que el Petrarca y otros muchos toscanos antiguos y modernos, que Ronsardo francés, que Ausiàs March limosín, que Garcilaso, don Diego de Mendoza, fray Luis de León, Hernando de Herrera, Lupercio Leonardo en sus varios versos y rimas –que es loando virtudes, condenando vicios, describiendo ejercicios honestos– ¿quién no lo ve?
Para ultimar el análisis de las fuentes del Examen, vale la pena
una nota acerca de un rico acervo de relaciones de viajes, crónicas y obras de
cartografía y geografía a los cuales el abad de Rute acudió resuelto a legitimar el
pasaje sobre el istmo de Panamá de los vv. 423-424 de la Soledad
primera: «rompieron los que armó de plumas ciento / lestrigones el istmo,
aladas fieras»De mundo y del cap. 11 del V de
la Naturalis Historia.Decades de Orbo Novo (1516-1530) de Pietro Martire
d’Anghiera, a la Historia general y natural de las Indias (1535)
de Gonzalo Fernández de Oviedo y al De Peruviae regionis
inventione (1566) de Levinus Apollonius.Theatrum Orbis Terrarum (1570) de Abraham Ortelius, de la
Fabrica del mondo (1573) de Giovanni Lorenzo d’Anania, de las Relationi universali (1591) de Giovanni Botero, de la edición de la
Geografía (1596) de Tolomeo comentada por Giovanni Antonio
MaginiExamen proceden de la edición italiana de 1598 (o
de una cualquiera de sus reimpresiones): «Juan Antonio Magino en su Descripción de la América: “Questa penisola del Nuovo Mondo, tutta quasi
sporta nel mezzogiorno, è di forma simile molto all’Africa et ha una gran piramide
la cui base sta presso l’istmo e verso il Borea”. Aquí absolutamente pone “isthmo”,
pero luego, pintando a Castilla del Oro, dice: “Castella Aurea, communemente
Castiglia dell’Oro, è una parte di terra ferma così nominata dagli Spagnuoli, la
quale si distende da Toayma città, e da Panamaide insino al golfo di Urava e di san
Michele et occupa tutto quel istmo che con saldissimo legaccio insieme strigne
queste due parti principali del nuovo mondo. La larghezza di questo isthmo tiene
diciotto leuche o settantadue miglia”». Cf. Giovanni Antonio
Magini, Geografia, cioè Descrittione Universale della Terra, partita
in due volumi, in Padova: appresso Paolo e Francesco Galignani, fratelli,
1598, f. 205v-206r). Sin embargo, no excluímos que Fernández de Córdoba tuviera
acceso también a la versión latina de 1596: Giovanni Antonio Magini, Geographiae Universae tum veteris tum novae absolutissimun opus duobus
voluminibus distinctum, In quorum priore habentur Cl. Ptolomeai Pelusiensis
Geographicae enarrationis Libri octo: Quorum primus, qui praecepta ipsius
facultatis omnia complectitur, commentariis uberrimis illustratus est a Io.
Antonio Magino Patavino, in secundo volumine insunt Cl. Ptolomei antiquae orbis
tabulae XXVII ad priscas historias intelligendas summe necessarie […],
Venetiis, apud Haeredes Simonis Galignani de Karera, 1596. Véase nota supraDescriptionis
Ptolemaicae Augmentum (1597) del cartógrafo belga Cornelius van Wytfliet.
Una vez más, la falta de variantes características en los excerpta
reciclados en el Examen no permite individuar las ediciones que
consultó Fernández de Córdoba; de ahí que solo nos atrevamos a sostener que el abad de
Rute debió de leer las Relationi de Botero en una edición posterior
a la ferraresa de 1595Delle
relationi universali di Giovanni Botero benese, da lui corrette e ampliate in più
luoghi, in Ferrara: per Vittorio Baldini, 1595a.
Juan Botero en sus
Relaciones: «L’America si parte ancora essa in due grandissime penisole congionte tra sé con un istmo lungo sette leghe tra il nome di Dio e Panama».Dunque quella parte della terra, che si chiama Mondo Nuovo (parlo del continente) si divide in due grandissime penisole, congionte con un istmo, delle quali una si può chiamar settentrionale, e l’altra, meridionale
Giovanni Botero, .Delle relationi universali…, 1595a, p. 353.
Hasta donde alcanzamos, es solo a partir de la edición romana de la Relatione universale de’ continenti del Mondo Nuovo (1595)Relatione universale de’ Continenti del Mondo Nuovo
di Giovanni Botero, in Roma, nelle Case del Popolo Romano: appresso Giorgio
Ferrari, 1595b.Relationi venecianas de 1597Le Relationi universali di Giovanni Botero benese, divise in quattro parti
[…] nuovamente ristampate e corrette, in Venetia: appresso
Nicolò Polo, 1597.Examen:
Quella parte della terra dunque, che si chiama Mondo Nuovo (parlo de’ continenti), si divide in due parti, cioè in America e in Magellanica. L’America poi si parte ancora essa in due grandissime penisole, congionte tra sé con un istmo lungo sette leghe, tra il Nome di Dio e Panama; perché le undici leghe che si mettono communemente di più tra quelle due terre producono delle giravolte che si fanno mentre si cerca cammino più agevole e più commodo
Botero, .Relatione universale, 1595b, p. 22-23, y Botero,Le Relationi universali, 1597, p. 205. Infra
Como se ha dicho, obligado por su amistad con Góngora, Fernández de Córdoba emprende en
el Examen la defensa de las Soledades, refutando,
una tras otra, las censuras del Antídoto: en primer lugar, la elección
del título del poema; la incoherencia de la fábula y la figura del peregrino, para
Jáuregui apenas «un mancebo anónimo, descortés y tacaño, enamorado [...] y mudo»Soledad primera («que aun se
dejan las peñas / lisonjear de agradecidas señas») y la descripción, en los vv. 220-221,
de las ruinas vestidas de «piadosas yedras». Tras dedicar un largo párrafo al verso del
chopo (I, v. 700: «que impide amor que aun otro chopo lea») y a una
lección magistral sobre el cacofatón, se detiene en los «imaginarios» –así los etiqueta
el abad– errores de erudición que el sevillano atribuye a Góngora: la descripción de la
Estrella Polar, definida en el v. 384 como «el que más brilla diamante»; la metáfora del
v. 372 para referirse a la vela de un barco, «vaga Clicie del viento»; la hipérbole de
los vv. 406-409 sobre la grandeza del océano («(de cuya monarquía / el Sol, que cada día
/ nace en sus ondas y en sus ondas muere / los términos saber todos no quiere)»); y la
alusión a Virgilio en el pasaje de la cuchara: «del viejo Alcimedón invención rara» (I,
v. 152).
Se abre después un largo paréntesis que ocupa, grosso modo, la parte
central del Examen y versa sobre las claves que oponen a los
detractores y partidarios de Góngora; o sea, la oscuridad, por un lado, y el decorum, por otro. En cuanto a la primera, el abad de Rute se empeña
primero en demostrar la perfección y la excelencia de las Soledades.
Para ello, acude a la dicotomía del prodesse et delectare, de raiz
horaciana, afirmando que las silvas de don Luis cumplen los dos fines exigidos a
cualquier imitación poética propiamente dicha –el basilar o «arquitectónico»Cf. la nota supra.a toto genere», el poema de las Soledades –entendido
aquí como un crisol de res y verba– no puede
considerarse oscuro (al menos, para los cultos), por más que don Luis, en la estela de
grandes autores del pasado y del presente, se acoja a menudo a un estilo elevado.
Para demostrar que este «hablar grande» les viene como anillo al dedo a las silvas
gongorinas, Fernández de Córdoba vincula el motivo de la oscuridad con la segunda
cuestión de la obra: la del género y del decoro. Volviendo completamente del revés los
argumentos defendidos en el Parecer, el abad razona ahora por
exclusión y acaba por adscribir el poema al maleable género líricoSoledades al género
bucólico, que Fernández de Córdoba había defendido en su primera intervención en la
polémica y en la cual se apoyaba para censurar las Soledades,
difícilmente podía encajar con las posiciones defendidas ahora en el Examen. Escribía el abad en su Parecer: «Pero un poema,
cuando no lírico, de materia humilde, bucólico en lo que descubre hasta ahora, no ha
de correr parejas con lo heroico, desdiciendo mucho del decoro que se debe a las
personas» (Fernández de Córdoba 2015). Demuestra conocer así los principales límites
de la adscripción al género lírico: el hecho de que el modo de enunciación mixto,
propio del texto gongorino, estuviera reservado a la épica y de que las Soledades se caractericen por una multiplicidad de acciones, primero, y
también por una extensión considerable, no documentadas en el marco de la lírica. El
abad, imaginando las posibles objeciones a su teoría, apela aquí a los conceptos
barrocos –larvados ya durante el Renacimiento– de varietas y novitas. Sobre las estrategias defensivas de Fernández de Córdoba y
los posibles límites de sus argumentaciones, véase Roses Lozano (1998: 1427-1434).
InfraGóngora heroico en las que Mercedes Blanco (2012a: 71-105),
analizando más de un fragmento del Examen y de las Anotaciones de Díaz de Rivas, vincula con las Soledades el
concepto de “epopeya de la paz”, formulado por Jean Chapelain: «Decir que las Soledades son una “epopeya de la paz” pecaría de fantasía y de
arbitrariedad. Pero creemos útil confrontar el poema gongorino con este concepto
surgido por las mismas fechas y que fue aplicado a otro de los notables experimentos
poéticos del Barroco [el Adonis]. Por su carácter narrativo y la
“grandeza” y extrañeza de su concepción y ejecución, las Soledades
pertenecen al ámbito de lo heroico y de lo épico, tal como se veía entonces. Por el
ambiente rústico, la falta de peligros y de proezas, de grandes asuntos políticos y
religiosos, su presencia dentro de este campo aparecía como una usurpación, un gesto
transgresivo y exorbitante. Ahora bien, podría defenderse hasta cierto punto la idea
de que la paz también merece ser exaltada –tanto o más que la guerra– como algo
grandioso, una imagen del orden a la vez natural, divino y humano, idea que sugieren
ciertos cuadros memorables de Rubens como Minerva protege a la Paz de
Marte» (Blanco 2012a: 83-84).Soledades con los recursos de una elocución sublime, sin infringir,
por otra parte, las normas del decorum, puesto que –a juicio de
nuestro autor– reserva el estilo magnífico y majestuoso para la res,
igualmente elevada, de los episodios singularmente ‘épicos’ («cazas alegres,
navegaciones animosas, himeneos con faustas aclamaciones, juegos de carrera y lucha»,
etc.), favoreciendo, a su vez, la evidentia o hipotiposis, o sea, el
potencial de una imagen poética capaz de suscitar la visualización de lo evocadoenargeia) en el Renacimiento y el Barroco españoles, véase Tanganelli
(2011: 27-69). Sobre la adecuación en Góngora de la forma al tema tratado, cabe
recordar también el análisis de Rosales (1971: 257 y 258): «El tema condiciona la
expresión, y cada uno de los distintos metros es más afín con un campo determinado,
por lo cual a nadie se le ocurriría describir la batalla de Lepanto en ovillejos»; «La
silva es una composición de versos endecasílabos y heptasílabos, rimados en consonante
y combinados según arbitrio del poeta, sin división estrófica; es una forma métrica
singular, dilatada y continua, que no coagula nunca la imaginación del poeta; antes,
por el contrario, va ciñéndose a ella para servirla eficazmente y dar a su expresión
la amplitud que precise. Se encoge o se dilata a nuestro antojo, para desarrollar un
tema, un retrato, un paisaje o una figura de dicción. No se constriñe ni nos
constriñe; es una forma poética en libertad. Pues bien, a causa de ello era este metro
consustancial al nuevo género poético descubierto por Góngora en Las
Soledades». Sobre la dicotomía res y verba,
el decorum y el equilibrio entre el docere y el
delectare en la poética cultista, véase también López Bueno (2000:
13-29) y Matas Caballero (1992: 131-140).
En la segunda parte del Examen, Fernández de Córdoba rechaza las
ideas de Jáuregui acerca de la reiteración del indefinido tanto con
los sustantivos («Tanto garzón robusto, / tanta ofrecen los álamos
zagala»
; «tanta náutica doctrina»
; «besó ya tanto
leño»
) y la repetición de versos, como en el endecasílabo «Ven, Himeneo, ven;
ven, Himeneo», que escande el epitalamio de la Soledad primera,
evocando de hecho el canto nupcial del carmen 62 de Catulo («Hymen o
Hymenae, Hymen ades o Hymenaee»Cf. la nota infra.Cf. la nota infra.Antídoto. En cuanto al origen de tales
innovaciones, apunta Jauralde Pou que «la renovación que inicia Herrera y respalda la
generación de Góngora está cambiando sutilmente los esquemas métricos naturales»
(2000: 49); y, más adelante: «Aparecieron, entonces, nuevos tipos rítmicos, elaborados
concienzudamente y utilizados expresamente por Góngora, entre otros» (2000: 53). Cf. también Rico García (2002: 30-31, nota 126).
Antes de cerrar con un epílogo digno del chistoso íncipit de su apología, Fernández de
Córdoba aborda varias cuestiones secundarias, moviéndose con agilidad de una a otra y
contrarrestando con ejemplos y erudición las tesis de Jáuregui, entre las cuales
destacan las que condenan el abuso de la voz prolijo, la metonimia del
v. 48 («entre espinas crepúsculos pisando»), el verbo sincopar del v.
1052 («la distancia sincopan tan iguales»), la hipérbole del v. 440 («señas, aun a los
buitres lastimosas»), la difícil interpretación del paréntesis en el íncipit de la Soledad primera («(Media luna las armas de su frente, y el Sol todo los
rayos de su pelo»), la alusión al macho cabrío que «redimió con su muerte tantas vides»
(v. 160), la longitud de períodos, el discurso de las navegaciones –con su excurso sobre
el istmo de Panamá–, el título de ‘rey de ríos’ asignado al Nilo y, por fin, la
pestilencia del Polifemo, «que aun tiene [el sevillano] por mucho peor
poema».
Como se desprende del epistolario de Fernández de Córdoba y de la necesidad de hacer
más copias de su apología, el Examen, al cabo de tres años de su
redacciónCf. la nota supra.
Entre los más señeros, traeremos a capítulo en primer lugar los escritos de Díaz de
Rivas antes citados, es decir, los Discursos apologéticos y, sobre
todo, las Anotaciones y defensas, que, con alguna frecuencia,
reelaboran pasajes enteros del Examen de don Francisco:
Deudas de esta naturaleza y los reflejos mutuos entre el Examen y las
Anotaciones de Pedro Díaz de Rivas pueden estimarse como la secuela
natural de la asidua correspondencia entre dos sabios amigos que dialogan, intercambian
opiniones y reflexionan al alimón sobre un mismo asunto. Por otra parte, tampoco es de
extrañar que, dentro de una batalla literaria, las obras en ella enroladas –a menudo con
finalidades diametralmente opuestasexempla y la
auctoritas se indicaba que podían narrarse o citarse enteros o
solo en los pasajes que resultasen de interés» (2005: 54); y, más adelante, acerca del
fragmento del capítulo 22 de la Poética: «los defensores del estilo
culto citaron aquellos pasajes donde Aristóteles alababa las virtudes ornamentales de
estos recursos, y sus censores aquellos donde reprobaba las negativas consecuencias de
su excesiva frecuencia y oscuridad» (2005: 55). InfraExamen en la Soledad primera, ilustrada
y defendida del anónimo antequerano:
Qué género de poema sea este no es fácil de averiguar por no ser épico, ni dramático, ni bucólico; pienso es mélico o lírico, conforme a la naturaleza que le dan Scalígero y Minturno, en el libro 5, tomándolo de Horacio en su
Arte, sin embargo de que es más largo, de lo que sufre lo lírico antiguo, porque, como se ha dicho, el poeta imitando así algo de nuevo; y como las comedias se han alterado y mudado y recibido otra forma, así lo líricoOsuna Cabezas (2008b: 137-138). .
Algo más que una simple inspiración fue, en cambio, la intertextualidad que vincula la
defensa del abad de Rute con otro comentario de los poemas gongorinos: la Ilustración y defensa de la Fábula de Píramo y Tisbe (1636). Cristóbal de
Salazar Mardones recogió –sin explicitarlo– pasajes tomados de diversos hitos del debate
en torno a las Soledades. De ahí que Eunice Joiner Gates definiera
este documento tardío de la polémica como «a patchwork of passages lifted from
others»Ilustración y defensa sino solo a
una digresión en defensa del estilo oscuro que ocupa los folios 69 a 89, su juicio no
deja de ser parcial, ya que no se detiene a analizar la importancia de esos plagios ni
el papel que desempeñan dentro del total del comentario».Ilustración se configura como un verdadero pastiche
donde se plagian, o bien se reelaboran, no solo fragmentos del Antídoto y del Examen, sino también de las Anotaciones (1580) de Herrera, del Libro de la erudición
poética (1611) de Carrillo y Sotomayor y de las Lecciones
solemnes (1630) de Pellicer. Aunque volveremos en otro lugar sobre la extrema
dependencia de los escolios de Salazar Mardones respecto a la obra de nuestro autor,
baste como muestra el siguiente botón:
[Papeles varios gongorinos] – S. XVII, XII pp., 700 ff., 220 x
155 mm.
En el tejuelo del manuscrito se lee: «Don Martín de Angulo / Égloga Fúnebre a Don
Luis de Góngora»; y en una de las primeras páginas: «Manuscrito de D. Martín de
Angulo con varias poesías de D. Luis de Góngora y Argote». De hecho, en los
primeros folios, viene impresa dicha Égloga fúnebre a Don Luis de
Góngora de versos entresacados de sus obras por Don Martín de Angulo y Pulgar,
natural de la ciudad de Loja.
Como se deduce de una nota que sigue al índice, debió de pertenecer a don
Ambrosio de la Cuesta y Saavedra, canónigo de la Catedral de Sevilla. El índice
nos proporciona toda la información relativa a las obras contenidas en el códice.
En particular, además del Examen del Antídoto, que comienza en
el folio 455, encontramos algunos poemas de Góngora y otros textos de la polémica,
entre los cuales cabe citar: 1) Carta de Pedro de Valencia a Don Luis
de Góngora en censura y juicio que hace de su poesía; 2) Discurso apologético de Pedro Díaz de Rivas sobre las poesías de Don Luis de
Góngora; 3) Fábula de Polifemo y Galatea de Don Luis de
Góngora; 4) Soledades de Don Luis de Góngora; 5) Censura a las lecciones solemnes que Pellicer hizo a las obras de Don
Luis de Góngora; 6) Antídoto contra la poesía pestilente de
Don Luis de Góngora por Don Juan de JáureguiAntídoto, los folios (438-454)
correspondientes a la copia de la censura de Jáuregui han sido arrancados. Cf. Rico García (2002: LXXX).Examen; 8) unos Diálogos que ofrecen la exégesis de
algunos textos gongorinos.
Características peculiares: el copista embute dentro del texto las referencias a
las obras latinas e italianas que cita Fernández de Córdoba y que en el resto de
los testimonios figuran como marginalia.
[Obras de Góngora y referentes él] – S. XVII, 343 ff., 215 x
150 mm.
Redactado con tintas diferentes por un mismo amanuense, el códice transmite
varios textos de la polémica gongorina e incluso algunas obras de Góngora. La
letra es del siglo XVII, y la copia de los Discursos
apologéticos de Díaz de Rivas (ff. 72-221) está fechada en 1624. El Examen empieza en el folio 253v, no presenta título y se divide en
43 epígrafes que dividen idealmente el tratado a medida que el autor pasa de una
argumentación a otra.
El códice contiene: 1) Fábula de Acis y Galatea de Luis
Carrillo Sotomayor; 2) Fábula de Polifemo a lo burlesco, de
Alonso de Castillo Solórzano; 3) Fábula de Polifemo y Galatea en
octavas; 4) Soledades; 5) Discursos
apologéticos por el estilo de Polifemo y Soledades… de Pedro Díaz de Rivas;
6) Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades, aplicado a
su autor, para defenderle de sí mismo, de Juan de Jáuregui; 7) Décima contra este Antídoto, que hizo Juan de Jáuregui contra las
Soledades; 8) Contra el Antídoto y en favor de Luis de
Góngora, por un curioso; 9) Examen del Antídoto (sin
título); 10) Cierta nota, de cierto advertente a este examen;
11) Una apología del señor don Francisco por una décima del autor de
las Soledades; 12) Canción a la toma de Larache; 13) Anotaciones de Pedro Díaz de Rivas.
[Cancionero] – S. XVI y XVIII, III-XI pp., 732 pp., 305 x 205
mm.
El códice presenta en las primeras páginas la «Tabla de lo que contiene este libro», y hasta la 193 transmite un cancionero con obras de varia naturaleza. Interviene más de un amanuense: pp. III-XI y 1-193, letra del siglo XVI; pp. 199-601, letra del siglo XVIII; desde la p. 603, distintos tipos de letras del siglo XVII. Se repite un índice de los contenidos, algo más detallado en las pp. 728-732.
Se trata de un codex descriptus del ms. 3726 de la misma
Biblioteca. Por tanto, en buena lógica, el Examen del Antídoto
(p. 329-511) no lleva aquí título y se divide en 43 epígrafes. Por lo general, el
copista sigue su modelo sin intervenir ni enmendar (quizá también por su escasa
competencia).
El códice contiene: 1) El antedicho cancionero que incluye poemas de Diego
Hurtado de Mendoza; 2) Fábula de Acis y Galatea de Luis Carrillo
Sotomayor; 3) Fábula de Polifemo a lo burlesco de Alonso de
Castillo Solórzano; 4) Antídoto contra la pestilente poesía de las
Soledades, aplicado a su autor, para defenderle de sí mismo, de Juan de
Jáuregui; 5) Contra el Antídoto y en favor de Luis de Góngora, por un
curioso; 6) Examen del Antídoto (sin título); 7) Cierta nota, de cierto advertente a este examen; 8) Una apología del señor don Francisco por una décima del autor de las
Soledades; 9) Canción a la Toma de Larache; 10) Anotaciones de Pedro Díaz de Rivas; 11) Otros poemas de Diego
Hurtado de Mendoza y anónimos.
S. XVII, 109 ff., 200 x 150 mm.
Este códice, que, como queda dicho, fue usado y transcrito por Artigas Ferrando
en su estudio de 1925Examen del Antídoto,
atribuido aquí a Cristóbal de Salazar Mardones, el autor de la Ilustración y defensa de la Fábula de Píramo y Tisbe (1636).
Encuadernación en pergamino. Al principio un folio con distinta letra: «Contra lo
que finge Virgilio que Numa Emperador fue discípulo de Pitágoras».
El copista, muy atinado, demuestra también un discreto conocimiento de las lenguas latina e italiana.
S. XVII, 2 h., 377 ff., 1 h., 210 x 150 mm.
Propiedad de la Biblioteca del Palacio Real de Madrid (n. 1323) y luego del
Colegio Mayor de Cuenca (n. 63)Cf. Lilao
Franca (2002: 341) y también Rico García (2002: LXXIII).Examen a Francisco de Amaya, véase el
apartado 2.1 de la presente edición.
El manuscrito contiene: 1) Antídoto contra la pestilente poesía de
las Soledades aplicado a su Autor para defenderle de sí mismo, de Juan de
Jáuregui; 2) Annotaciones a las bellezas de el Polyphemo, de
Pedro Díaz de Rivas; 3) Anotaciones a la Soledad primera de Luis de
Góngora , de Pedro Díaz de Rivas; 4) Al maestro Lisarte de la
Llana el licenciado Claros de la Plaça su discípulo, hijo de Llanos de Castilla
y Plaça <contra la Jerusalén de Lope de Vega>, de Juan de Jáuregui;
5) Un décima que comienza: «De Antídoto rotulado / este bote de veneno»; 6) Examen crítico de la canción que hiço Lope de Vega a la venida del
duque de Osuna, dirigido al mismo auctor; 7) Respuesta de una
carta que envió el duque de Osuna a don Octavio de Aragón, hijo de el duque de
Terranova; 8) Carta de Busto de Villegas a Felipe II sobre la
venta de vasallos, jurisdicción y rentas temporales de iglesias y monasterios.
Toledo, 15 de julio de 1574; 9) el propio Examen de
Fernández de Córdoba; 10) Apología por una décima del autor de las
Soledades, del mismo abad de Rute; 11) Pragmática de don
Cupido, rey de los ciegos, contra los desatinos del amor; 12) Informe de don Mateo de Lisón y Biedma, veinte y cuatro de Granada, a su
Majestad en la audencia que dio viernes 11 de junio de 1626 años, sobre la
contradicción de la venta de vasallos.
S. XVIII, 191 ff., 1 h., 206 x 145 mm.
El códice, descriptus del ms. 2006, perteneció a la Biblioteca
del Palacio Real de Madrid (n. 833) y al Colegio Mayor de Cuenca (n. 362)Cf. Lilao Franca (2002: 484).Examen (1r-169r), de nuevo mal
atribuido a Francisco de Amaya, un par de obras: 1) Apología por una
décima del autor de las Soledades; 2) Pragmática de don
Cupido, rey de los ciegos, contra los desatinos del amor.
Es el manuscrito número 66 de los fondos bibliográficos de la biblioteca del
Duque de Gor, sacado a la luz por Emilio Orozco Díaz y hoy en la biblioteca de la
Fundación Bartolomé March en Palma de Pallorca. En una de las primeras páginas, se
lee: «Del Colegio de la Comp(añí)a de Jh(esu)s de Granada». El Examen
del Antídoto empieza en el folio 35r y termina en el 123r. Está escrito por
una misma mano. La letra es de mediados del siglo XVII.
El códice contiene: 1) Antídoto contra la pestilente poesía de las
Soledades aplicado a su Autor para defenderle de sí mismo; 2) Examen del Antídoto o Apología por las Soledades contra el Autor del
Antídoto; 3) Apología por una décima del Autor de las
Soledades; 4) Parecer de Don Francisco de Córdoba acerca de
las Soledades a instancia de su Autor; 5) Advertencias de
Andrés de Almanza y Mendoza para inteligencia de las Soledades de Don Luis de
Góngora; 6) Carta escrita a Don Luis de Góngora en razón de
las Soledades; 7) Respuesta de Don Luis de Góngora; 8)
Carta de Don Antonio de las Infantas y Mendoza respondiendo a la
que se escribió a Don Luis de Góngora en razón de las Soledades; 9) Don Luis de Góngora a la Soledad persuadiéndola que deje la Corte;
10) Décimas del mesmo; 11) Respuesta a las cartas
de Don Luis de Góngora y de Don Antonio de las Infantas.
Características peculiares: presenta muchas lagunas en las citas latinas e italianas, y a veces incluso las omite del todo.
[Papeles varios] – S. XVIII, 273 ff., 330 x 220 mm.
Conservado en la Biblioteca del Seminario Diocesano de Vitoria-Gasteiz, este
manuscrito recoge solo una séptima parte del Examen, bajo el
título Defensa de Góngora contra el Antídoto de Jáuregui. La
letra es de mediados del siglo XVIII. En el margen derecho superior del primer
folio, coincidiendo con la obra del abad de Rute, se lee: «Lo subrayado está
escrito con lápiz por D. B. J. Gallardo, cuya letra conozco muy bien. A.».
El códice está formado por: 1) Defensa de Góngora contra el Antídoto
de Jáuregui; 2) 91 cartas de Góngora (copiadas el año
1771); 3) Compilaciones de las instrucciones del Oficio de la
Santa Inquisición de Tomás de Torquemada; 4) Condiciones que
el Consejo de Población, establecido en Granada, mandó observar a los nuevos
pobladores de su reino, en fecha de 22 de agosto de 1573 en conformidad de lo
que S. M. tenía mandado en 25 de septiembre de 1571; 5) Capítulos de la Real Renta de Población de 1595; 6) Real
Cédula de 15 de noviembre de 1688 ordenando que el protector de Granada vea en
primera instancia los pleitos de los pobladores del Reino de Granada; 7)
Real Cédula de 12 de enero de 1712 sobre pleitos de bienes
confiscados a los moriscos de Granada; 8) Petición de los
“cristianos viejos” al Rey; 9) Cédula de Felipe II de 24 de
febrero de 1571 incorporando al fisco real los bienes de los moriscos
rebelados; 10) Comunicación de haber remitido por duplicado el
informe de Matías Anglés y Gortari, Corregidor de Potosí, sobre la causa
criminal contra Joseph de Antequera y narrando los sucesos ocurridos el día de
su ejecución, 29 de julio de 1731; 11) Copia de documentos
referentes a la pretensión del Marqués de Mondéjar a tener asiento en la Iglesia
mayor de Granada el día de la Candelaria; 12) Informe de Juan
Lucas Larraga sobre la aleación de oro de la plata que viene de Potosí; 13)
Copia de la sentencia dada el 1 de noviembre de 1779 por los
comisarios nombrados por el Congreso de los Estados americanos; 14) Informe de Miguel Ripa fechado el 24 de mayo de 1749 en que censura el
régimen de tributos vigentes; 15) Súplica al Rey Presbítero D.
Diego de Torres Villarroel, catedrático de Matemáticas y Astrología en la
Universidad de Salamanca; 16) Episodios de la Guerra de
Sucesión; 17) Memoria de los regalos con ocasión del bautismo
de un Príncipe; 18) Relación del valor líquido de las
encomiendas de las tres Órdenes Militares; 19) Cargos que
resultan del proceso contra Joseph Estevan.
Características peculiares: además de ser lagunoso, el segmento en cuestión presenta numerosas omisiones.
El requisito para demostrar la existencia de un arquetipo, el ejemplar perdido del
que descienden todos los manuscritos conservados de un texto y «por encima del cual
no es factible remontarse»arquetipo se aludirá a un códice o impreso perdido, X, o conservado, A, B, C, etc., que transmita
errores comunes a todos los testimonios». «Si chiama archetipo la copia non
conservata, guastata da almeno un errore di tipo congiuntivo, alla quale risale
tutta la tradizione» (Stussi 1994: 128). Particularmente sugestivo resulta el
estudio de Paolo Trovato (2005: 1-18), quien, volviendo sobre la distinción entre
un archetipo 1, el «esemplare dell’opera
apprestato dall’autore per la divulgazione, esemplare ufficiale», y un
La primera de dichas innovaciones es la presencia de ‘eso’ en lugar de ‘eslo’ en el fragmento que sigue:
eslo ]eso A M M1 M2 S | esso G | ese S1 |om.VAunque, si mira vuestra merced –sin antojos de apasionado alinde– los defectos de este poema, confesará que no es tan oscuro como
eslosu estilo, pues se acomoda a los sujetos de que trata, pues tiene tanto de energía, o evidencia, o perspicuidad, que así la llama CicerónPara un análisis de este fragmento, .cf.la nota infra.
La segunda corruptela común a todos los testimonios es el error ‘Égloga II’ por
‘Égloga I’ en un pasaje donde se alude a los versos iniciales de la Égloga primeraAntídoto:
Egloga II A | ecgloga 2ª G M2 | egloga 2ª M M1 V | eglog(a) 2ª S S1Égloga primera]Vuestra merced quisiera que le aplicara el autor de las
Soledadesotra ocupación y virtud ilustre, competente a tal señor –a imitación de Garcilaso en la–, y esta fuera –aunque loable en príncipes– muy accidental, como nada heroica en lo militar ni en lo civil.Égloga primera
Igualmente poligenético podría considerarse el probable error ‘bautizarán’, en
lugar de ‘bautizará’, a resultas de la lectura equivocada de una tilde (leída como
si fuera un titulus):
bautizará ]baptizaran A | baptizarán G V | bautizaràn M M1 | baptiçaran M2 | vaptiçaran S | baptizaràn S1Si en la primera, que sola hoy ha salido a luz, este mancebo está por bautizar, tenga vuestra merced paciencia que en la segunda o en la tercera se le
bautizaráy sabrá su nombreConsideramos poco probable que ‘le’ se refiera a Jáuregui: ‘lo bautizarán a vuestra merced’. .
A estas corrupciones hay que añadir al menos otra posible innovación, que, si bien ceñida al cambio de un solo grafema, nos parece algo más difícil que se haya producido de manera independiente en cada uno de los testimonios de la tradición:
tentejuela ]tentejuelo A G M M2 S | tentezuelo M1 | tentejullo S1 |om.VVirgilio al menos así lo hizo: ¿cuántas y cuántas palabras hallará vuestra merced repetidas en sus obras cincuenta y cien veces? ¿Cuántas en la de Horacio y otros? ¡Hasta
tentejuela! Hablen el índice virgiliano de Nicolás Eritreo y el horaciano de Tomás Trectero, y callará vuestra merced en esta materia por cien años.
El CORDE no registra el uso del término ‘tentejuelo’ en ningún documentoEl perro y la calentura
de Pedro Espinosa (2010: 311).Diccionario de Alemany y Bolufer
(1917), asoma en la novela La pícara Justina de Francisco López de
Úbeda; y la locución adverbial ‘hasta tentejuela’ se halla en tres diccionarios de
mediados del XIX («hasta no poder más, con todo extremo», Salvá 1846). Por este
motivo, parece razonable considerar la lección ‘tentejuelo’ una innovación.
Ahora bien, los errores que nos inducen a apostar por la existencia del arquetipo
son tres. Se trata, respectivamente, de la inversión ‘si no carga y asombro’, en la
transcripción del verso 308 de la Soledad primera («si carga no y
asombro»)Soledades utilizado por el abad
de Rute, puesto que en el Parecer este mismo verso se cita de
manera correcta: «Dice luego vuestra merced de los muchos conejos que uno traía a
cuesta: “Trofeo es ya su número a un hombro / si carga no y asombro”» (BFBM, ms.
18/10/11: Parecer de Don Francisco de Córdoba acerca de las Soledades
a instancia de su Autor, f. 143v). Infra
La primera es la corrupción ‘los gigantes’ en lugar de ‘las gigantas’Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española
de 1803.
los gigantes ]los gigantes A G M M1 M2 S S1 |om.VAsí también diremos a la vela del navío, o sea –por solo servir a vuestra merced– al navío mismo, “Clicie del viento”, no porque camine buscando al sol, ni porque lleve aquellos desmesurados florones que
las gigantaso girasoles, sino porque de la manera que estos, mirando al sol, se gobiernan por él, así la vela mira al viento y por él se gobierna, si bien para huirle y darle espaldas como el heliotropio para seguir a su querido, el sol, y andarse tras él.
La segunda innovación –y, en nuestra opinión, última prueba de la existencia de Ω–
es, en cambio, la glosa marginal ‘Égloga’ en lugar de ‘Elegía’, presente en todos
los testimonios para remitir al verso 13 de la Elegía cuarta de
Herrera, «Del ancho mar el término infinito»
Egl(oga) 1 A | H. <ecglo(ga) 4>
(marg.)G | H. <Herre(ra) eglo(ga)>(marg.)M M1 | H. <egloga 4> M2 | H. <Herrera eglog(a) 4>(marg.)S S1
En este lugar parece muy remota la posibilidad de un origen poligenético, aun suponiendo que la innovación se produzca a partir de la errónea lectura de la abreviatura ‘eleg.’ por ‘elegía’.
Entre los datos más útiles que nos brinda la collatio, destacan
una serie de errores comunes a seis de los ocho manuscritos conservados que, por ser
conjuntivos y separativos a la vez
La primera de dichas innovaciones conjuntivas, que poseen un grado de separatividad significativo con respecto al testimonio A, el cual se quedaría, por tanto, fuera del grupo β, reza así:
digna vox A ]tigna (voxom.)G | digna (voxom.)M M1 M2 S S1 |om.V
C.de Legibus A]en el mesmo titulo G. (de legibusom.)G | en el mesmo titulo C. (de legibusom.)M M1 M2 | en el mesmo (mismo S1) titulo (de legibusom.)S S1 |om.VY aunque no ha faltado quien haya dicho que no está obligado a sujetarse, pues, como príncipe que hoy es de la poesía española, puede dar leyes sin sujetarse a recibirlas –conforme a la ley
princeps(D. de Legibus)–, él, por su modestia, juzga que debe pasar por ellas ajustándose en esto a la ley(digna vox), y yo, que maravillosamente las ha guardado, como ha parecido tantas y tantas veces por testimonio de autores tan graves.C. de Legibus
La segunda ley aludida en el fragmento corresponde, sin duda, a una constitución de
Valentiniano III (C. 1, 14 , 4), desmembrada en el Codex
Iustinianusdigna vox, cuya finalidad
era impedir que el emperador privilegiase y absolviese de las leyes a los
príncipesCf. Quaglioni (2007-2008:
55).vox’ se haya
originado en un único ejemplar y que luego se haya transmitido a sus descendientes.
Asimismo, la innovación ‘en el mismo título’, se antoja como una reelaboración
errónea de β, ya que las dos leyes suelen encontrarse en distintos títulos del Corpus: la primera en el Digesto y la segunda en
el Codex propiamente dicho.
Corrobora la existencia de β un rico abanico de omisiones, tanto de palabras como
de segmentos textuales más extensos, que atañen sobre todo a las citas latinas, y
también la transcripción incorrecta de algunos fragmentos espigados en el texto del
Antídoto de JáureguiAntídoto
de Jáuregui (Rico García 2002: 123).
tanta de la meriendaA]mucha de la merienda G M M1 M2 S S1 |om.V«Estos modos» –dice vuestra merced– «son vilísimos, como cuando el vulgacho dice “hubo tanta dama”, “tanto caballero”,
“tanta de la merienda”».
***
tan sin cuidadoA]om.G M M1 M2 S S1 |om.VDice vuestra merced luego: «Notable escrúpulo tuvo vuestra merced cuando tocó aquella similitud del carbunclo, pues dijo: “Si tradición apócrifa no miente”. Dejado que el verso es nada poético, el melindre es graciosísimo para quien toca mil mentirosas fábulas
tan sin cuidado»Tanto la lección ‘mucha de la merienda’ como la omisión de ‘tan sin cuidado’ de β no se registran en ninguna de las copias conservadas del .Antídoto(Rico García 2002: 101-102, 114); por eso deben considerarse erróneas.
***
tres A ]om.G M M1 M2 S S1 |om.V
La orza contenía ... la oreja A ]y refiere los versos(om. los versos)G M M1 M2 S S1 |om.VDice luego vuestra merced: «Igual hermosura tienen aquellos
tresversitos como tres perlas:“La orza contenía / que un montañés traía. / No excedía la oreja, etc.”».
En el postrer ejemplo, la omisión de los versos de la Soledad
primera, citados y comentados por Jáuregui con ironía, y su sustitución por
‘y refiere los versos’, dejan el pasaje incompleto y echan por tierra el objeto de
la argumentación.
Algo parecido ocurre asimismo con una latinización de Aristóteles y con otros
versos procedentes de las Soledades:
voces sunt signa conceptuum A ]om.G M M1 M2 S S1 |om.VPorque comoquiera que las palabras no solo son señales de los conceptos –conforme al filósofo,
«voces sunt signa conceptuum»–, sino vestiduras de ellos, han de ser ajustadas a su talle.
***
Pasos otro dio al aire al suelo A ]om.G M M1 M2 S S1 |om.V
Advocaron así toda la gente A ]om.G M M1 M2 S S1 |om.VHaga vuestra merced unas ordenanzas confirmadas de Apolo y graduarlas hemos aquí de Dios y del rey. ¡Que un verso tan significativo y de tanta energía,
«Pasos otro dio al aire al suelo coces», se dé por de caballeriza! [...] Que el siguiente verso,«Advocaron a sí toda la gente», sea de tribunal no es maravilla, pues donde había juzgado de juegos y premios, no pudo faltar tribunal de jueces.
Además de estos errores probablemente monogenéticos, se detectan una haplografía y numerosas innovaciones, las cuales podrían haberse producido de forma poligenética. Nos limitamos a señalar solo unos cuantos:
Petronio Árbitro, introduciendo a
Encolpio A ]Eucolpio G M M1 M2 S S1 |om.Vno usó de versos repetidos, intercalares o
amebeos A ]amaveos G amabaeos M M1 | amabeos M2 S S1 |om.Vlos versos
amebeosdel epitalamio de lasSoledadesA ]amaveos G | amabaeos M M1 | amabeos M2 S S1 |om.Vcuidando más –como maestro de retórica– de las figuras de las sentencias que
de las de las palabras A ](de lasom.)de las palabras G M M1 M2 S S1 |om.V
Las corruptelas de β nos inducen a excluir la posibilidad de que este o uno de sus descendientes constituya el modelo para A (y, como veremos más adelante, para V).
El manuscrito A, por su parte, presenta una serie de lecciones características y de errores separativos que implican la imposibilidad de una derivación inversa: A no pudo ser el modelo de β. La naturaleza de dichas innovaciones individuales es muy heterogénea: omisiones, trivializaciones, inversiones, sustituciones y corrupciones de diferente fenomenología. Seleccionamos algunos de los casos más llamativos:
con la de estadistas G M M1 M2 S S1] con los escritores A | con (laom.)de estas listas VCuán loable entretenimiento o ejercicio sea el de la caza en los grandes señores, pues lo confiesa vuestra merced, no hay para qué traer autoridades de Jenofonte ni de Platón para probarlo, ni comprobarlo con la de estadistas modernos, entre los cuales el Fraqueta, en su
Príncipe, y Juan Chokier, en suTesoro de aforismos políticos, lo tratan bien.
***
nación G M M1 M2 S S1 V ]nacimiento AAl cuerpo ayuda notablemente, habituándole a fatigas y sudores, tirocinio maravilloso de la milicia, respecto de lo cual dijo el otro rútulo que Virgilio introduce loando su
nación: «Venatu invigilant pueri silvasque fatigant».
Prescindiendo de comentar la obvia trivialización ‘con los escritores’ de A, en el
segundo fragmento el abad de Rute transcribe el v. 605 del noveno libro de la Eneida, donde el rútulo Numano, «como representante genuino de la
raza itálica, define a su pueblo como duro, austero, habituado a la caza y a la
guerra, es decir, como gente de acción, y lo opone a los griegos»Introducción a
Virgilio (1992: 71).genus evocado por Virgilio («durum a
stirpe genus natos ad flumina primum / deferimus saevoque gelu duramus et undis;
venatu invigilant pueri silvasque fatigant»
Significativas resultan también las siguientes corruptelas:
glorïosa ... ocïoso M M1 M2 S S1]om.A | (glorïosa, rocïadaom.)cambïase, ocïoso G |om.V
que exceden ... por demasiadosG M M1 M2 S S1] que siendo estas vozes usadas veinte i ocho vezes ecceden (yaom.)en número a las que nota por demasiadas A |om.VPasadero es también Hernando de Herrera, pero a cada paso incurre en el pecado mismo, diciendo: «süave», «ansïoso», «orïente», «varïar», «rocïado», «glorïoso»,
«glorïosa», «rocïada», «cambïase», «ocïoso», «victorïoso», «süavemente», «rabïoso», «impetüoso», «espacïoso», «brïoso», «superïor», «ocïosa», «trïunfando», «inferïor», «impetüosa», «victorïosa», «vïolento», «pïadosa», «pïedad», «invidïosos», «trïunfos», «invidïoso», «quïetud», «dïamante», «glorïosas», «pluvïoso». Ve aquí vuestra mercedque exceden ya en número los que nota por demasiadosen nuestro poeta.
En su intento de defender a Góngora de las pullas de Jáuregui relativas al empleo
arbitrario de la diéresis, Fernández de Córdoba inserta un elenco de 32 palabras, en
las cuales Fernando de Herrera había optado por esta licencia, separando por tanto
el diptongo. Ahora bien, en el corpus poético del sevillano, hemos localizado
efectivamente unas cuarenta voces con diéresis
A continuación, reproducimos otras innovaciones de A que, aun con un grado de separatividad nada despreciable, confirman la independencia de β:
ha de mancharse quien
tocarela pezG M M1 M2 S S1 V ]tratare A
dicelaSabiduríaG M M1 M2 S S1 V ]donde Alas paredes de
muchossagrados templosG M M1 M2 S S1 ]n(uest)ros A |om.V¿qué resulta de
obscenoo sucio sonido o sentido?G M M1 M2 S S1 ]obscuro A |om.Vel campo, que no pisan
alashierbaG M M1 M2 ]aun la A | a la S S1 |om.Vno alcanza la más profunda meditación
hallarlesfondoG M M1 M2 S S1 ]a dalles A |om.Vy a lo del
Epitalamio de Paladio ySerena A |CelerinaG M M1 M2 S S1 ]om.V
Finalmente, cabe mencionar una serie de omisiones voluntarias del copista de A,
puesto que deja unos espacios en blanco, los cuales, además de ratificar lo que
acabamos de sostener, nos obligan asimismo a suponer que estuviera trasladando un
modelo plagado de corruptelas y de difícil lectura. Además, conviene observar que el
amanuense señala en los márgenes, con una secuencia de números (de 1 a 8), las
lagunas de dicho ascendiente en correspondencia con citas latinas o italianas,
seguramente con la intención –frustrada– de subsanar más tarde estos lugares
acudiendo a sus fuentes o, quizá, a otro testimonio del Examen:
Lo primero en que prueba vuestra merced
la actividad y finezade suAntídotoG M M1 M2 S S1 V ]la (actividadom. dejando un espacio en blanco) y fineza AÈ forse
assaiche di Savona ai litiG M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blancoA |om.VCare
selvebeateG M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blancoA |om.VJosefo Malatesta, Francisco Patricio,
Horacio Ariosto, y toda la Academia de la CruscaG M M1 M2 S S1]om. dejando un espacio en blancoA |om.Vcomo queda probado
a juicio míoy después de AristótelesG M M1 M2 S S1 ]a juicio de (deja un espacio en blanco) i mio A |om.V«et
aspera agili saxa calcantem pede»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<1>en el margenA |om.Vpues Plauto dijo:
«Hem, a crasso infortunio» G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<2>en el margenA |om.Vy luego «
preparata», «destinata», «già promessa», «desïata»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<3>en el margenA |om.V«
Iv’era il curïoso Dicearco»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<4>en el margenA |om.VEl Guarini en el
Pastor fido: «trïonfar ched’un teschio»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<5>en el margenA |om.V«
Sei lustri non reggesti il crine e ’l manto»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<6>en el margenA |om.V«
E sparge l’alba dal celeste grembo»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<7>en el margenA |om.V«con Proserpina,
a cui l’inganno è teso»G M M1 M2 S S1 ]om. dejando un espacio en blanco e inserta<8>en el margenA |om.V«L’America si parte
ancoraessa in due grandissime penisole…G M M1 M2 S S1 ]om.dejando un espacio en blancoA |om.V«Questa penisola del nuovo mondo tutta quasi
sportanel mezzogiorno…G M M1 M2 S S1 ]om.dejando un espacio en blancoA |om.V
La fragmentariedad de V, que transmite solo una séptima parte del texto del Examen, representa un límite significativo para la colocación del
mismo códice en el proceso de reconstrucción genealógica de la obra. Con todo, la
localización de algunas innovaciones que comparte con β, junto con varios errores
separativos de ambos testimonios, nos permite conjeturar la existencia de un modelo
común α.
La primera de dichas innovaciones conjuntivas es la sustitución, sin duda monogenética, de ‘exponi’ por ‘cantari’ en el verso de Horacio:
exponi A] cantari G M M1 M2 S S1 V«Versibus
exponitragicis res comica non vult»
Las ediciones del Ars poetica consultadas
Se añaden a este error dos corruptelas más: la omisión de ‘fuisse’ en el fragmento
citado de la oración ciceroniana Pro P. Quinctio («quod si tu
iudex nullo praesidio fuisse videbere contra vim et gratiam
solitudini atque inopiae»), y la transcripción errónea –y teóricamente poligenética–
del primer verso de la Égloga I de Garcilaso de la Vega (‘el dulce
lamentar de los pastores’ en lugar de «el dulce lamentar de dos
pastores»).
Respecto a los errores separativos de V, bastará transcribir una de las numerosas omisiones que afectan tanto a extensos fragmentos del texto castellano como a citas latinas e italianas:
en la égloga … e scriva A G M M1 M2 S S1 ]om.VY estaba, o se finge estar, entonces poblada y frecuentada por extremo de pastores y zagales y aun de villajes. Últimamente
en la égloga octava: «Forse che per fuggir la solitudine, / or cerchi le cittadi», etc.
El Chiabrera en la canción que hizo a Colón: «Non perché umile in solitario lido / Ti cingano, Savona, anguste mura»; y en otro lugar: «E forse assai che di Savona ai liti / in solitaria riva / altri ne canti lagrimoso e scriva».Siendo así que la ribera de Saona no es solitaria, pues la ciudad está junto a ella y acuden de ordinario bajeles a ella.
Por lo que se refiere a posibles innovaciones de β que tengan valor separativo con
respecto a V, dado el carácter fragmentario de este códice, la localización de
verdaderos errores resulta casi una quimera o, cuando menos, una empresa bastante
complicada. De hecho, los únicos datos que nos inducen a conjeturar la independencia
de V son una consistente serie de loci en los que este testimonio
coincide con A en lecciones adiáforas que, en efecto, debemos remontar al arquetipo
o –más arriba– al original. Seleccionamos solo algunas de ellas:
cuando
me encontré consendos traposA V ](meom.)encontré (conom.)G M2 M M1 S S1luego
ha de serloen sí o en sus obrasA V ]halo de ser G S S1 | lo à de ser M | lo ha de ser M1 | a lo de ser M2Lo primero en
queprueba vuesa mercedA V ]quien G M2 M M1 S S1
quede una y otra suerte le convieneA V ]porque G M2 M M1 S S1ora en la tusculana, ora en su heredad formiana (firmiana
V)A V ]ora (àora G) en su heredad formiana ora en la tusculana G M2 M M1 S S1en la sierra,
dondea pesar de los canicularesA V ]lugar donde G M2 M M1 S S1
Los datos hasta aquí analizados nos llevan, de momento, a dibujar un estema bipartido que representamos con este diagrama:
Ahora bien, dentro de la familia β, es necesario postular la existencia del grupo γ, del que forman parte los testimonios M, M1, M2, S y S1, los cuales comparten una única innovación monogenética que G no transmite; o sea, el error ‘metáforicas’ en lugar de ‘metáforas’:
metáforas A G ]methaphoricas M M1 S S1 | metaphoricas M2 |om.V«Illa veneranda –dice él de la virtud de la dicción– et omne prorsus plebeium excludens quae peregrinis utitur vocabulis. Peregrinum voco varietatem linguarum, translationem, extensionem, tum quodcumque a proprio alienum est». Y no hago diversa cabeza de esto último, porque, sin duda, las palabras peregrinas, las
metáforasy los perífrasis son ajenos del propio y así los epiloga antes que diferencia.
El autor del Examen, valiéndose del magisterio de
AristótelesCf. la nota infra.Poética, en el fragmento en cuestión se utilizan tres sinónimos: ‘palabras
peregrinas’ (variedad de lenguas), ‘metáforas’ (translaciones) y ‘perífrasis’
(extensiones). La lección ‘metafóricas’, resultado de la atracción del sustantivo
‘palabras’, difícilmente hubiera podido producirse en los cinco manuscritos de forma
individual.
Desde luego, la falta de otras corruptelas, monogenéticas a ciencia cierta, que
puedan corroborar el subarquetipo γ, no nos permite descartar por completo la
posibilidad de que los testimonios que nos ocupan desciendan directamente de β. Aun
así, la presencia en dichos manuscritos de un par de deslices –si bien casi seguro
poligenéticos–, y, sobre todo, su coincidencia en unos 17 casos de adiaforíaloci en los que M2 coincide solo con M y M1, aunque no descartamos que la
falta de correspondencia de S y S1 pueda depender de su contaminación con un
ejemplar cercano a A. En la importancia que las variantes adiáforas pueden
adquirir dentro de tradiciones complejas, confirmando la hipótesis estemática a
partir de la localización de errores monogenéticos, insiste Paolo Trovato: «Even
though the best manuals agree that only significant and non-polygenetic errors can
be used as indicative errors, once a preliminary stemma has been sketched on the
basis of indicative errors, lists of equally acceptable readings matching the
distribution of indicative errors can provide a valuable control in complicated
traditions. In Italian studies, these readings are often called lezioni caratteristiche [characteristic readings], i.e., readings which
characterize, besides indicative errors, a group of witnesses; in this manual, I
have opted for the non-literal but less ambiguous translation ‘confirmatory
readings’» (Trovato 2014: 116).
que al fin supimos ser Teágenes y
Cariclea G ]Clariquea A V | Cariclia M M1 M2 S S1«tollere humo victorque virum volitare per
ora»A G ]oras(corr. dehras S1) M M1 M2 S S1 |om.V
***
donde hay mucha que adonde
haypoca genteA G V ]om.M M1 M2 S S1el poema que con su gallarda
imitaciónconsiguiere este finA G ]imitacion o invencion M | imitazion ò invencion M1 | imitaçio(n) e invençion M2 | imitaçion e inbencion S | imitacion e invencion S1 |om.V
quiero darlepor postre otrosA G ]quierole dar M M1 M2 S S1 |om.Vy el mismo, en los libros
de la naturaleza de los Dioses M M1 M2 | de naturaleça de los Diosses S | de naturaleza de los Dioses S1 |De natura deorumA G ]om.Vsuspende un año la publicación de
unsonetoA G] su M M1 M2 S S1 |om.V
Asumiendo, entonces, la descendencia común de M, M1, M2, S y S1 a partir de un único modelo, para excluir que dicha familia derive del testimonio G bastaría con la localización en este manuscrito de al menos un error monogenético que no figure en γ. Entre las muchas corruptelas individuales de G, que implican la independencia de γ, seleccionamos solo una de las numerosas omisiones y algunas de sus innovaciones más significativas:
Pro A. Caecina (Aebutius … alereturPro A. Caecina… aleretur A M M1 M2 S S1 ]om.)M. Celio a Ciceron (Ut non modo …factaom.)G|om.VY últimamente el mismo,
.Pro A. Caecina: «Aebutius iste, qui iam diu Caesenniae viduitate ac solitudine aleretur». Marco Celio a Cicerón:«Ut non modo mihi solus esse, sed Romae, te profecto, solitudo videatur facta»
***
por extremo A M M1 M2 S S1 V ]por este modo GPero aún con menos embozo, en otro lugar cercano al referido: «Maximamente ricordandomi in questa fervida adolescenzia de’ piaceri della deliciosa patria tra queste solitudini di Arcadia». Y estaba, o se finge estar, entonces poblada y frecuentada
por extremode pastores y zagalas y aun de villajes.
***
en cuja A M M1 M2]en puño G | en la mano S S1 | enaja VUsen pues nuestros príncipes, mientras la alta paz de que goza España no les permite andar como a sus clarísimos mayores con lanza
en cuja, ni hay gobiernos de reinos en que juntamente se ocupen todos.
Dejando a un lado las omisiones del primer fragmento y deteniéndonos tan solo en
los últimos dos pasajes, resulta evidente que la lección ‘por este modo’ en G es
incorrecta, ya que la cita de Sannazaro, como las que la preceden, no justifica
dicha lectura. Asimismo, la consulta del CORDE ha revelado la enorme frecuencia con
la que la palabra ‘cuja’, aderezo de la armadura de los soldados de la época, se
solía asociar con la lanza. De hecho, se lee en Covarrubias:
«Lanza en cuja y lanza en ristre son términos de la gente de armas». Por eso, hay
que considerar la variante ‘en puño’ una mera trivialización.
El grupo γ, cuya existencia acabamos de demostrar, parece dividirse en dos ramas
distintas e independientes entre sí: la de M2 y la de δ. Este modelo común para los
manuscritos M, M1, S y S1 se prueba con facilidad a partir del error ‘no traigo
diversa cabeza’, en lugar del correcto ‘no hago diversa cabeza’hago [hago A G M2 traigo M M1 traygo S S1 (V lagunoso)] diversa cabeza de esto último, porque, sin duda, las
palabras peregrinas, las metáforas y los perífrasis son ajenos del propio y así
los epiloga antes que diferencia». Según se infiere de la consulta del CORDE,
ninguna de las dos fórmulas se registra en los documentos recogidos en el banco de
datos. Por su parte, sin embargo, el
ti cingano A G M2 ]Ti çingo M | Ti cingo M1 S | Te cingo S1 |om.VEl Chiabrera en la canción que hizo a Colón: «Non perché umile in solitario lido /
ti cingano, Savona, anguste mura».El verso que se lee en las ediciones consultadas del Chiabrera equivale al transcrito en A, G y M2. Además, aunque se considere la posible dialefa de ‘Savona anguste’ en la lección transmitida en γ –‘ti cingo, Savona, anguste mura’–, el verso seguiría sin observar la articulación rítmica del endecasílabo, fuera este a minore(acento en la cuarta sílaba) oa maiore(acento en la sexta sílaba).
***
en dehesas azulesA G M2 V]en canpos de zaphiro M | en campos de zaphiro M1 | en campo de zaphiro S | en campo de Zafiro S1Bajó el día siguiente a lo llano: allí sí que habría menester el pastor sombrerico para el sol, pues, aunque fuese el mes de marzo –que es la entrada de primavera–, decimos que aporrea el sol como mazo, y no era sino andada buena parte de abril, «en que el mentido robador de Europa / [...]
en dehesas azulespace estrellas», ¿qué mucho, pues, sudasen los o las que hacían ejercicio, y más si era en campos tan calientes como los andaluces?
El verso que hoy se lee en las ediciones modernas de las Soledades reza: ‘en campos de zafiro pace estrellas’. Jammes reproduce tres
versiones del mismo: la primitiva, ‘zafiros pisa, si no pace estrellas’, comentada
por Andrés Almansa y Mendoza en sus Advertencias; una versión
intermedia, ‘en dehesas azules pace estrellas’, traída a colación por Jáuregui en el
Antídoto; y la definitiva ‘campos de zafiro’Cf. Jammes (1994: 196-198). AntídotoSoledades, véanse Jammes (1994: 14-21) y Roses
Lozano (2007: 97-130).
La independencia de esta familia con respecto a M2 resulta más nítida a la luz de algunas corruptelas individuales de este testimonio, en su mayoría interpolaciones y omisiones:
al reloj G M M1 S S1 ]el r. A | a las armas del r. M2 |om.VAl que vemos enojado, ¿no decimos que está hecho un león? Al armado, ¿que lo está como un reloj? Luego ¿aquel imita al león en todas sus acciones o este da horas, que es el oficio del reloj? Ni por imaginación, que la similitud solo consiste en las fierezas que hacen el hombre y el león enojados, y el armado en no faltarle pieza de las necesarias, como
al relojbien concertado, y otros símiles a este modo.
***
Gran … Nápoles A G M M1 S S1 ]om.M2 |om.VPues quiero darle por postre otros que no solo por la calidad de su sangre generosa, sino por la de sus ingenios, pudieran darse muy por principio: el duque de Sessa,
Gran Almirante de Nápoles; el duque de Feria...
***
antiguos A G M M1 S S1 ]latinos M2 |om.VNo se olvide otra vez, por mi amor, de cosa tan sabida como vulgar en nuestro idiotismo: “fulano tiene gruesa hacienda”, “grueso caudal”, “grueso trato”. Y esto, no sin ejemplo de los
antiguos, pues Plauto dijo: «Hem, a crasso infortunio», que con su beneplácito de vuestra merced romancearemos ‘de grande’ y no ‘de gordo’ infortunio.
***
hora A G M M1 S S1 ]h. de nuestro Pöeta M2 |om.VRíase vuestra merced en buen
hora, que no faltará quien de vuestra merced se ría, conforme a aquello de “matarás y matarte han”, etc.
Los errores separativos de M y los de S, respectivamente conjuntivos de M1 y S1, delatan la existencia, dentro de δ, de dos ramas independientes. En particular, además de coincidir en la segmentación del texto en 43 epígrafes, M y M1 comparten varias omisiones, interpolaciones y lecciones erróneas o características, entre las cuales destacan la omisión del mismo título de la obra y otras innovaciones asimismo relevantes:
ollero A G M2 S S1 V ]caballero M M1Pero en todo acontecimiento, pues a vuestra merced le consta que nuestro autor es poeta y debe constarle que este nombre –según buenos autores– se derivó de ποιέω (que significa ‘formar’ y ‘fingir’), de donde también se dijo
figulusel ollero o alfaharero –que tal parentesco tienen ambos ejercicios–, déjele hacer, que él sabrá acomodarse a la ocasión y necesidad, a fuer de buenollero.
***
o con el arco … las hizo A G M2 S S1 ]om.M M1 |om.VQuien dijese que con la espada y lanza, invención de los lacedemonios –según Plinio–, o con el arco y flechas, invención de los escitas o de Perseo o Apolo, hizo tal capitán esta o aquella hazaña, ¿diría mal? ¿O entenderíamos que con las mismas –numero: espada y lanza de los lacedemonios,
o con el arco y flechas de los referidos inventores– las hizo? No, por cierto.
***
y, asimismo … toscanos A G M2 S S1 ]om.M M1 |om.VY dejando de tratar de Petronio Árbitro y Apuleyo, que por la extravagancia de palabras han dado tanto que hacer a sus intérpretes,
y, asimismo, del Dante entre los vulgares toscanos–cuya varia musa con misteriosos pensamientos se subió, ya, tal vez cual otro Astolfo, a lo más alto de suParaíso…
De veras significativa resulta la corruptela que sigue:
tornó G M2 S S1]torna A | estubo M M1 |om.VSiendo así que lo común es en los nombres que referimos servir la
uy laide consonantes verdaderamente y haberlas proferido por tales aquellos mismos que, cuando lestornómás a cuento, las pronunciaron vocales, ora sea en el principio, ora en el fin del verso, que esto verá vuestra merced cuán poco importe.
El CORDE documenta la mayor fortuna de la expresión “estar a cuento” (20 casos en
16 documentos entre 1550 y 1699) frente a “tornar a cuento”. Por su parte, el Diccionario de Autoridades registra solo el modo adverbial “a
cuento” y la construcción más habitual “venir a cuento”. Sin embargo, el hecho de
que este modismo aparezca también en la Historia de la Casa de
Córdoba, delata su cristalización en el usus scribendi del
autorCf. la nota supra.
También en el caso de los manuscritos S y S1 asoma cierto grado de parentesco, muy evidente ya desde el principio y, en particular, a partir de la errónea atribución de la obra a Francisco de Amaya.
Seleccionamos unas cuantas corruptelas conjuntivas de S y S1 –y separativas con respecto a M y M1–, no menos llamativas:
en cujaA M M1 M2]en puño G | en la mano S S1 | enaja VConsidérese lo que se ha dicho a propósito de este mismo fragmento en el análisis de los errores separativos de G (apartado 8.2.4). Usen pues nuestros príncipes, mientras la alta paz de que goza España no les permite andar como a sus clarísimos mayores con lanza
en cuja, ni hay gobiernos de reinos en que juntamente se ocupen todos.
***
profesores A G M M1 M2 ]profetas S | prophetas S1 |om.VPues ¿qué se le siguió al poeta de este trueco de estilo en los poemas referidos? Que dijese de ellos Daniel Bárbaro, hombre acreditadísimo en su tiempo con los
profesoresde buenas letras que «per lo artificio delle allegorie e degli enigmi mirabili appariscono a chi gli legge».
***
sabidos A G M M1 M2 ]salados S S1 |om.VY si quiso advertir nuestro autor de las
Soledadesque no era dura, hizo bien y a modo de poeta, pues a los tales se permite usar de aposiciones o epítetos tansabidoscomo este.
La lección ‘profetas’ de S y S1, en el penúltimo fragmento, se explica como la
fallida interpretación de una abreviatura de la palabra ‘profesores’ en el modelo
copiado. De la misma manera, la lección ‘salados’, en el último párrafo, es el
resultado de la lectura errónea de los grafemas que componen la segunda sílaba de
‘sabidos’. El adjetivo ‘salados’Aut.).
Corroboran la relación de parentesco entre S y S1 numerosos errores supuestamente
poligenéticos, entre los cuales destacan 9 casos de omisión por Por lo que atañe al
posible origen monogenético de los saltos ópticos, remitimos a las palabras de
Montanari (2003: 312): «È quindi agevole determinare, all’interno dell’opera
considerata, quanti siano i luoghi che presentano un piège à copiste
assimilabile a quello che vede la coincidenza in omissione, e calcolare il
rapporto numerico fra le situazioni in cui la trappola è scattata e quelle che
hanno invece visto un’esemplazione fedele. […] Nel caso dunque si diano numerose
situazioni identicamente propizie al salto da pari a pari, e solo in una si sia
verificata corrispondenza nell’incidente, si potrà valutare non poligenetico, e
dunque congiuntivo, l’errore, con quanta maggiore probabilità per quanto minore
sia il grado di corrispondenza fra i due segmenti che avrebbero innescato
l’errore. (Troppo spesso viene negata la congiuntività di un’omissione per la
possibilità di un salto da pari a pari motivato da una corrispondenza debole, e
unico a fronte di un notevole numero di situazioni perfettamente identiche, che
non hanno dato luogo ad omissione, anche se certo la poligenesi “teoricamente …
non si può escludere”)». A este propósito, también cabe mencionar una nota de
Baldissera y Bonilla Cerezo a su traducción de la homoioteleutonTextkritik
de Maas (2012: 75, nota 55): «la experiencia ecdótica enseña que la caída por
‘salto de igual a igual’ no siempre es poligenética según podría parecer: la
probabilidad de que dos o más copistas omitan, de forma independiente, una
idéntica perícopa, debido a ὁμοιοτέλευτον, depende obviamente de la conformación
gráfico-morfológica del pasaje, que puede ocasionar saltos (muchas o pocas
palabras / terminaciones con grafías semejantes o idénticas). De ahí que algunos
homoioteleuta puedan tener valor también conjuntivo». En
este mismo aspecto ha insistido Tanganelli (2016: 215-216): «En efecto, siempre
hay que tener muy en cuenta una simple regla: la probabilidad de coincidencia
poligenética disminuye cuanto mayor es el número de casos en los que un mismo
grupo de testimonios presenta los mismos saltos de igual a igual (con
independencia de que dichas lagunas sean de veras accidentales o reflejen más
bien, como en ocasiones sucede, unas omisiones conscientes del copista). Por
este motivo, el estudio de dichas lagunas puede considerarse, al menos en los
textos en prosa de cierta extensión, una especie de ‘prueba del nueve’ para
confirmar las familias establecidas a través de los errores significativos (es
decir, mediante corrupciones seguramente monogenéticas)».
también se dijo
figulusel ollero oalfaharero [...] a fuer de buen ollero A G M M1 M2 V ]om.S S1los maestros llaman
cacophaton–según quieren Quintiliano y Diomedes–, o–según Sosípatro Carisio–, y vulgarmente ‘cacofonía’cacephatonA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.Vy objeto adecuado
ayudar deleitando –siendo el blanco (aunque inadecuado)arquitectónico y principal ayudarA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.VEscribió
en verso heroico eloráculos de mil años veniderosHesíodoy laMopsopia, en que describióA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.VAlguno de los demás dice que la sinalefa se
llama sinéresis, pero ninguno que la sinalefase comete en medio de la dicciónA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.Vsin ser gordos, son de gran cuerpo.
Como también advertirá que ‘adusto’, cuando se refiere al cuerpoy no al colorA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.V«[...] se mira en su original».
Yo al menos por tal le tengo en materia de poema nupcial y considerándolo en su original, como vuesa merced nos mandaA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.VEl
istmo se entiende [...] en su fantasía traslada los lestrigones y losistmos al estrecho de tierra que divide la nueva España del PerúA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.V«Por cuyo perífrasis –dice– nadie entenderá ‘hijo’, ni debe entenderlo.
Mírese lo que digo». De que nadie entenderá ‘hijo’, mucho se promete vuesa merced, pero a la proposición de que ni debe entenderlo, digo, mi señor, que distingoA G M M1 M2 ]om.S S1 |om.V
En sentido lato, la conditio sine qua non para que un códice
pueda definirse como descriptus es que posea todos los errores de
su modelo, más al menos un error propioJ muestra todos los errores de
otro conservado, F, y además al menos uno proprio, en tal caso
J debe derivar de F».st por bl en la palabra ‘pueblos’ y
algunas de las omisiones más significativas de M1:
pueblos A G M M2 S S1 V ]puestos M1¿Qué quisiera vuestra merced? Que cuando el duque estuviera más ocupado en cosas de sus
puebloso casa, o en un capítulo o asamblea de su Orden del Tusón, ¿se le pidiera que lo dejara todo y escuchara lasSoledades[...]?
***
mención A G M M2 S S1 ]om.M1 |om.VDe suerte que si Plinio, en el capítulo 56 del séptimo libro de su
Natural Historia, si Clemente Alejándrino en el primer libro de susStromas, si Polidoro Virgilio en losDe inventoribus rerum, no hicieronmencióndel inventor de alguna cosa, ¿por eso no lo pudo ser fulano? ¿O la tal cosa fue congénita con el mundo? ¡Bravo abreviar la diligencia, la memoria o el ingenio de los demás!
***
philosophi … veri A G M M2 S S1 ]om.M1 |om.VY Cicerón había dicho primero: «Hoc ego
philosophi non arbitror testibus uti, qui aut casu veriaut malitia falsi fictique esse possunt: argumentis et rationibus oportet quare quidque ita sit docere».
Las consideraciones y las condiciones que se han tenido en cuenta en el caso de M y
M1 nos ayudan a determinar la relación que une S1 al testimonio S: el primero,
además de compartir todos –o casiope ingenii los fragrantes errores
de su modelo, si bien con escasa fortuna: a) «Doctrina por cierto puesta en razón,
porque si de lo admirativo nace lo risible [noble A risible G M M1 M2
pusible S plausible S1 (V lagunoso)], también nacerá lo
deleitable»; b) «lo común es, en los nombres que referimos,
vajilla A G M M1 M2 S ]vasija S1 |om.VComo pudo Virgilio hacer a Alcimedón excelente artífice de pastoral
vajilla, ¿no podrá nuestro poeta hacerle inventor de alguna suerte de cucharas de las muchas que, para usos diversos, ha inventado la rústica agudeza?
***
aprobando A G M M1 M2 S]aprovechando S1 |om.VQue no fue arrogancia la de aquel excelente músico Antigénidas, sino justo aprecio de su ciencia y de la ignorancia del pueblo, cuando,
aprobandoeste poco a un su discípulo que tañía muy conforme a las reglas de aquel arte, levantando la voz el maestro le dijo en presencia de todos: «Mihi cane et Musis».
***
barrendero A G M M1 M2 S ]verdadero S1 |om.VCuando dice nuestro poeta
«Cabo lo hizo de esperanza buena», pone vuestra merced por parergo agudeza extraordinaria:«No sería tan malo llamarlo Cabo de Buena Esperanza». Pero la musa se ha dejado decir que en servicio de sus endecasílabos no lo recibiría porbarrendero.
Notable es también otro caso que despeja cualquier duda sobre la descendencia de S1 con respecto a S:
a su esencia y a su objeto A G M2 M M1]a su essencia y a su ob reato S | a su essencia (y a suom.) ornato S1 |om.V
eternas A G M2 M M1 S ]ciertas S1 |om.VSegún Aristóteles las artes, en cuanto
a su esencia y a su objeto, inmudables son yeternas; pero no en cuanto al modo de enseñarlas o aprenderlas, que este admite variedad según los tiempos e ingenios, con los cuales de ordinario prevalece la novedad, como cosa que aplace.
Para comprender lo que puede haber ocurrido en S1, reproducimos el fragmento del manuscrito S:
En la segunda y la tercera línea, leemos: ‘las artes en quanto a su essençia y a su
ob / reato inmudables son y eternas’. La lección ‘ob reato’, quizá resultado de la
transmisión poco legible de la palabra ‘objecto’ en su modelo, es un error flagrante
de S que el copista de S1 debió intentar enmendar ope ingenii con
‘ornato’ y la omisión de ‘y a su’. En cuanto a la innovación ‘ciertas’, en lugar de
‘eternas’, hay que considerar en S el extraño ductus de las letras
et y su cercanía a la cedilla de la palabra ‘essençia’ en la
línea superior: esto propició el error del copista de S1, el cual, por leer ci en vez de et (‘ciernas’),
decidió corregir con ‘ciertas’.
La presencia de algunas curiosas coincidencias textuales entre A y S nos obliga a
considerar factible que el amanuense del testimonio salmantino (o el de su modelo)
tuviese acceso a dos manuscritos: δ u otro apógrafo suyo, por un lado; un ejemplar
cercano a A, por otro. En consecuencia, se habría producido una contaminación tanto
de ejemplares como de lecciones
La primera afectaría a una porción bastante reducida del texto
lo muestra la experiencia
misma, y hablando ella, callarán los escritoresG M M1 M2 ]om.A S S1 |om.Vestá lleno de vino como
suelenlos cuerosG M M2 ]lo suelen estar A S S1 | osuelen M1 |om.Vtendría la cucharita
susmil y quinientos añosG M M1 M2 ]seis A S S1 |om.VTopa vuestra merced
conaquellos versosG M M1 M2 ]en A S S1 |om.Veso es ya dar indicio
clarode que «sincerum est nisi vas […]»G M M1 M2 ]om.A S S1 |om.V
La segunda, en cambio, resultaría categórica en el resto de la apología, manifestándose por medio de innovaciones aisladas comunes a A y S. Seleccionamos solo los casos en los que el origen poligenético, aunque posible, resulta más difícil de suponer:
«Fannius Hermogenis laedat
convivaTigelli?»G M M1 M2 ]convivia A S S1 |om.V¿Y Horacio: «multa merces, multa prece, multa
aura, multa tellure…G M M1 M2]aurea A S S1 |om.Vcomo si sobre los hombros de cada cual se hubiera dejado caer un
sinocelesteG M M1 M2 ]signoA S S1|om.VAunque ambas lecciones, ‘signo’ y ‘sino’, encajan en el fragmento citado, el hecho de que el abad de Rute esté replicando a Jáuregui acerca del uso repetido de la adversativa nos lleva a suponer que en el original figurara ‘sino’, y que la variante ‘signo’ sea una banalización del amanuense de A (o de un testimonio cercano) transmitida a S. en las comparaciones no se requiere omnímoda verdad, ni semejanza: sobra que
combinenen algún principal atributoG M2 ]convengan A S S1 | convienen M M1 |om.V«Alius namque ibi
isthmosangustia simili est […]»G M M1 M2 ]isthmus A S S1 |om.V
Destacan también un par de casos donde S o su ascendiente debieron de acudir a ambos testimonios de los que disponían, cotejándolos y dando lugar a variantes ‘híbridas’, fruto de la combinación de las lecciones transmitidas por cada uno de los modelos:
Usole G M M2 ](Usoleom.) i tambien A | Usolo M1 | Usso (Ussò S1) tambien S S1 |om.V
UsoleLucano: «Iam tumuli collesque latent, iam flumina cuncta / condidit una palus vastaque voragine mersit, / absorpsit penitus rupes».
***
autor de laspoeta (de las SoledadesSoledadesG M M1 M2 ]om.) A | poeta (poetta S1) de las Soledades S S1 |om.VLuego no habló, ni aun imitó mal nuestro
autor de lasSoledades.
En ambos casos, el copista del manuscrito contaminado, hallándose ante dos lecciones diversas, debió de innovar, dando entrada, así, a una tercera variante, partícipe de las dos que figuran en los manuscritos utilizados; luego las lecciones ‘usso tambien’ y ‘poeta de las Soledades’ de S derivarían de la combinación de ‘usole’ de β con ‘i tambien’ de A, por un lado, y de ‘autor de las Soledades’ con ‘poeta’, por otro.
Por supuesto, es difícil hallar evidencias textuales que delaten el testimonio
donde se ha producido la contaminación: este podría ser el mismo S o un interpositus entre dicho apógrafo y γ. Empero, sin descartar ninguna
hipótesis, transcribimos un fragmento que quizá arroje un poco de luz al
respecto:
La acción …La accion que aqui se descrive fue sin duda en la Primavera (pero … primaverafrigidoA G M2 V ]om.) sub Dio, sub Jove frigido M M1 | La acçion <pero distingue tempora et concordabis iura cuando llegò el peregrino a la monttaña donde estavan los cabreros era de noche, pues noches de primavera sub Dio, sub Jove frigido etc(étera)>(marg.)que aqui se describe fue sin duda en la primera (u?)rca sub Dio sub Jove frigido S | La accion pero, distingue tempora et concordabis iura; quando llegò el peregrino a la monttaña donde esttaban los cabreros era de noche, pues noches de primavera sub dio, sub Jove et(cétera). La accion digo, que aqui se descubre fue sin duda en la primera cerca sub Dio sub Jove frigido S1La acción que aquí se describe fue, sin duda, en la primavera, pero
distinguetempora et concordabis iura. Cuando llegó el peregrino a la montaña donde estaban los cabreros, era de noche: pues noches de primaverasub dio, sub Iove frigido.
Nos encontramos ante un salto de igual a igual en M –verosímilmente ya en δ– y
corregido en el margen por el copista de S. Aunque las omisiones ex
homoioteleuton pueden ser poligenéticas y producirse en dos manuscritos de
manera autónoma, nos parece más probable que dicha corrupción se deba al copista de
δ y que el amanuense de S, percatándose del error, lo haya corregido ope codicum acudiendo al ms. A o a otro testimonio colateral de este.
Admitiendo esta eventualidad, tendríamos que colocar el origen de la contaminación
en el proprio S.
Sea como fuere, sin ninguna intención de inclinarnos por una u otra solución, proponemos el siguiente estema:
En un estudio que data de 1998Examen, Ana Cristina López
Viñuela defendió la hipótesis de la supervivencia de dos versiones del texto. Se
trataría, según afirma, de un original primigenio, por un lado, y de una segunda
versión enriquecida con las correcciones del autor, por otro. López Viñuela fundó su
propuesta exegética sobre las cartas de Fernández de Córdoba publicadas por Dámaso
Alonso y reproducidas en los primeros apartados de esta edición: en particular, la
citada misiva granadina del 25 de julio de 1617, en la cual –lo recordamos– el abad
de Rute daba noticia de la reciente conclusión de su trabajo; y, en segundo lugar,
las cartas de 1620, fechadas en Rute, respectivamente el 29 de junio y el 7 de
julioCf. la nota supra.
Ahora bien, caso de aceptar las conjeturas de López Viñuela, deberíamos optar por
otra hipótesis estemática que contemplaría la descendencia del manuscrito A de una
versión retocada del original (O1):
Sin embargo, entre los numerosos loci critici seleccionados por
López Viñuela, solo dos variantes del testimonio A se podrían atribuir, a primera
vista, al propio autorExamen coinciden, grosso modo, con las que
analizamos en los apartados 8.2.2. y 8.2.3. A nuestro juicio, no implican
necesariamente una intervención del abad. En los casos que hemos seleccionado,
como se ha visto, se antoja más lógico y hasta económico suponer, en ausencia de
datos ciertos, que las discrepancias entre A y la rama de α son el resultado de
errores cometidos en este subarquetipo y en su apógrafo β.
árboles β ]alamos A |om.VProsigue vuestra merced culpando en nuestro poeta la siguiente frasis: «Que a mucha fresca rosa»; «Tanto garzón robusto, / tanta ofrecen los
árboleszagala»; «tanta náutica doctrina»; «besó ya tanto leño».
***
suele el tiempo (el tiempo suele S S1) β ]sabe el tiempo A |om.VPues, y a aquellos versitos del cabrero, «que a rüinas y estragos /
sueleel tiempo hacer verdes halagos», ¿qué les halla vuestra merced de malo?
En el primer fragmento, no es desdeñable que el abad de Rute, tras citar en su
comentario el v. 664 tal como figuraba –según nos informa JammesCf. Jammes (1994: 326-327).Soledad primera («tanta ofrecen los árboles zagala»), y al
darse cuenta más tarde del retoque de Góngora (la sustitución de «árboles» por
«álamos»), volviera sobre el texto del Examen y modernizara el
verso con la lección que se lee en A.
Por lo que se refiere al cambio de la lección ‘suele’ de β por ‘sabe’ en A, podría
razonarse de la misma forma. La única diferencia, en este caso, radicaría en que
‘suele’ no se registra en ninguna fase redaccional del poema, siendo en cambio fruto
de un error cometido por Jáuregui en el Antídoto: error que
Fernández de Córdoba habría reconocido y corregido solo en un segundo momento,
mientras revisaba su defensa.
A estos casos, cabría sumar una tercera lección de A, no mencionada por López Viñuela, para la que podría barajarse asimismo la idea de una intervención tardía del autor:
el maestro ... Paravicino G M M1 S S1 ]el padre fray Hortensio Félix Paravicino, predicador de Su Majestad A | el maestro fray Hortensio (Félixom.)Palaviçino <Luis Tribaldos de Toledo chronista de su M(ajestad) / don Iñigo Aguirre caballero del habito de S(antiago)>(marg.)M2 |om.VEn Madrid, emporio de todos los buenos ingenios y estudios del mundo, como corte al fin del mayor monarca que en él ha habido, Pedro de Valencia, cuya aprobación sobrara para cosas mayores, don Lorenzo Ramírez de Prado,
el maestro fray Hortensio Paravicino, Luis de Cabrera de Córdoba, Manuel Ponce...
Sin detenernos en cuestiones contingentes, como la oscilación gráfica ‘Paravicino’
/ ‘Palavicino’, común en la época, lo que de veras nos importa es la presencia en
dicho testimonio de la lección ‘predicador de Su Majestad’, título que el trinitario
madrileño lució solo a partir de diciembre de 1617
La hipótesis de un original revisado, del cual derivaría A, presenta numerosos
puntos débiles. De hecho, hay al menos dos razones fundamentales para recusarla. En
primer lugar, López Viñuela no considera en ningún caso la cuestión del arquetipo,
infringiendo así una sencilla regla ecdótica: para demostrar la presencia de un
original en movimiento –o, cuando menos, la pervivencia de variantes de autor en la
tradición conservada– es necesario, a falta de autógrafos, hallar evidencias
textuales categóricas; es decir, debe resultar indemostrable la existencia de un
arquetipo. En cambio, como ya se ha comprobado, en el caso del Examen contamos con elementos bastante válidos para suponer la descendencia
común de todos los testimonios a partir de un mismo apógrafo Ω.
El segundo límite estriba en que López Viñuela infravalora otra clave histórica,
quizá la más relevante, de las cartas del abad de Rute. A saber: el contexto y las
modalidades de divulgación del Examen. En efecto, nos hallamos
ante una tradición más que activa, puesto que las copias de la apología se
difundieron y se realizaron en un ambiente culturalmente dinámico; gracias a la
labor, por lo general muy atenta, de amanuenses y lectores, que manejaban distintas
obras de la polémica, sabían de memoria pasajes enteros del poema (o, en cualquier
caso, podían compulsar en todo momento sus copias de las Soledades), y eran, en ocasiones, lo bastante doctos como para intervenir con
enmiendas e interpolaciones. En consecuencia, se nos antoja osado excluir la opción
de que tanto las modernizaciones o correcciones de los versos citados de las Soledades como la inserción del sintagma ‘predicador de Su Majestad’
remonten a la mano de un copista experto y feliz, o incluso de un curioso
lector.
A fin de cuentas, no se trataría de ninguna excepción, puesto que intervenciones
análogas caracterizan otros testimonios: por ejemplo, en δ la modernización del
verso «en dehesas azules pace estrellas» con la lección «en campos de zafiro pace
estrellas»; o en M2 la interpolación de la glosa marginal ‘Luis Tribaldos de Toledo
chronista de Su Majestad / don Iñigo Aguirre caballero del hábito
de Santiago’ que acompaña, para integrarlo, al elenco de
defensores de Góngora trazado por Fernández de Córdoba.
La combinación de dichos factores, ignorados por López Viñuela –la plausible
existencia de Ω y el carácter en extremo activo de la tradición del Examen–, junto a la aparente ‘incongruencia’ del manuscrito A –dicho
testimonio, plagado de corruptelas banales, acostumbra a ser el más fiel y correcto
en las citas tanto de las autoridades clásicas e italianas como del poema gongorino,
y además deja espacios en blanco por la probable dificultad de lectura que oponía su
modelo–, inducen a suponer al menos un interpositus ε entre el
mismo A y el arquetipo. Sería, por tanto, en ε donde un copista, o quizá un lector
erudito, habría subsanado o modernizado ope ingenii las citas
gongorinas. El stemma codicum que refleja y sintetiza todos los
pasajes de nuestra reconstrucción genealógica es, por tanto, el siguiente:
Para que el texto editado guarde cierta coherencia, hemos seguido estas simples reglas
a la hora de aplicar el stemma:
Alberti, Leandro:
Anania, Giovanni Lorenzo:
Apolonio, Levino:
Aristóteles:
Botero, Giovanni:
Carriero, Alessandro:
Cerda, Juan Luis (de la):
Chiabrera, Gabriello:
Chokier de Surlet, Jean (de):
Clemente de ALejandría:
Diodoro Sículo:
Diógenes Laercio:
Dionisio Areopagita:
Donati, Marcello:
Erasmo de Róterdam:
Estienne, Robert:
Estrabón:
Eusebio de Cesarea:
Frachetta, Girolamo:
Fernández de Córdoba, Francisco:
Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo:
Gilio, Giovanni Andrea:
Guarini, Giovanni Battista:
Horacio:
Jonghe, Adriaen (de):
Magini, Giovanni Antonio:
Malatesta, Giuseppe:
Malatesta Porta, Francesco:
Minturno, Antonio Sebastiano:
Ortelius, Abraham:
Persio:
Plutarco:
Quintiliano:
Roa Francés, Martín (de):
Salviati, Leonardo:
Sannazaro, Jacopo:
Scaligero, Giulio Cesare:
Suda:
Tamayo de Vargas, Tomás:
Tasso, Torquato:
Teócrito:
Treter, Tomasz:
Vettori, Pietro:
Vida, Marco Girolamo:
Wytfliet, Cornelius (van):
Ariosto, Orazio:
Botero, Giovanni:
Diógenes Laercio:
Eusebio de Cesarea:
Giraldi, Lilio Gregorio:
Liutprando de Cremona:
Nebrija, Elio Antonio (de):
Patrizi, Francesco:
Pellicer de Ossau Salas y Tovar, José (de):
Plutarco:
Salazar Mardones, Cristóbal (de):
Salcedo Coronel, José García (de):
Tasso, Bernardo:
Virgilio, Polidoro:
Accio:
Alarcos, Emilio:
Alciato, Andrea:
Alighieri, Dante:
Alonso, Dámaso:
Alonso Hernández, José Luis:
Alvar Ezquerra, Carlos:
Angulo y Pulgar, Martín (de):
Antonio, Nicolás:
Arcas Espejo, Ana:
Arellano, Ignacio:
Arguijo, Juan (de):
Ariosto, Ludovico:
Aristóteles:
Artigas Ferrando, Miguel:
Asensio, Eugenio:
Aulo Gelio:
Ausonio:
Azaustre Galiana, Antonio:
Béhar, Roland:
Bembo, Pietro:
Blanco, Mercedes:
Blecua, Alberto:
Bognolo, Anna:
Bonilla Cerezo, Rafael:
Boscaro, Adriana:
Bottin, Francesco:
Brandoli, Caterina:
Bresadola, Andrea:
Bultman, Dana:
Cacho Casal, Rodrigo :
Caro, Annibale:
Carreira, Antonio:
Castaldo, Daria:
Castaño Navarro, Ana:
Catulo:
Cerdan, Francis:
Cervantes Saavedra, Miguel (de):
Chiabrera, Gabriello:
Cicerón:
Claudiano:
Clemente de Alejandría:
Corominas, Joan:
Correa Rodríguez, Pedro:
Correas, Gonzalo:
Cristóbal, Vicente:
Cruz Casado, Antonio:
Dadson, Trevor J.:
Darst, David H.:
Daza Somoano, Juan Manuel:
Della Casa, Giovanni:
Díez Fernández, José Ignacio:
Diógenes Laercio:
Dolfi, Laura:
Eliano:
Elvira, Muriel:
Espinosa, Pedro:
Espinosa Medrano, Juan (de):
Estacio:
Estrabón:
Eusebio de Cesarea:
Favarò, Valentina:
Fedro:
Fernández-Daza Álvarez, Carmen:
Fernández de Córdoba, Francisco:
Fernández de Oviedo y Valdés, Gonzalo:
Folengo, Teofilo:
García Berrio, Antonio:
García López, Aurelio:
García Oriol, Serge:
Garcilaso de la Vega:
Gargano, Antonio:
Gates, Eunice Joiner:
Gómez Canseco, Luis María:
Góngora, Luis (de):
González, Gregorio:
González Palencia, Ángel:
Green, Lawrence D.:
Grimal, Pierre:
Gryson, Roger:
Heredia Moreno, María del Carmen:
Hernández de Velasco, Gregorio:
Herrera, Fernando (de):
Herrero García, Miguel:
Homero:
Horacio:
Hornblower, Simon:
Huard-Baudry, Emmanuelle:
Iglesias Feijoo, Luis:
Jammes, Robert:
Jauralde Pou, Pablo:
Jáuregui, Juan (de):
Jenofonte:
Jiménez Belmonte, Javier:
Julio César:
Juvenal:
Laguna Fernández, Juan Ignacio:
Lara Garrido, José:
Lee, Rensselaer Wright:
Lessing, Gotthold Ephraim:
Lilao Franca, Óscar:
López Bueno, Begoña:
López de Toro, José:
López Soto, Vicente:
López Viñuela, Ana Cristina:
Lucano:
Maas, Paul:
Macrobio:
–, Saturnales, Fernando Navarro Antolín (ed.),
Madrid, Gredos, 2010.
–, Saturnalia, Robert A. Kaster (ed.), Cambridge,
Harvard University Press, 2001.
Mancinelli, Matteo:
Manero Sorolla, María Pilar:
Marcial:
Marciano Capela:
Marín López, Nicolás:
Marino, Giovan Battista:
Martire D’Anghiera, Pietro:
Martos, María Dolores:
Matas Caballero, Juan:
McGrady, Donald:
Méndez, Sigmund:
Millé Jiménez, Juan:
Molho, Maurice:
Moliner, María:
Montanari, Elio:
Montero Delgado, Juan:
Morace, Rosanna:
Moralejo, José Luis:
Mosquera de Figueroa, Cristóbal:
Moya del Baño, Francisca:
Nadal Pasqual, Cèlia:
Nonio Marcelo:
Núñez, Salvador:
Orozco Díaz, Emilio:
Osuna Cabezas, María José:
Osuna Rodríguez, María Inmaculada:
Ovidio:
Patrizi, Francesco:
Perea Rodríguez, Óscar:
Pérez Lasheras, Antonio:
Pérez López, Manuel María:
Periago Lorente, Miguel:
Persio:
Petrarca, Francesco:
Petronio:
Platón:
Plauto:
Plinio el Viejo:
Plutarco:
Poggi, Giulia:
Ponce Cárdenas, Jesús:
Poppenberg, Gerhard:
Propercio:
Quaglioni, Diego:
Quintiliano:
Ravasini, Ines:
Reyes Cano, Rogelio:
Ricciardelli, Gabriella:
Rico García, José Manuel:
Rodríguez de la Flor, Fernando:
Romanos, Melchora:
Rosales, Luis:
Roses Lozano, Joaquín:
Rossetti, Livio:
Rouached, Philippe:
Rubio Masa, Juan Carlos:
Ruffinato, Aldo:
Ruiz Pérez, Pedro:
Ryan, Hewson:
Sánchez Laílla, Luis:
San Jerónimo:
Sannazaro, Jacopo:
Sbarbi y Osuna, José María:
Scaligero, Giulio Cesare:
Schwartz Lerner, Lía:
Segre, Cesare:
Séneca:
Serrano Cueto, Antonio:
Servio:
Sesma Muñoz, José Ángel:
Shepard, Sandford:
Silio Itálico:
Sine Notis:
Solís de los Santos, José:
Stassi, Maria Gabriella:
Storey, Ian C.:
Stussi, Alfredo:
Suárez Pinzón, Ivonne:
Suetonio:
Tácito:
Tanabe, Madoka:
Tanganelli, Paolo:
Tasso, Torquato:
Terencio:
Terracini, Lore:
Tibulo:
Torre García, José María (de la):
Trovato, Paolo:
Tucídides:
Van Miert, Dirk:
Varrón:
Vàrvaro, Alberto:
Vega Carpio, Lope Félix (de):
Vega Ramos, María José:
Vida, Marco Girolamo:
Virgilio:
Waley, Pamela:
Weinberg, Bernard:
Yoshida, Saiko:
Ziolkowski, Jan M.:
–, «Obscenity in the latin gramatical and rhetorical tradition», en
Jan M. Ziolkowski (ed.), Obscenity: social control and artistic
creation in European Middle Ages, Boston, Brill, 1998, p. 41-59.
Luego que vi rotulada con nombre de boticaAntídoto de ‘récipe’. Sobre el
uso paródico del léxico médico en el Barroco, véase Bonilla Cerezo (2008: 47-104).
divino/adivino tiene como objeto parodiar la doctrina del furor poético, la
cual reconoce al poeta un talento innato, decretando así en el proceso creativo la
primacía de la ‘inspiración divina’ sobre el conjunto de reglas y normas del ars. Cabe recordar que dicha controversia entre ‘poeta furioso’ y ‘poeta
consciente’ adquirió una notable centralidad en el ámbito de la polémica gongorina, ya
que los detractores del poeta cordobés le reprochaban una falta de arte o –como en el
caso del mismo Antídoto– una carencia de ambos componentes: arte e
ingenio («…me atrevo a persuadirle, por evidentes causas, que no nació para poeta
concertado, ni lo sabe ser, ni escribir versos en juicio y veras, por mengua de natural
y por falta de estudio y arte», Rico García 2002: 4). A propósito de la dualidad tópica
ingenium-ars en la teoría literaria del Siglo de Oro y de su
incidencia en la polémica gongorina, véase García Berrio (1980: 337-422) y Roses Lozano
(1990: 31-49). Aut.).
Vuestra merced refiere la verdad misma y, por lo menos, sacará de ahí opinión de buen
relatorCov.).
Vuestra merced lo reprehende por sucio: luego ha de serlo en sí o en sus obras. Si en sí,
vaya en buen hora, que alguaciles hay de la limpieza que le saquen prendas; y no por eso
ha de influir semejante calidad en sus obras, pues las habemos visto de hombres poco
aseados y mal compuestos –pasión casi ordinaria en poetas– salir por extremo aseadas.
Aunque, si va a decir verdad, nadie leAut.).Aut.). Se trata de religiosos, sin la dignidad de frailes o padres,
que representan el colmo de lo mísero, sucio y mugriento.
: eso es ya morder la piedra y perdonar al que la tiraAlius peccat, alius plectiturAlciato, Emblemata, lib. I, 174: ‘Uno peca, otro es castigado’.
, dijo –y muy bien–Versibus exponi tragicis res comica non vultHoracio, Ars Poetica, v. 89. «Un asunto cómico no admite que lo traten con los versos de la tragedia» (Horacio 2008: 389). Fernández de Córdoba alude al concepto dedecorumentendido como adecuación del estilo al objeto imitado.
Nam castum decet esse pium poetamipsum versiculos nihil necesse estCatulo, .Carmina, carmen 16, vv. 5-6. «Pues el poeta bueno debe ser casto en su persona, pero no es necesario que lo sean sus versos» (Catulo 1995: 54).
Pero en todo acontecimiento, pues a vuestra merced le consta que nuestro autor es poeta y
debe constarle que este nombre –según buenos autoresTheasuro latino; Minturnus, libro I, De
poeta; Tasso, Discorso secondo del poema eroico.homo faber, se remite a los
escritos de Estienne, Minturno y Tasso. De hecho, en el De poeta,
Minturno describe en varios lugares del primer libro la actividad poética acudiendo al
término latino fingere, o sea, ‘plasmar’ o ‘formar’. Por su parte,
Tasso refiere en el libro IV de sus Discorsi del poema eroico: «Anzi
il poeta dal finger de’ nomi prende il suo nome, perché egli è detto poeta dal verbo
greco ποιεῖν, che significa tanto ‘fare’ quanto ‘fingere’» (Tasso 1964b: 180-181).
Asimismo, se lee en el Thesaurus de Estienne bajo la voz poeta, -ae: «ἀπό τοῦ ποιέω, quod est facio, effingo, quasi fictor. Est enim qui
elegantia carmina fingit» (Robert Estienne, Dictionarium Seu Thesaurus
Latinae Linguae, t. II, Venetiis: ex Sirenis officina, 1551, p. 1002; ‘ἀπό τοῦ
ποιέω, que es fabricar, moldear, como un escultor. Es aquel que compone cantos con
elegancia’).figulus el ollero o
alfaharero –que tal parentesco tienen ambos ejercicios–, déjele hacer, que él sabrá
acomodarse a la ocasión y necesidad, a fuer de buen ollero:
Sed et figulus mollem terram premens–dice laSabiduría – Sapientiae, 15.laboriosefingit ad usus nostros unumquodque vas;et de eodem luto fingit quae munda sunt in usum vasaet similiter quae his sunt contraria:horum autem vasorum quis sit usus,iudex est figulus. Liber Sapientiae, c. 15, vers. 7. ‘También el alfarero se afana amasando la tierra blanda y moldea cacharros para nuestro uso. Con el mismo barro moldea las vasijas destinadas a usos nobles e innobles, todas por igual: el alfarero decide la distinta utilidad que tendrá cada una’.
Lo que, abreviando, el ad Romanos, 9.
An non habet potestatem figulus lutiex eadem massa facerealiud quidem vas in honorem,aliud vero in contumeliam?San Pablo, Epistulae ad Romanos, c. 9, vers. 21. ‘¿Pues qué, no tiene facultad el alfarero, para hacer de la misma masa de barro un vaso para usos honrosos, y otro, al contrario, para usos viles?’
Y baste de esto, que a materia tal peor es hurgarleDiccionario de Autoridades, la expresión “peor es hurgallo” es
«frase que da a entender que a veces no conviene apurar mucho las cosas».
Lo primero en que prueba vuestra merced la actividad y fineza de su
Confieso a vuestra merced un juicio mío, no sé si temerario: que mientras paso más los ojos por este su
¿Quiere vuestra merced que este nombre de ‘solo’ y ‘soledad’ lo entendamos tan en calzas
y en jubónVocabulario de
Franciosini (1620) la expresión “en calzas y en jubón” «significa quasi ignudo, mezzo
spogliato», o sea, “casi desnudo”.
Cuanto a lo primero, bien sabe vuestra merced que en nuestro vulgar castellano solemos
llamar de ordinario ‘solo’ al desamparado, al desvalido, al que está fuera de su tierra,
sin deudos, sin amigos, al que carece de las cosas o amadas o necesarias: los padres que
han perdido a sus hijos, los hijos que a sus padres, los hermanos que a sus hermanos, las
mujeres que a sus maridos, se quejan de su soledad. A fulano decimos que se le
atrevieron
Eorum inventu res decem simitu pessimas pessundedi;iram, inimicitiam, stultitiam, exitium, pertinaciam,moerorem, lacrimas, exilium, inopiam, solitudinemPlauto, .Mercator, act. V, 2, vv. 847-849. «Al encontrarlos a ellos he acabado con todos los siguientes males: enfado, enemistad, tristezas, lágrimas, destierro, necesidad, soledad, locura, ruina, obstinación» (Plauto 1996: 263). El texto citado por el abad de Rute presenta algunas variantes frecuentes en la tradición del escrito plautino. La edición moderna que consultamos reza: «eorum inventu res simitu pessumas pessum dedi, / iram, inimicitiam, maerorem, lacrumas, exilium, inopiam / solitudinem, stultitiam, exitium, pertinaciam» (Plauto 1958: 469-470).
Adelphoe.
Tot res repente circumvallant unde emergi non potest:vis, egestas, iniustitia, solitudo, infamiaTerencio, .Adelphoe, act. III, 2, vv. 302-303. «¡Cuántas tribulaciones nos asedian de repente y de ellas no es posible salir por ningún lado: la violación, la pobreza, la injusticia, la soledad y la infamia!» (Terencio 1982b: 265).
. Y más abajo:Collegi sarcinulas, locumque secretum et proximum litori maestus conduxi. Ibi triduo inclusus, redeunte in animum solitudine atque contemptu, verberabam aegrum planctibus pectusPetronio, Satyricon. «Recogí mis bártulos y me fui con mi tristeza a un lugar retirado a orillas del mar. Allí permanecí oculto durante tres días, rumiando en mi corazón mi soledad y mi fracaso; me hería el pecho cansado de llorar» (Petronio 1978: 88).
. Conforme a esto, bien podrá y aun deberá intitularseEt quis hanc mihi solitudinem imposuit?Petronio, Satyricon. «Y ¿quién me ha reducido a este confinamiento?» (Petronio 1978: 88).
Pues si se considera lo segundo –quiero decir el lugarSoledades insistiendo en la idea de soledad entendida como ‘lugar despoblado’.
trafico y traficare,
vocablo mercantesco per maneggiare. Es término de mercaderes y vale tanto como trato,
comercio» (Cov.).Aut.).silvae sacrae, recreaciones del antiguo espacio del Monte
Carmelo, verdaderos jardines edénicos, lejos de toda habitación e ideales para la vida
contemplativa y el desarrollo de actividades eremíticas. Cf. Rodríguez
de la Flor (1999: 140-154).
Que este nombre de ‘soledades’ competa a lugares semejantes, conforme a la doctrina de
los que han escrito y sabido mejor, pruébase por autoridad de los mismos, y, dejados
aparte infinitos lugares de la Escritura Sagrada, en ambos Testamentos, que hacen muy a
nuestro propósito, ¿De bello gallico, lib. VI.Civitatibus
maxima laus est quam latissimas circum se vastis finibus solitudines
habereDe bello gallico, lib. VI. «Los pueblos
ponen su gloria en estar rodeados de páramos vastísimos, asolados todos los contornos»
(Julio César 1986: 102).
Nuestro Non vivas aliter in
solitudine, aliter in foroDe moribus del pseudo-Séneca.
Contra Jovinianum, lib. II.His igitur
rationibus invitati multi philosophorum reliquerunt frequentias urbium etc., nam et Pythagorei huiuscemodi frequentiam declinantes in solitudine et desertis
locis habitare consueveruntContra Jovinianum,
lib. II. ‘Prestando atención a este consejo, por el consiguiente, muchos entre los
filósofos se alejaron del caos de la ciudad, etc. Así los Pitagóricos evitaban a toda
compañía de este tipo y solían vivir en la soledad y en lugares desiertos’.
No sé si se contentará vuestra merced con estos lugares: por sí o por no, vayan otros de
poetas más vecinos a nuestros tiempos y más imitables para algunos, quizá por ostentación
de la lengua toscana.
Forse che per fuggir la solitudine,or cerchi le cittadiJacopo Sannazaro, etc.Arcadia, égloga VIII, vv. 7-8.
El
Non perché umile in solitario lidoti cingano, Savona, anguste muraGabriello Chiabrera, canción 27, ;Per Cristoforo Colombo, vv. 1-2.
y en otro lugar:
È forse assai che di Savona a i litiin solitaria rivaaltri ne canti lagrimoso e scriva?Gabriello Chiabrera, canción 13, ;Per Latino Orsino della Mentana, vv. 61-63.
siendo así que la ribera de Saona no es solitaria, pues la ciudad está
junto a ella y acuden de ordinario bajeles a ella. Pero llámala “solitaria” por la poca
frecuencia de navíos grandes que paran allí después que genoveses le cegaron el
puerto
El
Care selve beatee voi solinghi e taciturni orroridi riposo e di pace alberghi veri.Giovanni Battista Guarini, Il pastor fido, act. II, 5, vv. 600-603.
De suerte que o ya se denomine
Pasa vuestra merced adelante y, siguiendo su dictamen, puebla de nuevos denuestos las
La poesía, en general, es pintura que hablaut pictura poesis, que, recuperando la frase que
Plutarco atribuye a Simónides de Ceos («Picturam esse poesim tacentem, poesim picturam
loquentem»), insiste en el paralelismo entre literatura y artes visuales. A este
propósito, es de lectura obligada el trabajo de Lee (2011). Véase también García Berrio
(1988).
Hácele vuestra merced cargo al poeta de que mezcla y confunde los tiempos, pues por una
parte dice que sucedió esta peregrinación en la primavera y, por otra, da a entender que
en el ivierno«guerra al calor y resistencia al día»
y la
serrana:
que a mucha fresca rosa beber el sudor hace de su frente [OC264B.569-570]. .
Dejó esotra pruebecita harto donosa:
Juntaba el cristal líquido al humano [OC264B.244]. ;Al concento se abaten cristalino sedientas las serranas [OC264B.585-586]. ;
que, en buen romance, quiere decir ‘bebieron’, cosa que en su tierra de
vuestra merced no debe de usarse de iviernoArte poética de
Horacio: «…quandoque bonus dormitat Homerus» (Horacio 1984: 307), o sea, ‘también el
gran Homero, de vez en cuando, se despista’. La alusión a Horacio y la mención de Zoilo
le sirven a Fernádez de Córdoba para escarnecer a Jáuregui, quien –afirma el abad de
Rute– también dormita algunas veces, por muy Homero (es decir, gran poeta) que sea o se
crea, aunque le convendría más llamarse ‘azote de Homero’, puesto que es un crítico
ridículo que se atreve a denigrar a Góngora, el mayor poeta de su tiempo. Cf. Béhar (2014). InfraClodius
accuset moechos, Catilina CethegumSatyrae, sát. 2,
v. 27. «Si Clodio acusa a los adúlteros, Catilina a Cetego» (Juvenal 1996: 15). Para
Fernández de Córdoba es un colmo que Jáuregui, en su desordenado Antídoto, se atreva a censurar la falta de orden en las Soledades, como lo es que Clodio, conocido adúltero, denuncie los adulterios, o
que Catilina acuse a Cetego de conspiración, siendo él mismo un conspirador.
La acción que aquí se describe fue, sin duda, en la primavera, pero distingue tempora et concordabis iurasub dio, sub Iove frigidoAut.).
en que el mentido robador de Europa [...] en dehesas azules pace estrellas [OC264B.6]. Como se ha dicho en el apartado 8.2.5. de nuestra introducción, este verso, tal como lo traen a colación el abad de Rute y Jáuregui, corresponde a una versión intermedia entre la primitiva, «zafiros pisa, si no pace estrellas», y la definitiva «en campos de zafiro pace estrellas». ,
¿qué mucho, pues, sudasen los o las que hacían ejercicio, y más si era en campos tan calientes como los andaluces? Esto pasósele a vuestra merced por alto, sin hacer diferencia del día ni la noche, del monte ni del llano.
Condena vuestra merced luego la primera apóstrofe de las
«y con tan espantoso rumor que parece una tremenda batalla»
Vuestra merced quisiera que le aplicara el autor de las
Usen pues nuestros príncipes, mientras la alta paz de que goza España no les permite
andar como a sus clarísimos mayores con lanza en cujaCovarrubias, «lanza en cuja y lanza en ristre son términos de la gente
de armas». Puesto que el Diccionario de la Lengua Castellana de la
Real Academia Española de 1832, define la voz ‘cuja’ como «bolsa de cuero que se ponía
asida a la silla del caballo para meter el cuento de la lanza o bandera, y llevarla más
cómodamente», la expresión “con lanza en cuja” equivale a ‘en reposo’.
Nunc captare feras laqueo, nunc fallere viscoatque etiam magnos canibus circumdare saltus[...] insidias avibus moliri, incendere vepresVirgilio, ,Georgica, lib. I, vv. 139-140 y 271. «Entonces se inventó cazar a lazo las fieras, engañar los pájaros con liga y cercar de perros las espesas selvas […], armar trampas a los pájaros, dar fuego a las zarzas» (Virgilio 1990a: 266, 273-74). En este caso también, el copista de A, si no el de ε, corrige la cita virgiliana, de nuevo procedente delThesaurusde Chokier de Surlet, insertando en el v. 139 la lección más frecuente en la trasmisión de lasGeórgicas: ‘Nunc laqueis captare feras, nunc fallere visco’.Cf.Jean de Chokier de Surlet,Thesaurus..., 1610, p. 405.
como dijo el mismo Georgica, lib. I.divertir: «apartar», Aut.)de las cosas serias (el gobierno del reino y la guerra) para que se
ocupen de otras innecesarias (la caza)’. Antídoto: «Y así no debía V. m. hacer tan gran caudal de que este príncipe
andara a caza, sino aplicarle otra ocupación o virtud ilustre y competente a tal señor,
como lo hizo Garcilaso con don Pedro de Toledo cuando dijo: “Tú, que ganaste obrando /
un nombre en todo el mundo, / y un grado sin segundo, / agora estés atento, solo y dado
/ al ínclito gobierno del estado, / Albano; agora vuelvo a la otra parte /
resplandeciente armado, / representando en tierra al fiero Marte”. Y últimamente, como
cosa accidental y a trasmano, habla de la caza: “Agora de cuidados enojosos / y de
negocios libre, por ventura / andes a caza el monte fatigando”» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
5v-6r). «el dulce lamentar de dos pastores»
Égloga primera, v. 1. Dedicatoria de las Soledades, en la
cual Góngora invita al duque de Béjar a descansar a la sombra de una encina y a escuchar
sus versos: «y, en cuanto da el solícito montero / al duro robre, al pino levantado, /
[…] o lo sagrado supla de la encina / lo augusto del dosel, o de la fuente / la alta
zanefa lo majestüoso / del sitïal a tu deidad debido, / ¡oh duque esclarecido!, / templa
en sus ondas tu fatiga ardiente, / y entregados tus miembros al reposo / sobre el de
grama césped no desnudo, / déjate un rato hallar del pie acertado / que sus errantes
pasos ha votado / a la real cadena de tu escudo» [OC264A.16-17, OC264A.22-32]. Sobre el símbolo del noble jupiterino que se tiende bajo la
encina, puede verse el trabajo de Bonilla Cerezo y Tanganelli (2013: 31-47).
¿Qué quisiera vuestra merced? Que cuando el duque estuviera más ocupado en cosas de sus
pueblos o casa, o en un capítulo o asamblea de su Orden del Tusón
Prosigue vuestra merced echando por ahíDiccionario de Corominas (1980: 542) se lee: «sobre todo no creo
que se trate de un desechar negativo de echar en la
frase echar por aquí, por allá, sino de una aplicación especializada
de desechar esto por aquello».
que aun se dejan las peñas lisonjear de agradecidas señas [OC264B.32-33]. ;
y dice: «Miren qué lisonja o agradecimiento fue echar un leño en
aquella roca»
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades. El manuscrito que consultamos y que creemos cercano al
ejemplar que tuvo entre manos Fernández de Córdoba, presenta una ligera variante: «Miren
qué lisonja o agradecimiento fue echar un leño roto en aquella roca» (BFBM, ms.
18/10/11, f. 6v). Commentario de coma, cap. 4. Commentarius de coma del
humanista y médico holandés Adriaen de Jonghe (Hadrianus Junius), donde se dedican
algunos renglonesa la consagración de matas de pelo con varios fines. Cf. Adriaen de Jonghe, Hadriani Iunii hornani medici Animadversorum
libri sex [...]. Eiusdem de coma commentarium, Basileae: Isingrin, 1556, p.
350-376. Sobre este erudito, véase van Miert (2011).Dilucidationibusin
Livium.Dilucidationes de Marcello
Donati (1538 – 1602), humanista y médico italiano. Probablemente se refiere a la
aclaración relativa al libro VII del Ab urbe condita de Livio, donde
Donati, citando a Juvenal, Macrobio y Virgilio, afirma: «Nam cereas tabellas literis
signatas, quae votum explicabant, Deorum imaginibus affigebant» (Marcello Donati, Scholia sive Dilucidationes eruditissimae in latinos plerosque historiae
romanae scriptores, Venetiis: apud Iuntas, 1604, p. 10; ‘Pues tablillas de cera
marcadas con letras, que explicaban el voto, se las colgaban a las imágenes de los
Dioses’).Singulares, lib. II, cap.
4.
Pues, y a aquellos versitos del cabrero,
que a rüinas y estragos suele el tiempo hacer verdes halagos [OC264B.220-221]. ,
¿qué les halla vuestra merced de malo? ¿Que no se parecen a los del
«Que aun se dejan las peñas», etc., ¿cómo le dice que sepa imitar la grandeza del
nec imbellem ferocesprogenerant aquilae columbamHoracio, .Carmina, lib. IV, carmen 4, vv. 31-32. «…y las fieras águilas no engendran pacíficas palomas» (Horacio 2007: 448). A través de la cita, Fernández de Córdoba confirma lo que acaba de decir: un espíritu grande como el de Góngora solo puede engendrar obras dignas de su grandeza.
Pasa vuestra merced luego de un gallardo salto a la sentencia del chopo y juzga que, por
no decir chopolea, había de callar todos los días nuestro poetaSoledad primera, «que
impide Amor que aun otro chopo lea» [OC264B.700], comentado por Jáuregui con el fin de denunciar el cacofatón que
resultaría del encuentro de las palabras ‘chopo’ y ‘lea’: «También es una sentencia muy
sustancial la del chopo: “A revelar secretos va a la aldea / que impide amor que aun
otro chopo lea”. Por solo no decir chopolea había de callar todos los
días de su vida» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 6v-7r).
La figura que los maestros del bien decir llaman cacophatoncacemphaton y aischrologia formuladas por Diomedes,
Quintiliano y Sosípatro Carisio, el abad de Rute pasa a analizar distintos ejemplos de
cacofatón stricto sensu y de alusiones sexuales o escatológicas,
voluntarias o involuntarias. Casi todos proceden de la Institución
oratoria o de las gramáticas aludidas, y se emplearon en la polémica italiana en
torno a la obra de Tasso.Institución oratoria (lib. VIII, cap. 3), donde Quintiliano define el cacemphaton distinguiendo entre: 1) la disonancia, en ocasiones obscena,
que deriva de la combinación de dos palabras, como en cum Numerio fui,
donde la secuencia cum nu- evoca el vocablo cunnus
(vulva); 2) la enunciación de una palabra de por sí ambigua, como en Salustio ductare exercitum, cabiendo la posibilidad de interpretar ductare como ‘llevar a casa (una prostituta)’. Sobre el tratamiento del lenguaje
obsceno en las gramáticas y retóricas latinas, véase Ziolkowski (1998: 41-59).De oratione et partibus orationis, lib. II.Ars grammatica(lib. II) de Diomedes, donde se
distingue entrecacemphaton y aischrologia,
definiendo esta como una disonancia posiblemente ambigua y haciendo coincidir aquella
con el empleo de lenguaje obsceno.cacephaton –según Institutionum grammaticarum libri, lib. IV.Ars
grammatica de Sosípatro Carisio, donde se recupera la definición de escrología
que da Diomedes para describir el cacofatón.Arrige aures, PamphileLa Andriana de Terencio y citado
también por Diomedes, reside en el significado de arrigo que, pudiendo
traducirse también como ‘erigir’, evoca la erección del pene o la excitación sexual.
ductabat exercitum y
arrexit animos militumducto y arrigo.
numerum cum navibus aequat;cum Numerio quodam fui;cum notis hominibusSon todos casos de cacofatón causado de las combinaciones .cum nu-, cum no- ocum na-. El primer ejemplo,numerum cum navibus aequat, coincide con el v. 193 del primer libro de laEneida. Quintiliano, Diomedes y Sosípatro sugieren evitar la cacofonía invirtiendo el orden de las palabras (cum quodam Numerio fuiycum hominibus notis).
Ejemplos que los traen los sobredichos autores. Y entre los toscanos, le hallamos en
Via più che Nerone empio e
ch’AzolinoAmadigi, canto V,
octava 4, v. 5. En la prínceps de 1560 se lee: «Poi più che Neron empio» (Bernardo
Tasso, L’Amadigi del S. Bernardo Tasso. A l’invittissimo, e catolico Re
Filippo, Venezia: appresso Gabriel Giolito De’ Ferrari, 1560, p. 26). Sin
embargo, la lección citada en el Examen figura también en el Rossi, diálogo de Francesco Malatesta Porta, fuente del abad de Rute en
más de una ocasión. Cf. Francesco Malatesta Porta, Il
Rossi…, 1589, p. 198. El cacofatón, en este verso, deriva de la combinación
«ch’Azzolino» que evoca la palabra italiana ‘cazzo’, término vulgar que se usa para
referirse al pene.
tres adeo incertos caeca caligine soles,iuvat ire et dorica castraLos versos aquí citados –respectivamente, el v. 203 del tercer libro y el v. 27 del segundo libro de la ;Eneida– se señalan en losCommentariade Servio por la yuxtaposición de una palabra que termina en -cay otra siguiente que comienza con la misma sílaba, evocando formas del verbocaco(defecar): «caeca caligine: cacenphaton in sermone» (Servio 1986: 378; ‘caeca caligine: cacofatón en el discuro’); «dorica castra: mala est compositio ab ea syllaba incipere, qua superius finitus est sermo; nam plerumque et cacenphaton facit, ut hoc loco» (Servio 1986: 220; ‘dorica castra: es una mala combinación por empezar una palabra con la sílaba final de la que precede; en la mayoría de los casos se obtiene un cacofatón, como en este lugar’).
en sicca
canisElegiae, lib. I, el. 4, v. 6. Elegía primera, v. 274. ubi supra.Georgica, lib. I.incipiunt agitata
tumescereInstitución oratoria,en el que Quintiliano refiere que Celso había censurado el
verso virgiliano (Geórgicas, lib. I, v. 375) por aludir a la
excitación sexual: «Siquidem Celsus ‘cacemphaton’ apud Vergilium putat: “incipiunt
agitata tumescere”» («Y puesto que Celso considera como cacofonía este
lugar en Virgilio: “agitadas empiezan a hincharse”», Quintiliano 1999:
197).
Dice después vuestra merced estas cuatro palabras:
«He aquí otra proposición:
No el polvo desparece el campo, que no pisan alas hierba Juan de Jáuregui, ».Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades: BFBM, ms. 18/10/11, f. 7r.
Respondo con otras tantas que «ya las he visto»Soledad primera, el cual podría inducir a leer ‘no pisan a las
hierba[s]’. El fenómeno es análogo al cacofatón; de ahí que Jáuregui lo censure junto
con el ejemplo del chopo, y que Fernández de Córdoba replique «ya las
he visto», refiriéndose a las cuatro palabras «He aquí otra proposición», y a la vez
brindando ingeniosamente otro posible caso de lectura ‘equivocada’: «y
alas he visto».
Prosigue vuestra merced:
«Y no sé quién le metió en la cabeza que era buen pensamiento aquel último de toda la obra:
Que, siendo Amor una deidad alada, bien previno la hija de la espuma a batallas de amor campo de pluma Juan de Jáuregui, ».Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades. El texto del manuscrito de la Biblioteca de Gor (BFBM, ms. 18/10/11, f. 7r) presenta solo una pequeña variante respecto al que se cita en elExamen: «Y no sé quién le metió en esa cabeza…».
Cierto, señor, que podríamos decirle a vuestra merced lo que a su Paris ovidiano Helena:
Qui videant, oculos an Paris unus habes?Heroides, ep. 17, v.102. «¿O tú, Paris, eres el único que tienes ojos con
gusto?» (Ovidio 2010: 288). La edición crítica de Ovidio que consultamos no registra la
variante ‘videant’ y reza, en cambio: «Qui sapiant? Oculos an Paris uno habes?» (Ovidio
1965: 117). Cabe la posibilidad de que la lección ‘videant’ figurara en el modelo
empleado o de que se trate de un error del autor del Examen (que,
quizá, citó de memoria el fragmento). Tampoco se puede descartar un error de arquetipo.
Aut.).Soledad primera y equivale a «servir o exercitar algún
oficio, empleo o ministerio» (Aut.). Cf. Alonso
(1978: 49-72).
Otras cosas reprehende vuestra merced por falsas y me maravilla que hombre tan bien
sabido condene en los poetas rigurosamente error en historia, o natural o moral, sabiendo
que, si no es en el arte, en lo demás son impecables casiAnotaciones de Herrera a propósito de errores como el de Virgilio que,
en la Eneida, conjetura la existencia de ciervos en África. Cf. Asensio (2005: 317-318).
Lo primero con quien encuentraAut.).Antídoto comentando los vv. 379-384 de la Soledad primera: «Otras proposiciones tiene vuestra merced del todo
falsas, como decir que la piedra imán se vuelve a la estrella que más luce en el cielo,
entendida por la estrella del norte: “Tal piedra [...] / solicita el que más brilla
diamante / en la nocturna capa de la esfera”. Contradice la verdad, porque la estrella
que los marineros siguen, más vecina al Polo Ártico de la Osa Menor, no es la que más
luce y brilla, antes lucen más que ella todos los planetas y otros astros, como es
notorio» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 7r-7v). A este propósito, afirma Rico García (2002: 14,
nota 56) en su edición del Antídoto: «La observación de Jáuregui es
cierta; pero la dependencia que su comentario tiene de la literalidad del poema le
impide ver el significado poético que Góngora da a sus versos. Aquí quiso expresar que
la Estrella Polar permanece siempre visible».Aut.).
La segunda falsedad, a juicio de vuestra merced, es llamar a la nave vaga Clicie del viento
La tercera es en aquellos versos en que, describiendo la grandeza del océano, dice nuestro poeta:
(de cuya monarquía el Sol, que cada día nace en sus ondas y en sus ondas muere, los términos saber todos no quiere) [OC264B.406-409] .
A que vuestra merced, como gentil geógrafo e hidrógrafo, replica que sí quiere y los
sabe, pues no hay parte en la redondez del mundo que no visite el sol por lo menos la
mitad del añoAntídoto: «Sí
quiere y los sabe, porque no hay parte en toda la redondez de la tierra y de las aguas
donde no se vea el sol la mitad del tiempo del año justamente» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
7v).Aut.).
iacet extra sidera tellus,extra anni solisque viasVirgilio, ;Aeneidos, lib. VI, vv. 795-796. «A la tierra que yace más allá de los astros, allende los caminos / que en su curso del año el sol recorre» (Virgilio 1992: 329).
y en su Tristium, lib. I, el. 4.
Nos freta sideribus totis distantia mensossors tulit in Geticos Sarmaticosque sinusOvidio, .Tristia, lib. I, el. 5, vv. 61-62. «…a mí, que cruzo mares separados por constelaciones enteras, la suerte me ha deportado a los golfos de los getas y de los sármatas» (Ovidio 1992: 107). En los márgenes de todos los testimonios conservados se remite a la elegía 4. Es posible que se trate de un error de copia, aunque nos parece más probable que la diferente numeración dependa de la fuente utilizada por Fernández de Córdoba.
Que vuestra merced, de puro amigo de la verdad, no debe de pagarse de hipérboles, sin las
cuales estuvieran por cierto frescas la poética, la oratoria y aun nuestra común manera de
hablar, pues ni osáramos decir que se hundía el mundo de agua, que se abrasaba de calor,
que veníamos molidos de caminar, que había una legua de tal a tal parte, ni otras mil
cosas a este tono. ¡Bendito sea Dios, que, para no hacer nuestra lengua vizcaína
Or entra ne lo stretto e passa il cortovarco, e s’ingolfa in pelago infinitose ’l mar qui è tanto ove il terreno il serra,che fia colà dov’egli ha in sen la terra?Tasso, ;Gerusalemme Liberata, canto XV, octava 23, vv. 5-8.
y más abajo:
Tu, che condutti,n’hai, donna, in questo mar che non ha fineTasso, ;Gerusalemme Liberata, canto XV, octava 24, vv. 5-6.
y «Del ancho mar el término infinito»
Elegía cuarta, v. 13.
Oceanumque voco patrem Thethimque parentem,unde ortus superis, unde et mortalibus ortusSe trata de la traducción latina de los primeros versos del himno 83 de Orfeo: «Ὠκεανὸν καλέω, πάτερ’ ἄφθιτον, αἰέν εόντα, / ἀθανάτων τε θεῶν γένεσιν θνητών τ'ἀνθρώπων» (Ricciardelli 2000: 206). La traducción castellana de Miguel Periago Lorente reza: «Invoco a Océano, padre incorruptible y eterno, origen de los dioses inmortales y de los mortales humanos» (Periago Lorente 1987: 233). ;
y este:
Oceanus cunctis praebet primordia rebusLatinización de Wilhelm Holtzman (Guilielmus Xylander) del verso «Ὠκεανου, ὄς περ γένεσις πάντεσσι τέτυκται» (Homero 1992: 50; «Océano, que es la progenie de todas las cosas», Homero 1996: 382), atribuido a Homero en el .De placitis philosophorumdel Pseudo-Plutarco.Cf.la nota supra.
Lo que en el cuarto lugar condena vuestra merced por imposible y falso es decir nuestro
poeta que la cuchara con que se partió la leche fuese del viejo Alcimedón invención raraSoledad
primera: «Tampoco puede ser que la cuchara, o cucharro, con que se partía la leche
en la choza fuese: “del viejo Alcimedón invención rara”. Porque si vuestra merced quiere
que Alcimedón haya sido inventor de las cucharas, no lo fue, ni hay quien tal diga.
Virgilio alaba unos vasos que hizo este artífice […]. Este galante escultor o tornero
que el poeta introduce en su égloga debió ser en tiempo de aquellos pastores, y si
queremos que el suceso descrito por vuestra merced se imagine por acaecido también
entonces, no puede ser, porque en los versos que tratan de las nuevas Indias se colige
haber sido la ficción de este poema después que ellas se descubrieron; así que, para ser
obra de Alcimedón, esta cucharita de vuestra merced había de tener sus mil y quinientos
años de edad» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 8r).
impenetrable casi a la cuchara, del viejo Alcimedón invención rara [OC264B.151-152]. .
Quien dijese que con la espada y lanza, invención de los lacedemonios –según De rerum inventoribus de Polidoro Virgilio, quien
atribuye la lanza y la espada a los lacedemonios, y el arco y las flechas al hijo de
Perseo o a Apolo. Al respecto, véase el apartado 5 de nuestra introducción (nota supra).Diccionario de Autoridadesdocumenta solo la expresión “sacar a
plaza” («publicar y hacer notoria alguna cosa que estaba oculta o se ignoraba»). Por su
parte, el CORDE registra, entre 1499 y 1699, 13 ocurrencias de la locución “salir a
plaza”, la cual debía de equivaler a ‘salir a la luz’ o ‘darse a conocer’.
Topa vuestra merced con aquellos versos:
manjares que el veneno y el apetito ignoran igualmente [OC264B.865-866]. .
Y dice: «que ignoren el veneno los manjares, bien está; pero que ignoren el
apetito es falso como Judas, antes se come un pastor una cebolla con más apetito que un
príncipe un faisán; fuera de que no es alabanza de aquella cena decir que sus manjares
no eran apetitosos»
veneno y apetito (cf. Rico García 2002: 17, nota 65). Jammes
(1994: 374) propone otra solución, por la cual Góngora emplearía el término apetito remontando hasta su etimología latina, en el sentido de apetite: «sainete, salsa, gustillo para gustar y apetecer alguna cosa» (Aut.). Occasiones quaerit qui vult discedere ab
amicoLiber Proverbiorum, c. 18, vers. 1. ‘Quien quiere
terminar una amistad, busca ocasiones para hacerlo’. La ironía en el uso de este
proverbio es evidente: Jáuregui busca o inventa los defectos de las Soledades con el solo fin de fastidiar y calumniar a Góngora.
pues nunca a nadie en la vida se dio veneno en mondongo,
como dijo el otro poetaTodos están mal
conmigo, recogido en la séptima parte del Romancero general de
1600: «Pues nunca a nadie en el mundo / se dio veneno en mondongo» (González Palencia
1947: 357). El ‘otro poeta’ al que se alude es probablemente Lope de Vega, al cual
normalemente se atribuyen estos octosílabos. Resulta curioso que este mismo romance se
atribuya, en ocasiones, al propio Góngora.Amores, lib. I, el. 8.impia sub dulci melle
venena latentAmores, lib. I, el. 8, v. 104. «…el
funesto veneno se esconde bajo dulce miel» (Ovidio 1989: 233).
sed nulla aconita bibunturfictilibus.Tunc illa time cum pocula sumesgemmata et lato Setinum ardebit in auroJuvenal, ,Satyrae, sát. 10, vv. 25-27. «Ahora bien ningún veneno se bebe / en vasos de barro. Asústate precisamente cuando tomes aquellas / copas perladas y arda el Setino en amplios vasos de oro» (Juvenal 1996: 128).
¿por qué no ignorarán, por la misma razón, el apetito, siendo cosas de
ordinario viles, o simples, o mal sazonadas? ¡Oh, señor! Que las comen con grandísimo
apetito los hombres del campo, ¿qué importa? Que eso les proviene accidentalmente, pues
nace no de merecerlo ellas, sino de carecer ellos de otras mejores. ¿Hay cosa, aunque más
necesaria, menos apetitosa que el pan? Y, con todo, comía con tan buena gana Lazarillo de
Tormes los mendrugos duros, que se laLazarillo de Tormes: «Púseme a un cabo del
portal, y saqué unos pedaços de pan del seno, que me avían quedado de los de por Dios.
Él, que vio esto, díxome: “Ven acá, moço. ¿Qué comes?”. Yo lleguéme a él y mostréle el
pan. Tomóme él un pedaço de tres que eran, el mejor y más grande, y díxome: “Por mi
vida, que paresce éste buen pan”. […] y, llevándolo a la boca, començó a dar en él tan
fieros bocados, como yo en el otro. “Sabrosísimo pan está –dixo–, por Dios”. […] Començó
a sacudir con las manos unas pocas migajas, y bien menudas, que en los pechos se le
avían quedado, y entró en una camareta que allí estava, y sacó un jarro desbocado y no
muy nuevo, y desque uvo bebido combidóme con él» (Ruffinato 2000: 196).Égloga tercera de Virgilio; el
episodio del pescador Amiclas de la Farsalia de Lucano; y los versos
de Horacio y Tasso, citados a continuación por el abad de Rute. A este propósito,
considerando la evidente voluntad de Góngora de recuperar la dialéctica corte-aldea, es
preciso señalar que Bonilla Cerezo y Tanganelli (2013: 101-108) reconocen también cierta
afinidad con un emblema de Sebastián de Covarrubias, donde «a la vez que se exalta la
“cuenca de palo o corcho […] del pobre pastorcico”, se condenan las doradas “copas de
Alemaña” en las que los ricos saborean un vino envenenado» (Bonilla Cerezo 2013:
105-106). En cuanto a la reelaboración del motivo de la hospitalidad humilde y del
episodio del pescador Amiclas en la obra de Góngora, véase Blanco (2012a:
189-227).dapes inemptas apparetEpodi, epodo 2, v. 48. «…prepara una comida no comprada» (Horacio
2007: 524). Cabe recordar la posibilidad de que la fuente del abad de Rute en este
pasaje coincida con los Luoghi osservati da Giulio Guastavini que
acompañan la edición de 1590 de la Gerusalemme liberata. Cf. la nota
supra.
Spengo la sete mia ne l’acqua chiarache non tem’io che di venen s’aspergae questa greggia e l’orticel dispensacibi non compri a la mia parca mensa.Ché poco è il desiderio, e poco è il nostrobisogno onde la vita si conserviTasso, .Gerusalemme Liberata, canto VII, octavas 10 (vv. 5-8) y 11 (vv. 1-2).
Lo que últimamente condena vuestra merced por falso es decir que la serrana podría hacer
tórrida la Noruega con dos soles, y blanca la Etïopia con dos manos [OC264B.784-785]. ,
porque aunque abrasara la Noruega con los rayos de sus ojos, mal podría
con sus manos hacer blanca la Etiopía, porque opposita iuxta se posita,
etc.Antídoto, donde Jáuregui, acudiendo a la fórmula latina aquí citada, decretaba,
en términos propios de la lógica escolástica, la imposibilidad de la proposición: «Que
abrasasen la fría Noruega los rayos de sus ojos, pase; pero que las manos hagan blanca
la Etiopía, eso no; antes la harían más negra, porque opposita juxta se posita, etc.»
(BFBM, ms. 18/10/11, f. 8v). Como advierte Rico García, este nuevo ataque de Jáuregui es
solo una de las numerosas pruebas de su intransigencia hacia el lenguaje figurado. Cf. Rico García (2002: 95)Aut.).
Después de haber navegado –o naufragadoSoledades –vuelta a lo
burlesco–, Jáuregui se convierte, con estas palabras, en un comentarista errático que
naufraga en los ‘escollos’ del poema que pretende satirizar.Diccionario
de la Lengua Castellana de la Real Academia Española de 1817, la voz ‘bajío’
equivale a «banco de arena peligroso que suele haber en algunas partes del mar».Aut.).
«No se entiende por esto que, a pesar de vuestra merced, no entendemos cuanto quiso decir, aunque no lo dice, si bien se encuentran partes donde por largo espacio no alcanza la más profunda meditación a hallarles fondo»
«¡Y delante de Dios, que en muchas partes de esta Soledad me he visto atormentado el entendimiento y aun no sé si las acabo de rastrear!»
Juan de
Jáuregui, Antídoto contra la pestilente poesía de las
Soledades
.
La poesía no es otra cosa que imitación, según con Parere in difesa di
Ludovico Ariosto (1585) y la Poetica (1586) aquí
citada.
Dejando, pues, estudiosamente por ahora los autores de poemas épicos, trágicos, cómicos,
satíricos, himnódicos, cinegéticosSoledades, cabe recordar que ya Pellicer,
en sus Lecciones solemnes, individuó en Opiano de Apamea uno de los
modelos de Góngora: «Anduvo don Luis con su espíritu poético examinando cazas y pescas
en Opiano» (José de Pellicer de Ossau Salas y Tovar, Lecciones solemnes a
las obras de don Luis de Góngora y Argote, Píndaro andaluz, príncipe de los poetas
líricos de España, Madrid: Pedro Coello, 1630, p. 352). Para profundizar en los
ecos de Opiano en Góngora, remitimos a Ponce Cárdenas (2014: 303-322).Arcadia de Sannazaro, hasta desembocar en los versos de
Bernardino Rota, Luigi Tansillo, Bernardo Tasso y, sobre todo, en los romances
piscatorios de Góngora, el himno del peregrino [OC264C.112-171] y el canto amebeo de los pescadores [OC264C.542-611] de la Soledad segunda, véase Ravasini (2006:
65-94 y 2016: 163-180).periphyseos y están dedicados a la descripción y el análisis de los
fenómenos naturales. A esta literatura pertenecen, por ejemplo, el De rerum
natura de Lucrecio o los Περὶ φύσεως (Sobre la
naturaleza de los seres) de Anaximandro, Empédocles, Parménides y otros filósofos
griegos y latinos. Para profundizar, véase Rossetti (2006: 111-146).Polifemo
gongorino, remitimos a Poppenberg (2015: 210-260). Véanse de nuevo Cacho Casal (2007:
435-455) y Blanco (2014a: 131-175).Canto
fúnebre en honor de Adonis. De paternidad incierta es, en cambio, el idilio Las bodas de Aquiles y de Deidamía.eydiliosPraefationes y el Ephemeris, en particular) y numerosos
epigramas y églogas. Cynegetica.Examen y en los Discursos
Apologéticos de Díaz de Rivas, fue Pellicer quien, en 1630, oficializó el símil
definiendo a Góngora como ‘Píndaro andaluz’ en sus Lecciones solemnes,
cuyo título completo reza: Lecciones solemnes a las obras de don Luis de
Góngora y Argote, Píndaro andaluz, príncipe de los poetas líricos de España.
Acerca de este paralelismo y de la huella de Píndaro en Góngora, véanse Roses Lozano
(1994: 121-141), Ponce Cárdenas (2012: 73-85), Béhar (2011: 159-196) y Schwartz Lerner
(2004: 89-132).Quand vous
serez bien vieille, au soir à la chandelle con la del titulado Antes
que de rosa y azucena de Garcilaso, y los dos de Góngora, Ilustre y hermosísima María [OC35] y Mientras por competir con tu cabello [OC24]. Véase también Gargano
(2008: 231-248).Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española de
1832, se aplica al «natural de Lemosín, o Limoges, y lo perteneciente a esta provincia».
En el siglo XVI, se solía utilizar el término ‘lemosín’ para indicar la lengua catalana,
a raíz de su parentesco con el dialecto occitano que se hablaba en la región de Limoges
o del Lemosín (actualmente Nueva Aquitania).
Vengamos ahora al objeto segundario, que es el deleite, sin el cual ninguna composición
puede ser ni pasar plaza de poema, pues a la que le faltara esta parte, como sin motivo al
fin, fuera casual o monstruosa, no intentada ni conocida del arte. Este deleite ha de
considerarse o respecto del universal o respecto del particular, cosa es ciertaAut.).Aut.).Asinus ad lyram o Asinus et lyra, que reza: «Asinus iacentem
vidit in prato lyram. / Accessit et temptavit chordas ungula; / sonuere tactae. “Bella
res est mehercules; / male cessit, ego” ait “artis quia sum nescius. / Si repperisset
aliquis hanc prudentior, / divinis aures oblectasset cantibus”. / Sic saepe ingenia
calamitate intercidunt» (Fedro 1969: 97). En la traducción de Antonio Cascón Dorado: «Un
asno vio en un prado una lira tirada en el suelo; se acercó y tocó las cuerdas con su
pezuña. Al tocarlas, sonaron, “Bella cosa, ¡por Hércules!, ha caído en mal lugar”, dijo,
“pues desconozco este arte”. Si alguien más dotado la hubiese encontrado, deleitaría los
oídos con sus divinas canciones”. Así, a menudo, los talentos se pierden por la
desgracia» (Fedro 2005: 190-191).
Il volgo, nel cui arbitrio son gli honori,e, come piace a lui, gli dona e toglieAriosto, .Orlando Furioso, canto XLIV, octava 50, vv. 1-2. Como queda dicho, la coincidencia de lecciones delata que, para la redacción de este párrafo, con las anécdotas relativas al músico Antigénidas y a Antímaco Clario, Fernández de Córdoba debió de inspirarse en los diálogos de Giuseppe Malatesta y Francesco Malatesta Porta.Cf.el apartado 5 de nuestra introducción y las notas supra 1 y supra 2.
¿Quién no lo sabe? Pues el más lego de él, en oyendo el nombre de don
Turbaque doctorum Nasonem novit et audetnon fastiditis annumerare virisOvidio, .Tristia, lib. II, vv. 119-120. «…y el mundo de los hombres de letras conoce a Nasón y se atreve a contarlo entre los autores que son apreciados» (Ovidio 1992: 150).
El cómico en su poema, como de menor estofa, llevó la miraAndriae.Populo ut
placerent quas fecisset fabulasAndria, Prólogo,
v. 3. «[El poeta, cuando por primera vez tomó la decisión de escribir, creyó que la
única preocupación que se le ofrecía era la] de dar gusto al público con las comedias
que escribiera» (Terencio 1982a: 152).
Scribat carmina circulis Palemon,me raris iuvat auribus placereMarcial, ,Epigrammaton libri, lib. II, ep. 86, vv. 11-12. «Que escriba versos para reuniones Palemón, a mí me gusta complacer a oídos selectos» (Marcial 2001:126).
dijo nuestro Non sunt
longa quibus nihil est quod demere possisEpigrammaton libri, lib. II, ep. 77, v. 7.
«No son largos los versos en los que no hay nada que puedas / quitar» (Marcial
2001:122).
neque te ut miretur labores,contentus paucis lectoribus. An tua demensvilibus in ludis dictari carmina malis?Non ego: nam satis est equitem mihi plaudere, ut audaxcontemptis aliis explosa Arbuscula dixit.Men’ moveat cimex Pantilius, aut crucier quodvellicet absentem Demetrius, aut quod ineptusFannius Hermogenis laedat conviva Tigelli?Plotius et Varius, Maecenas Virgiliusque,Valgius, et probet haec Octavius optimus, atqueFuscus, et haec utinam Viscorum laudet uterque!Ambitione relegata te dicere possum,Pollio, te, Messala tuo cum fratre, simulquevos, Bibuli et Servi, simul his te, Candide Furni,complureis alios, doctos ego quos et amicosprudens praetereo; quibus, haec sint qualiacumquearridere velim, doliturus si placeant spedeterius nostra. Demetri, teque, Tigelli,discipulorum inter iubeo plorare cathedrasHoracio, .Sermones, lib. I, sát. 10, vv. 73-91. «…y no te esfuerces por que te admire la masa, contento con unos pocos lectores. ¿O acaso vas a preferir, insensato, que tus poemas se dicten en las escuelas de ínfima categoría? Yo no, pues me basta con que me aplaudan los caballeros, como dijo Arbúscula con osadía, despreciando al resto, que la abucheaba. ¿Es que me va a impresionar esa chinche de Pantilio, o a hacerme sufrir Demetrio, porque a mis espaldas me despelleja, o el necio de Fanio, porque me denigra cuando Hermógenes Tigelio lo invita? Que Plocio y Vario, Mecenas y Virgilio, Valgio y el excelente Octavio y Fusco aprueban estos escritos, y ojalá los alaben el uno y el otro Visco. Dejando de lado la adulación, puedo nombrarte a ti, Polión, a ti, Mesala, y también a tu hermano, y al tiempo a vosotros, Bíbulo y Servio; junto con estos a ti, buen Furnio, y a varios otros hombres doctos y amigos míos a los que omito a propósito. A todos ellos quisiera que esto que escribo –tenga el valor que tenga– les haga gracia, y me dolerá si les gusta menos de lo que yo espero. A ti, Demetrio, y a ti, Tigelio, os mando a llorar entre los asientos de vuestras alumnas» (Horacio 2008: 125-127).
¿Basta esto? Temo no me diga vuestra merced que sobra.
Pasemos pues a probar y a comprobar con ejemplo el estilo de las
habet bonorum exemplum, quo exemplo sibilicere id facere quod illi fecerunt putatTerencio, .Heautontimorumenos, Prólogo, vv. 20-21. «Cuenta con el ejemplo de autores buenos, gracias al cual considera que le está permitido hacer lo que ellos hicieron» (Terencio 1982a: 237). También en este caso, la estrategia consiste en demostrar que la poesía de Góngora no es nueva en absoluto, ni ilícita, puesto que sigue el ejemplo de autores antiguos y modernos.
De los egipcios, ¿quién ignora el cuidado en ocultar al vulgo los misterios de su
teología y ciencias, pues teniendo letras comunes todos, las tenían propias y particulares
los sacerdotes solos, enseñadas por tradición de padres a hijos? Cum
Aegyptii litteris utantur propriis, has quidem vulgo discunt omnes: has vero quas sacras
appellant, soli sacerdotes norunt, a parentibus eorum privatim
acceptasBiblioteca Histórica, lib. IV, cap.
1. ‘Siendo así que los egipcios tienen sus propias letras, algunas que aprenden todos
generalmente, otras que solo conocen los sacerdotes, y que les son transmitidas en
privado por sus padres’. Como se ha dicho en la introducción, Fernández de Córdoba debió
de consultar la latinización de la Biblioteca Histórica (Βιβλιοθήκη
ἱστορική) de Diodoro Sículo a cargo de Poggio Bracciolini. Cf. la nota
supra. Iam vero qui docentur ab Aegyptiis,
primum quidem docent Aegyptiarum litterarum viam ac rationem, quae vocatur
ἐπιστολογραφική, hoc est apta ad scribendas epistolas; secundam autem sacerdotalem, qua
utuntur ἱερογραμματεις, id est, qui de rebus sacris scribunt; ultimam autem
ἱερογλυφικήν, id est, sacram quae insculpitur scripturamStromata, lib. V. ‘Ahora bien, quienes son instruidos por
los egipcios aprenden primero el método de las letras egipcias, el llamado
epistolográfico, que sirve para escribir cartas; después el sacerdotal, del que se
sirven los hierogramáticos; el último, finalmente, es el jeroglífico, o sea la escritura
sagrada que se graba’. kanji’),
lengua oficial de la burocracia y de la cultura; y el kana, con dos
formas gráficas diferentes (hiragana y katakana), y
utilizados tanto para facilitar la lectura de los escritos budistas como en la
producción lírica. Cf. Boscaro (2005: 5-7).Sed auditoribus etiam nonnullis grata sunt haec quae cum intellexerint acumine
suo delectantur, et gaudent non quasi audiverint sed quasi
invenerintInstitutio oratoria, lib. VIII, cap.
2. «Pero también son gratas para algunos oyentes tales expresiones; y cuando han
comprendido su sentido, se deleitan y gozan en la propia sagacidad, no como si hubiesen
sido meros oyentes, sino como quienes las hubieran inventado» (Quintiliano 1999: 173).
La edición consultada presenta algunas variantes: «Sed auditoribus etiam nonnullis grata
sunt haec, quae cum intellexerunt acumine suo delectantur, et gaudent non quasi
audierint sed quasi invenerint» (Quintiliano 1970: 429).
Vidas de Diógenes Laercio,
de las que extrae la información aquí referida. Cf. la nota supra.Egipciaca, sobre la filosofía de los egipcios, y el De
los Hiperbóreos. Escribió también un tratado sobre la poesía de Homero y Hesíodo.
Cf. Hornblower (1996: 671).Rhetorica, lib.
III, cap. 1.Retórica, donde se lee: «Por otra parte, lo que se escribe debe ser, en general,
bien legible y pronunciable –lo que es lo mismo–, cosa que no proporcionan ni la
abundancia de conjunciones ni los [textos] que, como los de Heráclito, son difíciles de
puntuar. Trabajoso es, ciertamente, puntuar a Heráclito, porque resulta oscuro a cuál de
los dos miembros, al de delante o al de detrás, corresponde [una palabra]» (Aristóteles
1994b: 508).De finibus, lib. II.Quod duobus modis sine reprehensione fit, si aut
de industria facias, ut Heraclitus, cognomento qui σκoτεινός perhibetur, quia de natura
nimis obscure memoravit, aut cum rerum obscuritas, non verborum, facit ut non
intelligatur oratio, qualis est in Timaeo PlatonisDe finibus bonorum et malorum, lib. II. «Lo cual solo es excusable
en dos casos: si se hace a propósito, como Heráclito, que ha recibido el nombre de skoteinós (oscuro) porque trató de la naturaleza en forma demasiado
oscura, o cuando la oscuridad de la materia y no de las palabras hace que no se entienda
el discurso, como sucede en el Timeo de Platón» (Cicerón 1987:
104).
Sum Heraclitus ego, quid me vexatis inepti?Non vos, sed doctos tam grave quaerit opusLa cita procede de la obra de Diógenes Laercio, quien, tratando de Heráclito y de su proverbial oscuridad, trae a colación un par de epigramas dedicados al poeta de Éfeso y recogidos en la ;Antología Palatina. La traducción de Carlos García Gual reza: «Yo soy Heráclito. ¿Por qué me traéis arriba y abajo, indoctos? / No me esforcé por vosotros, sino por los que me entienden» (Diógenes Laercio 2007: 463).
y también:
Noli Heraclitum rabido percurrere cursu,est via difficilis, luce papyrus eget.In sua si doctus te duxerit atria vates,cuncta videbuntur lucidiora dieSe trata del segundo de los dos epigramas citados por Diógenes Laercio y dedicados a Heráclito: «No enrolles presuroso sobre tu ombligo el libro de Heráclito / de Éfeso. En verdad es un sendero de muy arduo acceso. / Hay oscuridad y tiniebla sin luz. Pero si algún iniciado / te introduce, será más luminoso que el sol resplandeciente» (Diógenes Laercio 2007: 464). .
Y dice vates porque escribió en verso; respecto de lo cual dijo De
praeparatione, lib. II, cap. 3.quibus oracula Ephesius Heraclitus canit?De
evangelica praeparatione, lib. II, cap. 3. «¿Para quiénes profetiza Heráclito de
Éfeso?» (Eusebio de Cesarea 2011: 74). Vidas:
«Philosophiam vero Pythagoras primus appellavit seque philosophus, cum Sicyone
conveniret Leontem Sicyon, eorum tyrannum, sive phliasiorum, ut ait Heraclides Ponticus
in libro quem inscripsit περί τὴς ἄπνου» (Diógenes Laercio, Diogenis
Laertii De vita…, 1541, p. 13). En la traducción de Carlos García Gual: «El
primero que denominó a la filosofía y se llamó a sí mismo filósofo fue Pitágoras,
dialogando en Sición con León, el tirano de los sicionios o de los fliasios, según dice
Heráclides del Ponto en su Sobre la letargia» (Diógenes Laercio 2007:
41).Vita, lib. VIII.Vidas, hablando de Pitágoras: «Hic, ut praediximus, principio quidem Pherecidem
audivit Syrum. Post eius vero obitum, profectus in Samum, Hermodamanti iam seni
Creophili nepoti se in disciplinam dedit. Cum autem esset iuvenis ad discendi
studiosissimus, patriam liquens cunctis fere barbaris graecisque mysteriis initiatus
est. Denique Aegyptum petiit, quo tempore Plycrates Amasidi per epistolam illum
commendavit, illorum linguam, ut Antipho tradit in eo libro quem de his qui in virtute
principes fuere scripsit, edidicit atque apud Chaldeos conversatus est magis. Deinde in
Cretam una cum Epimenide descendit in Idaeum antrum. In Aegypto quoque adyta ingressus
est» (Diógenes Laercio, Diogenis Laertii De vita..., 1541, p. 335-336;
«Asistió a las lecciones de Ferécides de Siros, como ya se ha dicho. Después de la
muerte de éste, se fue a Samos, y allí escuchó a Hermodamante, descendiente de Creófilo,
que ya era de edad avanzada. Siendo joven y ansioso de aprender, emigró de su patria y
se inició en todos los misterios, tanto griegos como bárbaros. Estuvo, pues, en Egipto,
donde precisamente Polícrates lo recomendó a Amasís por medio de una carta. Y aprendió a
fondo la lengua de los egipcios, según dice Antifonte en su Acerca de los
prominentes en la virtud, y visitó a los Caldeos y a los Magos. Más tarde, en
Creta, en compañía de Epiménides, bajó a la caverna del Ida; así como en Egipto había
penetrado en los santuarios, y aprendió las doctrinas secretas sobre los dioses en las
ceremonias mistéricas», Diógenes Laercio 2007: 416-417).De Iside et
Osiride.Moralia de Plutarco
dedicadas al mito y al culto de Isis y Osiris (De Iside et Osiride) en
el antiguo Egipto y, en particular, a aquellas donde se elogia la sabiduría egipcia y la
industria de sus sacerdotes para ocultar con enigmas su teología. Plutarco, en su
encomio, se apoya también en el testimonio de autores griegos que trabaron contacto
directo con ese mundo: «Testimonium perhibent etiam Graecorum sapientissimi, Solon,
Thales, Plato, Eudoxus, Pythagoras, et quorundam opinione etiam Lycurgus, qui in
Aegyptum venerunt et cum sacerdotibus versati sunt. Et ab Eudoxo quidem Chonuphin
Memphitam fuisse auditum aiunt, a Solone Sonchite Saitam, a Pythagoram Oenuphim
Heliopolitam» (Plutarco, Plutarchi Chaeronensis Moralia..., 1572, p.
205). En la traducción de Francisca Pordomingo Pardo y José Antonio Fernández Delgado:
«Dan testimonio de ello, también, los más sabios de los griegos, Solón, Tales, Platón,
Eudoxo, Pitágoras y, según algunos dicen, también Licurgo, que llegaron a Egipto y
tuvieron relación con los sacerdotes. Así, dicen que Eudoxo recibió enseñanzas de
Conufis de Menfis, Solón de Sonquis de Sais, Pitágoras de Enufis de Heliopo» (Plutarco
1995: 74-75).Stromata, lib. I.Stromata, donde afirma por ejemplo: «Thales autem cum esset Phoenix genere,
etiam cum Aegyptiorum prophetis congressus esse dicitur: sicut etiam Pythagoras cum iis
ipsis, propter quos etiam fuit circuncisus, ut adyta ingrediens, Aegyptiorum mysticam
disceret philosophiam et cum Chaldaeorum et Magorum versatus est praesantissimis, et eam
quae nunc vocatur Ecclesiam, significat id quod apud ipsum est ὀμακοεῖον» (Clemente de
Alejandría, Clementis Alexandrini viri longe doctissimi, qui panteni quidem
martyris fuit discipulus, praeceptor vero Origenis, omnia quae quidem extant opera, a
paucis iam annis inventa, et nunc denuo accurratius excusa, Gentiano Herveto Aureliano
interprete, Parisiis: apud Guilielmum Guillard et Thomam Belot, 1550, p. 348). En
la traducción de Marcelo Merino Rodríguez: «Tales tenía origen fenicio, come se dice, y
estuvo relacionado con los profetas egipcios; lo mismo que Pitágoras, quien se hizo
circuncidar por ellos para poder acceder a los santuarios secretos y aprender la
filosofía mística de los egipcios; y frecuentó igualmente a los Caldeos y a los Magos
más distinguidos, y su vocablo homakoeîon (asamblea común) significa
obscuramente lo que nosotros llamamos hoy iglesia» (Clemente de Alejandría 1996:
217).De praeparatione, lib. I, cap. 2.marginalia de los testimonios
conservados del Examen se reenvíe al primer libro de la Preparación evangélica, es probable que Fernández de Córdoba se refiera a un
fragmento del cuarto capítulo del libro X, que, al hablar de los filósofos griegos,
reza: «Pythagoras enim primus omnium fuit, quem philosophiae quoque nomen invenisse
constat. Hunc multi Samium, alii Tyrrhenum, alii Syrium, aut Tirium fuisse contendunt.
Ita non plane graecus, maximus et primus philosophorum ab omnibus dicitur. Nam
Pherecydem doctorem Pythagorae, Syrium omnes fuisse tradunt; quamvis non eum solummodo,
sed Persarum etiam magos, et Aegyptiorum divinatores audisse Pythagoras afferatur, eo
tempore, quo Iudaeorum alii in Babylonem, alii in Aegyptum transmigrantur. Audivit autem
et Brachmanas Indorum philosophos, sic ab aliis Astrologiam, ab aliis Geometriam, ab
aliis Musicam, ab aliis Astrologiam, et aliud ab aliis habuisse» (Eusebio de Cesarea,
De evangelica praeparatione…, 1534, p. 132). En la traducción de
Jesús-María Nieto Ibáñez y Manuel Andrés Seoane Rodríguez: «El primero de ellos fue
Pitágoras, discípulo de Ferécides, que descubrió la palabra filosofía. Según algunos era
samio, según otros, tirreno, otros dicen que era de Siro o de Tiro, de modo que está
claro que es un bárbaro y no un griego el primero de sus filósofos, cantado en boca de
todos los griegos. En sus escritos apuntan que Ferécides era de Siro, del que dicen que
fue discípulo Pitágoras. Se cuenta que Pitágoras no solo frecuentó a este filósofo, sino
que también pasó un tiempo con los magos persas y aprendió de los profetas de Egipto en
el momento en que los hebreos parecían emigrar a otra tierra, unos a Egipto y otros a
Babilonia. Sin embargo, el mencionado Pitágoras, interesado por los conocimientos sabios
de cada uno de estos pueblos, fue a Babilonia, Egipto y a toda Persia, aprendió con los
magos y los sacerdotes, y se cuenta que escuchó también Brahamanes (estos son los
filósofos de la India). De unos aprendió la astrología, de otros la geometría, de otros
la aritmética y la música, de unos tomó unos conocimientos y de otros otros» (Eusebio de
Cesarea 2016: 219).
De Vita Alexandri.excusat se de iis disputationibus, ita editas, uti non editae si
essent, indicansVitae parallelae, Vita Alexandri.
‘Se justifica diciendo que están publicadas de modo tal, que es como si no lo
estuvieran’.
A De divinatione, lib. II.“Quid,
poeta nemo, nemo physicus obscurus?” Ille vero nimis etiam obscurus Euphorion, at non
HomerusDe divinatione, lib. II. «“Y
bien, ¿acaso es que ningún poeta o ningún científico es oscuro? Aquel famoso Euforión,
por cierto, incluso demasiado oscuro, mas no lo es Homero» (Cicerón 1999a: 257).Quid? Euphorionem transibimus? Quem nisi probasset Virgilius idem, nunquam
certe conditorum Chalcidico versu carminum fecisset in Bucolicis
mentionemInstitutio oratoria, lib. X, cap. 1.
«¿Qué más? ¿Pasaremos de largo a Euforión? Si Virgilio no lo hubiese también honrado y
reconocido, jamás habría hecho mención, en sus Bucólicas, de la
canciones compuestas en verso calcídico» (Quintiliano 2000: 33).Bucólicas
(In Virgilii Bucolicum librum commentarius) y a su interpretación
del v. 50 de la décima égloga: «Euboea insula est, in qua est Chalcis civitas, de qua
fuit Euphorion, quem transtulit Gallus. Et hoc dicit: ibo et Theocritio stylo canam
carmina Euphorionis» (Servio 1986: 125; ‘Es la isla de Eubea, en la cual se encuentra la
ciudad de Calcis, de donde viene Euforión, que Galo tradujo. Y dice: Iré y
cantaré con el estilo de Teócrito los poemas de Euforión’).
Ibo, et Chalcidico quae sunt mihi condita versucarmina, pastoris Siculi modulabor avenaVirgilio, .Bucolica, égl. X, vv. 50-51. «Iré y las canciones que compuse en verso calcídico, las ensayaré con la flauta del pastor siciliano» (Virgilio 1990b: 219).
Pues para mí tengo por sin duda que hablaron de un mismo Suda, además de escribir algunas piezas suyas, ganó unos
cuatro certamina literarios con obras firmadas por su padre. En el 431
a. C. venció a Sófocles y Eurípides.Historiae poetarum: «Fuit Archebulus Lyricus poeta Thebanus, ut Hephaestionem
scribit; alii Thyreum dixere. Floruisse creditur centesima et vigesima Olympiade; alii
CXXVI. Et magistrum fuisse Euphorionis poetae […]. Item Attilius his verbis:
“Archebuleus, inquit, versus nomen accepit, non quod Archebulus cum invenerit […].
Archebulus autem quia carmen ex hoc uno genere composuit, Archebuleum nominatum est»
(Lilio Gregorio Giraldi, Historiae poetarum tam Graecorum quam Latinorum
dialogi decem, Basileae: s.n., 1545, p. 1051-105; ‘Arquébulo fue un poeta lírico
tebano, como escribe Hefestión; otros afirman que era de Tera. Se cree que se distinguió
durante la centésima vigésima Olimpíada; otros creen que en la 126ª. Se cree también que
fue maestro del poeta Euforión. […] Asimismo, Atilio se pronunció al respecto: Al verso, dijo, se le llamó Arquebuleo, aunque no lo
inventó Arquébulo. Sin embargo, ya que Arquébulo compuso un poema completamente en ese
verso, se le llamó Arquebuleo’). Como se ha dicho, el error ‘Arquébuto’, en lugar
de ‘Arquébulo’, común a toda la tradición, se debe evidentemente a la edición de la Suda empleada por el abad de Rute. Cf. la nota supra.
El príncipe de los poetas latinos,
Dic quibus in terris –et eris mihi magnus Apollo–tres pateat caeli spatium non amplius ulnasVirgilio, ,Bucolica, égl. III, vv. 104-105. «Dime, y serás para mí el gran Apolo, en qué parte del mundo no más de tres brazas abarca la extensión del cielo» (Virgilio 1990b: 184).
acerca de los cuales dice Parergon, lib. I, cap. 18.Fama est interrogatum eum ab Asconio Pediano ut gryphum dissolveret
detrectasse, quod eo grammaticis crucem fixisse atestareturParergon, lib. I, cap. 18. ‘Se sabe que Pediano le pidió [a Virgilio]
que solucionara el enigma y él se negó. Esto confirma que quiso torturar a los gramáticos’.
De multum et verae laudis Persius in uno libro meruitInstitutio oratoria, lib. X, cap. 1. ‘Mucha y verdadera alabanza se
merece Persio, aunque por un solo libro’. La coincidencia de lecciones, nos lleva a
suponer que Fernández de Córdoba haya extraído la cita de una edición de las sátiras de
Juvenal y Persio que data de 1551. Como en otras ocasiones, es probable que el copista
de A, si no el de ε, haya corregido el texto con una lección más frecuente en la
trasmisión de la Institutio oratoria: ‘multum et verae gloriae,
quamvis uno libro, Persius meruit’. Cf. Persio, Iunii
Iuvenalis et A. Persii Flacci Satyrae cum doctissimorum virorum commentariis,
Basileae: Froben, 1551, p. 332.
saepius in libro memoratur Persius unoquam levis in tota Marsus AmazonideMarcial, .Epigrammaton, lib. IV, ep. 29. «Más veces se tiene en cuenta a Persio con un solo libro / que al ligero Marso con su completa Amazónide» (Marcial 2001:187).
Y dejando de tratar de Furioso ariostesco, cabalgando a la grupa del
hipogrifo, intenta recuperar el juicio de Orlando, loco de amor y dominado por sus
pasiones humanas. Su itinerario, como también nota Fernández de Córdoba, «sembra
ricalcare il provvidenziale viaggio dantesco, dalla discesa negli Inferi per ricacciarvi
le Arpie sino al Paradiso terrestre e infine sulla luna, ultima tappa di un viaggio, che
vuole essere più scanzonato del modello letterario a cui senza dubbio si riferisce, ma
che è carico di complessi, allusivi significati» (Stassi 1988: 157).
¿Qué nos dirá vuestra merced a esto? ¿Que erraron los referidos todos? A fe que son
muchos; mírelo bien vuestra merced, pues aun contra dos no puede un HérculesAdagiorum opus Des. Erasmi
Roterdami, ex autoris postrema recognitione, Lugduni: Sebastianus Gryphius, 1541,
p. 222).Diccionario de Autoridades, la voz ‘revista’ equivale a
«la segunda vista o examen, hecho con cuidado o diligencia» y, en el lenguaje forense,
aquí empleado por Fernández de Córdoba, coincide con «el acto de revistar los
pleitos».Aut.).
Dejando, pues, varios pareceres, supuesto que no es dramático, tampoco puede ser épico:
ni la fábula o acción es de héroe o persona ilustreSoledades, cabe remitir a
Blanco (2012a: 193-204). La estudiosa identifica al peregrino con «un cortesano tan
cumplido y de tan buen linaje que podía ser gentilhombre de boca del mayor de los
monarcas» (Blanco 2012a: 193). Coinciden con esta hipótesis Bonilla Cerezo y Tanganelli
(2013: 101-113), quienes, por su parte, reconocen en el anciano y sabio cabrero que
recibe al náugrafo una máscara del duque de Béjar.Poética del Estagirita, Fernández de Córdoba aborda
aquí una de las cuestiones más debatidas de la polémica gongorina: la del género.
Apoyándose principalmente en el De poeta y en el Arte
poetica de Minturno, el abad de Rute intenta desvincularse del modelo antiguo,
recogiendo la tripartición genérica –lírica, drama y épica– abrazada por el humanista
italiano. De ahí esta primera adscripción del poema gongorino al género lírico. melos– al son de la lira; por
donde se excluye el ditirámbicoDe
poeta, lib. V.Erit itaque melica poesis absolutae cuiusdam
actionis, et vero plerumque gravis et honestae, interdum etiam iocosae ac levis
imitatio: quae versibus non utique nudis, sed numero harmoniaque ornatis fit periucunde,
ut delectet pariter et prositDe
poeta, lib V. ‘Será entonces la poesía lírica imitación de una acción entera, en
la mayor parte de los casos honesta y grave pero, a veces, jocosa y ligera: con versos
no demasiado llanos, sino agradablemente adornados en número y armonía, de modo que
puedan deleitar y, a la vez, traer provecho’.
Musa dedit fidibus–esto es a la lira–divos puerosque deorum,et pugilem victorem et equum certamine primum,et iuvenum curas et libera vina referreHoracio, .Ars poetica, vv. 83-85. «A la lira le encomendó la musa cantar a los dioses y también a sus hijos; al luchador victorioso, y al caballo que en la carrera quedara el primero, y las cuitas de los muchachos y la libertad de los vinos» (Horacio 2008: 388-389).
Como lo dijo, él mismo lo ejemplificó en sus
Según Marikas y Demoi, se conservan solo algunos fragmentos. A propósito de la trayectoria
biográfica y literaria de Éupolo, véase la monografía de Storey (2003).Poética, donde el Estagirita, tras
examinar las circunstancias y las causas que determinaron el origen de la poética, traza
la historia y la evolución de la tragedia y la comedia elencando sus cambios más
significativos. Véase Aristóteles (1974: 139-141). Arte
poética, donde Horacio recorre el itinerario de la tragedia y de la comedia desde
su invención hasta sus expresiones más recientes en las escenas de Roma. Véase Horacio
(1984: 304). Arte nuevo de Lope y a su éxito en las escenas
españolas, Fernández de Córdoba oficia evidentemente como intérprete y portavoz de los
más insignes eruditos italianos –Robortello, Trissino, Vida, Minturno, Scaligero, etc.–
y españoles –López Pinciano, Carvallo y Cascales– que, ya a partir de la primera mitad
del siglo XVI, intentaron adaptar con soluciones diferentes los preceptos de la Poética de Aristóteles a los gustos modernos y que, entre otras cosas,
debieron enfrentarse también a la ausencia, en la teoría aristotélica, de cualquier tipo
de referencia a dos de los géneros más significativos de la literatura vernácula: la
lírica y la novela. Entre los muchos trabajos que se han escrito sobre el tema,
remitimos a los de Shepard (1962: 11-24), Vega Ramos (1992b: 361-374), Sánchez Laílla
(2000: 9-36), Arcas Espejo (2011: 17-28).
Epistulae, lib. II, ep. 1.
Interdum vulgus rectum videt, est ubi peccat.Si veteres ita miratur laudatque poetasut nihil anteferat, nihil illis comparet, errat:si quaedam nimis antique, si pleraque duredicere credat eos, ignave multa fatetur,et sapit et mecum facit et Iove iudicat aequoHoracio, ;Epistulae, lib. II, ep. 1, vv. 63-68. «A veces el vulgo discierne lo justo, pero otras no acierta. Si admira y alaba a los viejos poetas, de modo que nada prefiera ni ponga siquiera a su altura, se engaña; si piensa que ciertas cosas las dicen muy a la antigua y no pocas con cierta rudeza, y admite que muchas veces les falta carácter, entonces sabe apreciar, está de mi parte y Júpiter le hace juzgar a derechas» (Horacio 2008: 311). En el verso 67, la edición consultada (Horacio 1984: 275) registra solo la lección ‘credit’ en lugar de ‘credat’, que probablemente figuraba en el volumen de Horacio consultado por el abad de Rute.Cf.el apartado 5 de nuestra introducción (nota supra).
y más abajo:
Indignor quicquam reprehendi, non quia crassecompositum illepideve putetur, sed quia nuper;nec veniam antiquis, sed honorem et praemiaHoracio, .Epistulae, lib. II, ep. 1, vv. 76-78. «Me indigna que se critique una obra no porque se estime que está compuesta de modo rudo y sin gracia, sino porque se compuso hace poco, y que se pida no ya comprensión, sino honores y premios para los autores antiguos» (Horacio 2008: 311).
Y De
divinatione, lib. II.Hoc ego philosophi
non arbitror testibus uti qui aut casu veri aut malitia falsi fictique esse possunt:
argumentis et rationibus oportet quare quidque ita sit docereDe divinatione, lib. II. «…yo considero que no es propio de un filósofo
eso de servirse de testimonios, que pueden ser casualmente verdaderos, o bien, a causa
de la maldad, falsos e inventados. Conviene enseñar mediante pruebas y razones por qué
es cada cosa como es» (Cicerón 1999a: 176-177). La edición consultada presenta una
lección diferente al principio del fragmento: «hoc ego philosophi non esse arbitror…»
(Cicerón 1977: 75).
Veamos ahora si el tal poema lírico es capaz de grandeza. ¿Por qué no lo ha de ser si trata de dioses, de héroes, de guerras, de victorias y cosas semejantes? Díchose está ello, aunque como dice el autor de la
Pues de la grandeza de De poeta, lib.
V.
La magnificencia de la elocución de tres cosas nace principalmente de ordinario en la
poesía, según extensión: «dilatación, ampliación, así de las cosas
materiales, como dominios, tierras, países, como de las incorpóreas y espirituales del
ánimo y otras semejantes», Aut.).Illa veneranda Poetica, cap. 21et omne prorsus plebeium excludens quae peregrinis utitur vocabulis.
Peregrinum voco varietatem linguarum, translationem, extensionem, tum quodcumque a
proprio alienum est Poética,
cap. 22. «Mas la dicción resultará majestuosa y alejada de lo vulgar si se sirve de
nombres extraños al uso. Y llamo extraños al uso los nombres peregrinos, la metáfora, el
alargamiento y todo lo que va contra el uso dominante. Mas si se compusiera con todos
ellos resultara o enigma o barbarismo; enigma, si se compone la dicción de metáforas;
barbarismo, si de palabras peregrinas» (Aristóteles 1974: 209). Como se ha dicho,
Fernández de Córdoba debió de utilizar la traducción latina de Alessandro Pazzi de’
Medici, cuya numeración de los capítulos difiere de la que normalmente se adopta en las
ediciones modernas. De ahí que el abad de Rute remita, en los marginalia, al capítulo 21 en lugar de al 22, donde se incluye hoy el fragmento
aquí citado. Cabe precisar que este mismo pasaje se menciona también en el Parecer, donde, sin embargo, al objeto de censurar amistostamente la oscuridad
que ahora defiende, recorta de forma diferente la cita aristotélica: «Peregrinum voco
varietatem linguarum, translationem, extensionem, tum quodcumque a proprio alienum est.
Verum si quis haec omnia simul congerat, vel aenigma efficiet vel barbarismum; aenigma
quidem, si translationes; barbarismum vero, si linguas» («Y llamo extraños al uso los
nombres peregrinos, la metáfora, el alargamiento y todo lo que va contra el uso
dominante. Mas si se compusiera con todos ellos resultara o enigma o barbarismo; enigma,
si se compone la dicción de metáforas; barbarismo, si de palabras peregrinas»,
Aristóteles 1974: 209). Hay que recordar que esta cita es probablemente la más
importante de toda la polémica, alargada o recortada por los detractores y los
partidarios de Góngora según sus intereses. Representa solo un ejemplo el Apologetico de Juan de Espinosa Medrano: «No fuera la poesía de Góngora tan alta
y peregrina a no florecer con términos tan remotos de la plática vulgar y plebeya. Lo
peregrino definió Aristóteles: “Peregrinum voco varietatem linguarum, translationem,
extensionem, tum quodcumque a proprio alienum est”. Llámase vocablo, o término propio,
el que vulgarmente usan todos: “Proprium voco quod omnibus in usu est”» (Espinosa
Medrano 2017). Véanse, de nuevo, Elvira (2014) y Azaustre Galiana (2005: 37-72). Cf. la nota supra. Supra
InfraInstitutio oratoria, Quintiliano
define algunas figuras retóricas que le dan ornato a la elocución, afirmando acerca del
epíteto: «Ornat enim ἐπίθετον, quod recte dicimus adpositum, a nonnullis sequens
dicitur» (Quintiliano 1970: 462; «Efectivamente sirve de adorno el epíteto, que en recta equivalencia llamamos nosotros adpositum
y algunos sequens», Quintiliano 1999: 259).Rhetorica, lib.
III, cap. 3.Quoniam opus est ipsis uti (tollunt enim quod
usitatissimum est et faciunt ut elocutio gravior videatur)Retórica, lib. III, cap. 3. «Aunque en verdad conviene a veces
emplearlos (pues transforman el uso ordinario y prestan alguna extrañeza a la
expresión)» (Aristóteles 1994b: 499).
Estas son, mi señor, las fuentes principales de donde se deriva la grandeza en el poema,
aunque hay otras algunas de menos cuenta, como son la aspereza de la composición, los
períodos largos, el concurso de las vocales, el doblar las consonantes –cosa advertida ya
por el De elocutione (Sobre el estilo), aludido aquí por
Fernández de Córdoba. Aunque no se haya demostrado, es posible que su verdadero autor
coincida con Demetrio de Alejandría, filósofo y rétor griego del II siglo a. C. Sea como
fuere, cabe recordar que alusiones a dicho tratado son muy frecuentes en los textos de
la polémica gongorina. Representan ejemplos emblemáticos los ecos de su doctrina en el
mismo Antídoto y, sobre todo, las varias menciones de Demetrio en la
célebre carta de Pedro de Valencia: «Lea v.m., si topare por allá egemplares, castigos
destos en un librito, De elocutione, de Demetrio Phalereo» (Pérez
López 1988: 64); y, más adelante: «Demetrio dize: que las metáphoras para engrandecer se
an de trasladar de lo mayor a lo menor i no a lo contrario, porque deshazen. [...] El
mismo Demetrio dize que los que affectan grandeza en el dezir, errando caen en frialdad»
(Pérez López 1988: 64). efficiunt igitur (dijo él) eaedem litterae concurrentes magnitudinemDe
elocutione. ‘En efecto, las mismas letras concurrentes producen grandeza’. La
coincidencia de lecciones nos invita a considerar la probabilidad de que el abad de Rute
evoque a Demetrio a partir de los Commentarii in librum Demetrii Phalerei
de Elocutione de Pietro Vettori, aunque sea de forma indirecta Cf. Pietro Vettori, Petri Victori Commentarii in librum Demetrii
Phalerei de Elocutione, Florentiae: In oficina Iuntarum, Bernardi F., 1562, p.
70).
Pero volviendo a las principales causas del hablar grande, cierto es que con oscurecerle
algún tanto le dan majestad. Afírmalo y da la razón Rhetorica, lib.
III, cap. 2.Dilucidam autem reddunt orationem quae propria sunt,
sive nomina, sive verba: non deiectam vero, sed ornatam reliqua, de quibus in arte
poetica diximus. Nam inusitata graviorem reddunt orationem. Quod enim ad peregrinos
atque advenas patimur, id etiam ipsum ad dictionem sustinemus. Quo circa inusitatiora
sunt adhibenda. Haec enim ex omnibus admiramur, mirabile autem omne iucundum est. In
metro igitur multa id faciunt, commodeque ibi dicunturRetórica, lib. III, cap. 2. «Por su parte, de entre los nombres y
verbos, producen claridad los específicos, mientras que todos los
otros nombres que se han tratado en la Poética provocan una expresión,
no vulgar, pero sí adornada. Lo que se aparta de los usos ordinarios consigue, desde
luego, que [la expresión] aparezca más solemne, pues lo mismo que les acontece a los
hombres con los extranjeros y con sus conciudadanos, eso mismo les ocurre también con la
expresión. Y por ello conviene hacer algo extraño el lenguaje corriente, dado que se
admira lo que viene de lejos, y todo lo que causa admiración, causa asimismo placer.
Ahora bien, la poesía tiene muchos recursos de esta clase, que le son ajustados»
(Aristóteles 1994b: 486-487).ab assuetis non fit passioEst enim –dijo grata in eloquendo novitas, et commutatio, et magis inopinata
delectantInstitutio oratoria, lib. VIII, cap.
6. «…pues la novedad y el cambio en el lenguaje tiene su encanto, y la sorpresa produce
más divertimento» (Quintiliano 1999: 263).De
arte poetica, lib. III.
Sacri igitur vates facta atque infecta canenteslibertate palam gaudent maiore loquendiquaesitique decent cultus magis atque coloresinsoliti, nec erit tanto ars deprensa pudoriVida, .Ars poetica, lib. III, vv. 112-115. ‘Ahora bien, los grandes poetas, ya canten hechos reales o ficticios, gozan evidentemente de una libertad mayor en el uso de las palabras, y a ellos más se ajustan las maneras exquisitas y los colores inusuales; y no es en ellos tan vergonzoso que se note el artificio’.
¡Hablen, hablen –según de los tales en lo
Sive opus in mores, in luxum, in prandia regumdicere, res grandes nostro dat musa poetaePersio, .Satyrae, sát. 1, vv. 67-68. «Si hay que hablar contra las costumbres, contra el lujo, contra los banquetes que se echan los reyes, la musa regala con ideas grandiosas a nuestros poetas» (Persio 1991: 511).
Séale lícito a él lo que no fue reprehensible en
Tentanda via est, qua me quoque possimtollere humo victorque virum volitare per ora.Primus ego in patriam mecum, modo vita supersit,Aonio rediens deducam vertice MusasVirgilio, ,Georgica, lib. III, vv. 8-11. «Hay que intentar un camino por el que yo también pueda levantarme de la tierra y que mi nombre victorioso vuele de boca en boca de los hombres. Yo seré el primero que, con tal de que me quede larga vida, al volver a mi patria, llevaré conmigo las Musas desde la cumbre Aonia» (Virgilio 1990a: 324).
y
Primus ego ingredior puro de fonte sacerdosItala per Graios orgia ferre chorosPropercio, ,Elegiae, lib. III, el. 1, vv. 3-4. «Yo, sacerdote prodecente de una fuente pura, soy el primero que me / atrevo a poner las danzas itálicas en ritmos griegos» (Propercio 1989: 177).
diga lo mismo con las obras, si no con las palabras, el nuestro; y
puédase gloriar de lo que Epistulae, lib. I, ep. 19.
Libera per vacuum posui vestigia princeps,non aliena meo pressi pede. Qui sibi fiditdux regit examen.Parios ego primus iambosostendi LatioHoracio, .Epistulae, lib. I, ep. 19, vv. 21-24. «Yo, marchando en cabeza, dejé mis huellas de hombre libre por tierra de nadie; no puse mi pie sobre huellas ajenas. Quien esté seguro de sí será el caudillo que guíe el enjambre. Yo fui el primero en mostrar al Lacio los yambos de Paros» (Horacio 2008: 298-299).
Y como he dicho otra vez, procuremos la gloria para nuestra nación, hagamos bien para nosotros mismos. «¿Qué importa, si es oscuro en muchas partes y poco inteligible este poema?», dirá vuestra merced. Pregunto yo: «¿y qué importa lo sea? Entiéndanle los doctos, y su autor se contenta». Pero advierta vuestra merced de camino que, si nos vende por oscuro el poema de las
«que parece una tremenda batalla»
«parece que dos muchachos se toman a caídas y que los veo»
Parece que vuestra merced, previniendo estas razones en su
«en medio de sus temeridades», dice vuestra merced, «se dejan caer infinitas veces con unos modos no solo ordinarios y humildes, pero muy viles y bajos y con versos inconstantes y de torpe y desmayado sonido en cuyo conocimiento no puede haber engaño. De bien plebeyo sonido son estos»
Uno de los cuidados mayores que debe tener el poeta es el decoro, pintando cada cosa con los colores de palabras que se le deben. Encárganoslo, en su
Nulla adeo–dijoVida Vida, –De arte, lib. III.vatum maior prudentia quam seaut premere aut rerum pro maiestate canendotollere. Nunc illos animum submittere cernas,verborum parcos humilique obrepere gressutextaque vix gracili deducere carmina filo,nunc illos verbis opulentos, divite venacernere erit fluere ac laxis decurrere habenisfluxosque ingentesqueVida, .Ars poetica, lib. III, vv. 440-447. ‘Por eso, para los poetas no hay mejor sabiduría que el contenerse o el cantar los hechos con un tono proporcionado a su tamaño. A veces, se expresarán con tono sumiso, sobrios en las palabras, procederán con modos humildes, y tejerán su obra con sutil trama; a veces, procederán a rienda suelta, ricos de palabras y con feliz vena poética, extraordinariamente fluyentes’.
Porque comoquiera que las palabras no solo son señales de los conceptos –conforme al
filósofo, voces sunt signa conceptuumDe interpretatione (Περί
ἑρμηνείας), aquí parafraseada por Fernández de Córdoba.
Telephus et Peleus, cur pauper et exul uterqueproicit ampullas et sesquipedalia verba,si curat cor spectantis tetigisse querelaHoracio, .Ars poetica, vv. 96-98. «…cuando Télefo y Peleo, pobres y desterrados el uno y el otro, se deshacen de ampulosidades y de las palabras que miden pie y medio, buscando llegar con su queja al corazón de los espectadores» (Horacio 2008: 389). Como se ha dicho, la variante ‘cur’ en lugar de ‘cum’, lección más frecuente en la tradición de las obras de Horacio, se debe probablemente al modelo empleado por Fernández de Córdoba.Cf.el apartado 5 de nuestra introducción (nota supra).
Tócale tal vez a nuestro poeta describir cosas muy caseras de personas humildes. ¿De qué
suerte manda vuestra merced que las diga? “Fortunam Priami cantabo et nobile
bellum”Arte poetica.Ars poetica, v. 137. «La fortuna de Príamo
voy a cantar y la guerra famosa» (Horacio 2008: 391). En este y en los versos
inmediatamente anteriores del Arte poética, Horacio alude al κύκλος de
los poemas homéricos, «surgido para proporcionar a los lectores nuevas
entregas de la saga troyana» (Horacio 2008: 391, nota 115), y a la mediocridad de
dicha poesía y de los poetas que comienzan a escribir con la fórmula aquí citada por el
abad de Rute.torva Mimalloneis implerunt cornua bombisSatyrae, sát. 1. «…han llenado
las trompas feroces con los alaridos de las bacantes» (Persio 1991:
513-514).Satyrae, lib.
II, sat. 4.
“Quin id erat curae quo pacto cuncta tenerem,utpote res tenueis tenui sermone peractas”Horacio, .Sermones, lib. II, sát. 4, vv. 8-9. «No, si lo que me preocupaba era el modo de retenerlo todo, siendo cosas sutiles y tratadas con sutiles palabras» (Horacio 2008: 163). Como se ha dicho, también en este caso la variante ‘tenueis’ en lugar de ‘tenues’, lección más frecuente en la tradición de las obras horacianas, se debe probablemente al modelo empleado por Fernández de Córdoba.Cf.el apartado 5 de nuestra introducción (nota supra).
La poesía principalmente lírica tomó el nombre del instrumento y del canto, que por eso
se llama ‘mélica’ –según se ha dicho– y así debe imitar en todo a la música, en la cual el
que más diestro es nunca hace pie mucho tiempo en un tono, por difícil y artificioso que
sea, sino procura variarlo y confundirlo con otros para deleitar con la variedad al
auditorio. Así lo conoció, hizo y dijo el
Signor, conviene far come fa il buonosonator sopra il suo stromento arguto,che spesso muta corde e varia tuono,ricercando ora il grave, ora l’acutoAriosto, .Orlando Furioso, canto VIII, octava 29, vv. 1-4. Los versos aquí citados rezan normalmente: «Signor, far mi conviene come fa il buono / sonator sopra il suo instrumento arguto, / che spesso muta corda, e varia suono, / ricercando ora il grave, ora l’acuto» (Ariosto 1982: 338-339). La coincidencia de lecciones obliga a considerar que Fernández de Córdoba debió de extraer la cita ariostesca del tratadoDella nuova poesiade Giuseppe Malatesta.Cf.Giuseppe Malatesta,Della nuova poesia…, 1589, p. 238.
Que, de otra suerte, granjearía lo que dice
Et citharoedusridetur chorda qui semper oberrat eademHoracio, .Ars poetica, vv. 355-356. «…y es objeto de risa el citarista que siempre yerra en la misma cuerda» (Horacio 2008: 404).
Esto es cuanto a lo general de variar estilo, dejando a veces el alto y majestuoso, y acomodándose al más humano y casero.
Vengamos ahora a lo particular; y verdaderamente que no sé qué vio vuestra merced en los versos que reprehende para que le descontenten. Entre ellos pone vuestra merced aquellos:
del océano pues antes sorbido y luego vomitado [OC264B.22-23]. .
Y si ya no se ha hecho, con el mal olor del
Atque imo barathri ter gurgite vastossorbet in abruptum fluctusVirgilio, .Aeneidos, lib. III, vv. 421-422. «…desde el fondo de su hirviente sima / va aspirando tres veces hacia el abismo las ingentes olas» (Virgilio 1992: 222).
Usole
Iam tumuli collesque latent, iam flumina cunctacondidit una palus vastaque voragine mersit,absorpsit penitus rupesLucano, ;Pharsalia, lib. IV, vv. 98-100. «Ocultas quedan ya lomas y colinas, ya todas las corrientes de agua las ha hecho desaparecer una sola laguna, sepultándolas en su vasto abismo; englutió por entero las rocas» (Lucano 1984: 180).
y Eneida llevada a cabo en
1555 por el humanista y teólogo toledano Gregorio Hernández, también traductor de las
églogas I y IV de Virgilio y del De partu Virginis de Sannazaro. Para
profundizar, véanse López de Toro (1950-1953: 331-349) y McGrady (1973: 358).
Revuelve en torno allí la misma ola la frágil nao tres veces en un punto, y en fin la sorbe un raudo remolino Gregorio Hernández de Velasco, .La Eneida, lib. I. Se trata de la traducción de los vv. 116-117 del libro I: «Ast illam ter fluctus ibidem / torquet agens circum et rapidus vorat aequore vortex» (Virgilio 2009: 5-6).
El ‘vomitar’, pues fuera de que Eneida, le describe como un hombre monstruoso:
«Huic monstro Volcanus erat pater: illius atros / ore vomens ignis magna se mole
ferebat» (Virgilio 2009: 236, vv. 198-199; «Cuando movía su imponente mole / vomitaba su
boca llamaradas del embreado fuego de su padre», Virgilio 1992: 380).De bello punico de Silio Itálico: «Evomuit
pastos per saecula Vesvius ignes» (Silio Itálico 1986: 443). En la traducción de Joaquín
Villalba Álvarez: «…el Vesubio […] vomita hacia las estrellas el fuego que ha ido
incubando durante tantos y tantos siglos» (Silio Itálico 2005: 600).
Restituit raptus tectum mare, cumque cavernaeevomuere fretumLucano, .Pharsalia, lib. IV, vv. 459-460. «…el mar oculto en los peñascos devuelve sus rapiñas y, cuando las cavernas vomitan sus aguas…» (Lucano 1984: 194).
Y el grande Eneida, acometida por Annibale Caro en los últimos años de su vida.
Su traducción, no exenta de omisiones, amplificaciones, banalizaciones e
interpolaciones, gozó de un considerable éxito en la literatura italiana
post-renacentista y, en particular, en la época arcádica y neoclásica.
Rise tutta la gente al suo cadere;rise al notare; e più rise anco allorache’a flutti vomitar gli vide il mareAnnibale Caro, ;Eneide, lib. V, vv. 259-261.
y en sus
Quinci rivolta al ciel l’empia vorago,vomeAnnibale Caro, .Rime, IX, vv.5-6.
Cuando nuestro poeta, tratando del vestido del náufrago, dice al Sol lo extiende luego«lo mismo dijera una lavandera»
Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades.
At gravis ut fundo vix tandem redditus imo estiam senior madidaque fluens in veste Menoetes,summa petit scopuli siccaque in rupe reseditVirgilio, .Aeneidos, lib. V, vv. 178-180. «Cuando al cabo, Menetes logra salir del fondo a duras penas / cargado con el peso de los años y el agua que chorrea de su ropa empapada, / se encarama a la roca y se recuesta en la sequiza piedra» (Virgilio 1992: 273).
El
Menete, che di veste era gravato,et via più d’anni, infino a l’imo fondoricevé ’l tuffo; e risorgendo a pena,rampicossi a lo scoglio, et sì com’eramolle et guazzoso, della rupe in cimaqual bagnato mastino al sol si scosseAnnibale Caro, .Eneide, lib. V, vv. 253-258.
El anciano Menetes, cuando apenas del hondo del gran mar salió a lo alto, todo empapado en agua el pobre viejo súbese a lo más alto del peñasco y, en lo más seco de él, al sol se sienta Gregorio Hernández de Velasco, .La Eneida, lib. V. Se trata de la traducción de los versos 178-180 del libro V de laEneidacitados arriba por el abad de Rute. La edición consultada presenta una ligera variante en el segundo verso: «de lo hondo del gran mar salió a lo alto» (Hernández de Velasco 1996: 159).
Cuando dice nuestro poeta cabo lo hizo de esperanza buenaDiccionario de Autoridades registra
solo la voz ‘parergon’, que equivale a «aditamento a alguna cosa que le sirve de
ornato». Sin embargo, el CORDE documenta también el uso del término ‘parergo’. No sería tan malo llamarlo “cabo de buena
esperanza”
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades. En su análisis de este verso, Jammes (1994: 290)
asevera: «Jáuregui no advirtió que no se trata de una mera inversión de los términos de
un nombre propio, sino de una perífrasis: en esta relación de los descubrimientos
modernos Góngora no nombra ningún país, ningún sitio geográfico, ni siquiera en este
verso. Lo que dice textualmente es que a este cabo (que se llamaba, desde su
descubrimiento en 1487 por Bartolomé Días, Cabo de las tormentas), la
obstinada entena de la Codicia, al conseguir doblarlo y abrir por
fin el camino hacia las riquezas del Oriente, le dio otra significación: dejó de ser
barrera, y se transformó en señal de esperanza. Góngora no se refiere aquí al nombre
geográfico del cabo, sino al acontecimiento histórico que fue origen de este nombre: hay
que escribirlo, pues, con minúsculas».Antídoto el
verso «al Sol lo extiende luego» [OC264B.37] le resultaba digno de una lavandera, la
improvisada variante acerca de «cabo lo hizo de esperanza buena» (OC264B.452) no la admitiría ni la musa de un
barrendero.
Pasa vuestra merced adelante y reprehende dos versos que hablan de la carrera de los
serranos. Dice del primero: «este es verso de caballeriza»
; y del segundo:
«y el siguiente de tribunal»
Antídoto transmitido en el BFBM, ms. 18/10/11, f. 11v-12r reza: «“Pasos otro dio
al aire, al suelo coces”. Este verso es de caballeriza, y el siguiente de tribunal:
“Advocaron a sí toda la gente”». En la segunda versión de la obra, Jáuregui decidió
invertir el orden de los versos y también de los términos de esta pulla. Véase el
aparato de variantes de la edición de Rico García (2002: 100).
, hablando con Himeneo en el pelle humum pedibusCarmina, carmen 61, v. 14 «…golpeando el suelo con los pies» (Catulo 1995:
80).
pede candidoin morem Salium ter quatient humumHoracio, ;Carmina, lib. IV, carmen 1, vv. 27-28. «…por tres veces golpearán la tierra con su pie, tan blanco, al modo de los salios» (Horacio 2007: 256).
De arte
amatoria, lib. I.Lydius aequatam ter pede pulsat
humumArs amatoria, lib. I, v. 112. «…un bailarín
golpeaba por tres veces con sus pies el suelo allanado» (Ovidio 1989: 355).et aspera agili saxa calcantem
pedePhaedra, act. I, v. 234. «…y que holla con ágil
pie las abruptas rocas» (Séneca 1980: 37). Ilíada, presididos y organizados por
Aquiles en honor de su primo Patroclo, fallecido a manos de Héctor, los cuales se abren
con la descripción de los premios dispuestos para la primera prueba (vv.
257-270).Eneida, dispuestos por Eneas, recibido en Sicilia por Acestes, para
celebrar el primer aniversario de la muerte de Anquises. Se trata de cinco disciplinas
–la regata, la carrera a pie, el pugilato, el tiro al blanco y el torneo troyano– a los
que corresponden premios y honores dignos de sus ilustres competidores. Cf. Virgilio (2009: 127, vv. 109-113). Tebaida que Estacio, tras presentar algunos de lo certámenes
más célebres de la Grecia antigua –o sea, los Olímpicos, los Píticos y los Ístmicos–,
dedica a la descripción de los juegos Nemeos, instituidos en honor de Arquémoro, hijo de
Eurídice y Licurgo, mítico rey de Nemea. Punica de Silio Itálico, en los que se describen los ludi funebres organizados por Escipión, vuelto a España, para conmemorar a su
padre y a su tío. Arcadia, Sannazaro
describe una serie de juegos fúnebres que se celebran con ocasión del aniversario de la
muerte de Massilia, madre de Ergasto, quien preside los certámenes: «…e compiesi dimane
lo infelice anno che, con vostro commune lutto e dolore universale di tutte le
circostanti selve, le vostra de la vostra Massilia furono consecrate a la terra. Per la
qual cosa, sì tosto come il sole, fornita questa notte, averà con la sua luce cacciate
le tenebre, e gli animali usciranno a pascere per le selve, voi símilmente convocando
gli altri pastori verrete qui a celebrar meco i debiti officii e i solenni giochi in
memoria di lei, secondo la vostra usanza. Ove ciascuno de la sua vittoria averà da me
quel dono, che da le mie facultà si puote expettare» (Sannazaro 2013: 264).
Dijo nuestro poeta –que no debiera, a su parecer de vuestra merced–: «Procuran derribarse, y, derribados»Antídoto
contra la pestilente poesía de las Soledades. Ilíada, donde se describe la lucha, con motivo de los juegos
fúnebres referidos, entre Euríalo y Epeo. Farsalia, dedicados a la descripción de la lucha entre Hércules y el
gigante Anteo, quien, hijo de la Tierra, volvía a recobrar su fuerza gracias al contacto
con su madre. Tras vanos asaltos, Hércules se dio cuenta de ello y logró vencer a su
rival, izándolo del suelo y asfixiándolo en un abrazo mortal.
«También es excelente aquello del vaquero gordo: “a un vaquero de aquellos montes,
grueso”»
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades.
Dice luego vuestra merced:
«Igual hermosura tienen aquellos tres versitos como tres perlas:
La orza contenía que un montañés traía. No excedía la oreja, etc. Juan de Jáuregui, .Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades.
De acuerdo somos en cuanto a las palabras, si no en el sentimientoAntídoto, lo concede aquí
Fernández de Córdoba: los versos son hermosos como tres perlas.
Prosigue vuestra merced culpando en nuestro poeta la siguiente frasis:
Que a mucha fresca rosa [OC264B.569]. ;
Tanto garzón robusto, tanta ofrecen los árboles zagala [OC264B.663-664]. ;
tanta náutica doctrina [OC264B.454]. ;
besó ya tanto leño [OC264B.127]. .
Estos modos –dice vuestra merced– son vilísimos, como cuando el vulgacho dice
“hubo tanta dama”, “tanto caballero”, “tanta de la merienda”
Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades. Sobre
esta construcción, censurada en el Antídoto, véase el análisis de Rico
García (2002: 28, nota 120): «Se trata de un uso con valor partitivo de los ponderativos
tan, tanto, separados de la palabra que modifican por la preposición
de».Bayo aquí se entiende
caballo; uno, un negocio; otro, otro negocio diferente; que el caballo tiene un
pensamiento y el que le ensilla tiene otro. Los que no entienden este refrán piensan que
un mozo le piensa y da de comer, y otro mozo le ensilla; mas es fuera de su propósito y
sentido que es en alegoría que el padre piensa casar con fulano su hija, y ella sale
casada con el que la ha requebrado, y a semejantes propósitos se aplica)».multa victimaBucolica, égl. I, v.
33: «Quamvis multa meis exiret victima saeptis» (Virgilio 2013: 38; «A pesar de que de
mis setos saliesen abundantes víctimas», Virgilio 1990b: 172).multa terraGeorgica, lib. II, v. 347: «sparge
fimo pingui et multa memor occule terra» (Virgilio 2013: 158; «…rocíalo con cieno graso
y acuérdate de taparlo con capa espesa de tierra», Virgilio 1990a: 307).multa stipulaGeorgica, lib. III, v. 297:
«et multa duram stipula felicumque maniplis» (Virgilio 2013: 179; «…y que se extienda
sobre el duro suelo espesa capa de paja y brazados de helechos», Virgilio 1990a:
339).multa hostiaAeneidos,
lib. I, v. 334: «Multa tibi ante aras nostra cadet hostia dextra» (Virgilio 2009: 14;
«Dínoslo y nuestra diestra para ti abatirá abundantes víctimas al pie de tus altares»,
Virgilio 1992: 150).multa caedeAeneidos, lib. I, v. 471: «Tydides multa vastabat caede cruentus» (Virgilio
2009: 20; «…el hijo de Tideo / […] va haciendo una gran riza ensangrentado», Virgilio
1992: 154).multa luceAeneidos, lib. II, v. 694: «stella facem ducens multa cum luce cucurrit»
(Virgilio 2009: 60; «una antorcha de fuego, dejando en pos un reguero de luz», Virgilio
1992: 197).
multa viri virtus animo multusque recursatgentis honosVirgilio, ,Aeneidos, lib. IV, vv. 3-4. «Da vueltas y más vueltas en su mente / a las prendas de Eneas y a su gloriosa alcurnia» (Virgilio 1992: 239).
y en suma a cada paso? ¿Y multa mercesEpistulae, lib. II, ep. 2,
vv. 10-11: «Multa fidem promissa levant, ubi plenius aequo / laudat venalis qui vult
extrudere merces» (Horacio 1984: 283; «Quien mucho promete, su crédito mengua; pues se
excede los elogios quien quiere quitarse de encima las cosas que pone a la venta»,
Horacio 2008: 323).multa preceEpistulae, lib. I, ep. 13, v.18, y Horacio, Carmina, lib. IV,
carmen 5, v. 33: «Caesaris. Oratus multa prece nitere porro» (Horacio 1984: 254;
«…César. Tras todos estos ruegos, ponte en camino», Horacio 2008: 275) y «te multa
prece, te prosequitur mero» (Horacio 1984: 111; «…por ti con muchas preces…», Horacio
2007: 451). multa auraCarmina, lib. IV, carmen 2, v. 25: «multa Dircaeum levat aura cycnum» (Horacio
1984: 104; «Al cisne dirceo un aura poderosa lo levanta», Horacio 2007: 442).multa tellureEpodi, carmen 15, v. 19:
«sis pecore et multa dives tellure licebit» (Horacio 1984: 145; «aunque seas rico por
tus ganados y tus muchas tierras», Horacio 2007: 553-554).multa
moleEpistulae, lib. I, ep. 14, v. 30: «multa mole
docendus apico parcere prato» (Horacio 1984: 256; «…pues hay que enseñarle con no pocas
fatigas a respetar los pastos soleados», Horacio 2008: 277).multa
fruge pecus multa dominum iuvet umbraEpistulae,
lib. I, ep. 16, v. 10. «…regalan con fruto abundoso al ganado y con abundosa sombra a su
dueño» (Horacio 2008: 282).multa rosaCarmina, lib.
I, ode 5. quis multa gracilis te puer in rosaCarmina, lib. I, carmen 5, v. 1. «¿Qué esbelto mozo, en medio de
abundantes rosas…» (Horacio 2007: 258).
Ma forse altrui farebbeinvido, e me superbo l’onor tantoSon los vv. 85-86 de la canción ;Perché la vita è breve, incluida en la primera parte delCanzonierede Petrarca. La única diferencia que se registra con respecto al texto de la edición consultada es el uso de la conjunción ‘et’ en lugar de ‘e’ en el v. 86 (Petrarca 2010: 360).
y «El nuevo sol, presago de mal
tanto»
Canción primera, v.
32.«tanto heroico valor en solo un día»
Canción primera, v. 63.
Añade vuestra merced:
«¡Maldita la grandeza! Descubrimos tan poco en los versos repetidos:
¡Oh bienaventurado albergue, a cualquier hora. Ni en aquel: “Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo”. Pernicioso gusto tuvo vuestra merced, pues le pareció este verso tan galán y suave como el repetido por Catulo: “
Hymen, o Hymenaee, Hymen ades, o Hymenaee”»Juan de Jáuregui, .Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades. El verso de Catulo citado por Jáuregui procede del carmen 62 (vv. 5, 10, 19, 25, 31, 38, 48, 59, 66): «Himen, oh Himeneo; ven, Himen, oh Himeneo» (Catulo 1995: 88). Supra
Yo, señor, no sé cuán bueno leSumario de la
natural historia de las Indias de Gonzalo Fernández de Oviedo, los pajaros de
cañuela eran «pajarillos que se vendían pegados o atados a una caña, como se puede ver,
por ejemplo, en algunos de los cuadros de Juan Sánchez Cotán (Bodegón de
caza, hortalizas y frutas)» (Oviedo y Valdés 2010: 208).Cov.).Aut.).quoniam in aeternum misericordia
eiusLiber Psalmorum, salmo 135. Se trata de una
epístrofe, en virtud de la cual las palabras citadas por Fernández de Córdoba ocupan el
segundo hemistiquio de cada versículo. En cuanto al salmo 117, la repetición se limita a
los primeros cuatro versículos.venite adoremusLiber
Psalmorum, salmo 94.
Oh d’eroi figlia, o sposaaspettata d’eroi, madre famosaTorquato Tasso, ,Ecloghe, Ecloga prima, vv. 108-109. La edición consultada presenta en el primer verso una levísima variante: «O d’eroi figlia, e sposa» (Tasso 1895: 406).
y luego preparataEcloghe, Ecloga prima, vv. 116-117: «Oh d’eroi figlia, e sposa / preparata
d’eroi madre famosa» (Tasso 1895: 406).destinataEcloghe, Ecloga prima, vv.
124-125: «Oh d’eroi figlia, e sposa / destinata d’eroi madre famosa» (Tasso 1895:
407).già promessaEcloghe,
Ecloga prima, vv. 132-133. La edición consultada transmite los versos: «Oh d’eroi
figlia, e sposa / celebrata d’eroi madre famosa» (Tasso 1895: 407). Sin embargo, en
ediciones menos recientes se registra también la lección «già promessa» (Tasso 1824:
379).desïataEcloghe,
Ecloga prima, vv. 140-141: «Oh d’eroi figlia, e sposa / desïata d’eroi madre
famosa» (Tasso 1895: 408).«salid sin duelo, lágrimas, corriendo»
Égloga primera, vv. 70, 84, 98, 112, 126, 140, 154, 168, 182, 196, 210.
En cuanto a los versos amebeos del epitalamio de las
Dice más vuestra merced: «Y en cuanto a la sonoridad, oigamos otros versitos que,
si hombre se descuida en buscalles buen acento, suenan como el mismo
Satanás»
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades.
«Todos los que le tienen» –el acento– «en la quinta sílaba o en la séptima están a pique de derrengarse, y úsalos vuestra merced a menudo sin conocimiento de su maldita sonancia»
en lágrimas, como al lluvioso viento Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 23.
Faetón; si no, aquí veréis mi muerte Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 50.
de su cabello luengo el fino oro Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 140.
¿piensas que es otro el fuego que en Oeta Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 253.
¡Oh hermosas Oreades que, teniendo Garcilaso de la Vega, .Égloga segunda, v. 617. La edición consultada presenta una ligera variante: «¡Oh hermosas oreadas que, teniendo» (Garcilaso de la Vega 2007: 253).
Y otros tantos que de arte mayor
Albanio es este que está aquí dormido Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 98.
¡Oh cuántas veces, con el dolor fuerte Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 52.
ora clavando del ciervo ligero Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 194.
Cuando una de ellas, como es muy ligero Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 263.
¡Oh lobos, oh osos, que por los rincones Garcilaso de la Vega, .Égloga segunda, v. 632.
Pero bien hayan las sinalefas y diéresis, en cuya fe se salvan los poetas de mil pecados
tales. En los versos que vuestra merced trae, nada de esto oirá el mejor jabalí que haya
en Castilla. Pues ¿de qué suerte se derriengan? Si dijera vuestra merced que tienen
aspereza en la composición, concediérasele. Pero, a par de eso, nos concediera vuestra
merced que, mediante ella, tiene del magnífico y grandeDiscorsi del
poema eroico la idea de asprezza característica de la dicción
épica, producida tanto por las consonantes geminadas como por el concurso de vocales.
Cf. la nota supra y véase,
de nuevo, Vega Ramos (1992a: 245-269).Diccionario de
Autoridades (voz: ‘venta’), la expresión “hacer venta” es una «frase que, fuera
del sentido recto, se usa para convidar a alguno cortesanamente a comer en su casa al
pasar por ella», o sea, para invitar a hacer un alto en el camino. Se usa aquí como
metáfora para el oris hiatus.et nonnumquam hiulca
etiam decent faciuntque ampliora quaedamInstitutio
oratoria, lib. IX, cap. 4. «…y, por otra [parte], los hiatos
son también convenientes y comunican a ciertos lugares mayor efecto» (Quintiliano 1999:
405).Institutio oratoria, lib. IX, cap. 4.
Más en grueso carga luego vuestra merced contra las pobres
«También son crueles al oído casi todos los versos en que vuestra merced divide la sinalefa contra la costumbre de España, como ‘vïolar’ de tres sílabas, ‘ingenïoso’ de cinco. Y lo peor es que confunde vuestra merced esa novedad, alargando unas veces la palabra y otras abreviando la misma. Y aun por todo eso pasáramos, si no fuera vuestra merced tan porfiado en la repetición»
vïolaron
vïolar
invidïosas
invidïosa
espacïosas
espacïoso
glorïosas
glorïosa
glorïoso
ingenïoso
apremïado
impacïente
abrevïara
sitïal
nervïosos
imperïosa
premïados
Acompaña vuestra merced esto con otro documento de que «se puede llevar la
división de la sinalefa de cuando en cuando y lo mejor es al fin del verso, como: “en el
lumbroso y fértil orïente”. Es de Boscán imitando al italiano, de quien es más
propio»
Antídoto contra la pestilente poesía
de las Soledades. El manuscrito que consultamos presenta una ligerísima variante:
«Puédese llevar…» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 13v).Antídoto
son un verso de la Gerusalemme del Tasso, «Religïon contaminar non
lece» (canto II, octava 51, v. 4), y otro del Orlando Furioso,
«Licenzïosa fiamma arde e camina» (canto XXVII, octava 24, v. 3).«pero
en nuestra poesía» –dice vuestra meced– «no pueden sufrirse todos
estos»
Antídoto contra la pestilente poesía
de las Soledades. Antídoto al que alude el abad de Rute reza: «“que abrevïara el Sol
en una estrella”. Es pésimo verso, no obstante que quiera significar con el sonido el
abreviar del sol, cuanto más que allí no se abrevia antes se alarga la dicción» (BFBM,
ms. 18/10/11, f. 14r).«cuando torrente de armas y de perros»
Dictio vocali si desinat atque sequatur altera vocalis, perimit synaloepha
prioremIntroductiones latinae, lib. V.
‘La pronunciación de la vocal final, si sigue otra vocal, se pierde por sinalefa’.
Grammatica, lib. IV.Ars Grammatica
de Sosípatro Carisio dedicado a ilustrar los diferentes tipos de metaplasmo:
«Metaplasmus est dictio aliter quam debuit figurata metri aut decoris causa. Huius
species sunt XIV hae, prothesis, parenthesis, prosparalepsis, aphaeresis, syncope,
apocope, ectasis, systole, diaeresis, episynaliphe, synaliphe, ecthlipsis, antithesis,
metathesis. […] Συναλοιφὴ est duarum vocalium concursu alterius elisio, ut “atque ea
diversa penitus dum parte geruntur” e litteram hinc necesse est
excludi» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores..., 1605, p. 248-249;
‘El metaplasmo es una pronunciación diferente de la normal, debido a una determinada
razón métrica o al gusto; existen 14 tipos distintos: prótesis, posparalipsis, aféresis,
síncopa, apócope, éctasis, sístole, diéresis, episinalefa, sinalefa, elisión, antítesis,
metátesis. […] La sinalefa es, en el encuentro de dos vocales, la elisión de la segunda,
como atque ea diversa penitus dum parte geruntur, donde es necesario
callar la letra e’).De oratione et partibus
orationis, lib. II.Ars grammatica de Diomedes, y reza: «Μεταπλασμὸς est
transformatio quaedam recti solitique: sermonis in alteram speciem, metri aut decoris
causa figurata. Huius species sunt hae: prothesis, epenthesis, proparalepsis,
aphaeresis, syncope, apocope, ectasis, systole, diaeresis, synaliphe, epysynaliphe,
ecthlipsis, antithesis, metathesis, paragoge. […] Συναλοιφὴ collisio est quae fit cum
duarum inter se concurrentium vocalium altera eliditur, ut “atque ea diversa penitus dum
parte gerentur”. Hic enim unum e praecedens excluditur» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p. 435-437; ‘El
metaplasmo es una cualquiera transformación de algo justo y habitual: de una palabra en
otra, debido a cuestiones métricas o al gusto. Así son la prótesis, epéntesis,
proparalepsis, aféresis, síncope, apócope, éctasis, sístole, diéresis, sinalefa,
episinalefa, elisión, antítesis, metátesis, paragoge. […] La sinalefa es cuando,
encontrándose dos vocales, se elide una de las dos, como atque ea diversa
penitus dum parte gerentur. De hecho, solo la primera e se
pierde’).De metris.De arte metrica de Beda dedicado
a la sinalefa se lee: «Synalepharum quoque commemorando ratio est, quia nonnunquam
ultima verbi syllaba vel particula syllabae videtur absumi. Unde synalepha Graece
dicitur, quasi quodam saltu transmittens. Fit autem duobus modis. Primo, cum aliqua pars
orationis aut in vocalem litteram, aut in m consonantem desinit,
incipiente a vocali sequente parte orationis, illa quae sequitur pars orationis
praecedentem vel litteram vocalem, vel syllabam quae in m desierat,
sua vocali absumit» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui...,
1605, p. 2369; ‘Es también necesario tratar de las sinalefas, puesto que, a veces, la
última sílaba de una palabra o una parte de la sílaba misma parecen ser suprimidas. Por
eso, la llaman sinalefa como en el griego, como si llevara a hacer un salto. Hay dos
tipos de sinalefa: el primero, cuando una parte de la oración termina en vocal o con la
consonante m, y la parte que sigue empieza por vocal, esta última
anula la vocal que precede o la sílaba que termina en m…’).Grammatica, lib. I.Synaloephe est cum inter duo verba in concursu duarum vocalium nulla
intercedente consonante unius fit vocalis elisio, ut “Atque ea diversa
penitus”De ultimis syllabis. ‘La
sinalefa es cuando, entre dos palabras, en el encuentro de dos vocales sin consonantes
en medio, ocurre la elisión de una vocal, como atque ea diversa
penitus’. Mario VictorinoArtis grammaticae, lib. I.Synaloephe est cum inter duas loquelas duarum vocalium concursus alteram
elidit, id est, cum duae partes orationis ita coeunt, ut altera in vocalem desinat et
altera incipiat a vocali, ut “Hic hasta Aeneae stabat”; item: “Priamique evertere
gentem”. Nec tamen putaveris quam libet e duabus eximi posse: illa enim quae supervenit,
priorem semper excludit non prior sequentemArs
grammatica, lib. I. ‘La sinalefa es cuando el encuentro entre dos dicciones
provoca la elisión de una vocal, o sea, cuando dos partes de la oración se emparejan de
modo que una termina en vocal y la otra empieza por vocal, como Hic hasta
Aeneae stabat o Priamique evertere gentem. Pero no creas que
sea posible eligir entre las dos: la segunda elimina la primera, y no al
revés’.
Y aunque no se me ha pasado por alto que cum te flagranti fulmine PhaethonEuropai, Asiai y el vicio contrario
que los griegos llaman sinéresis y episinalefa, y que nosotros llamamos complexión, como
la que se halla en P. Varrón: tum te flagranti deiectum fulmine
Phaethon’). InfraNam ubi libido dominatur
innocentiae leve praesidium est (nam synaloephe–dice– facit ut ultimae
syllabae pro una sonent)Institutio oratoria,
lib. IX, cap. 4. La edición consultada presenta una ligera variante: «…facit ut duae
ultimae syllabae pro una sonent» (Quintiliano 1970: 558; «nam ubi libido
dominatur, innocentiae leve praesidium est (pues la sinalefa hace que las dos
últimas sílabas suenen fundidas en una)», Quintiliano 1999: 435 y 437). Las palabras de
Craso, referidas por Quintiliano en el fragmento citado, proceden del capítulo 65 del
De oratore.u y la m y decir “leve praesidi est”, se comete ecthlipsis y no sinalefa, según nos enseñan Ars grammatica, lib. IV:
«ἔκθλιψις est cum duabus dictionibus dure concurrentibus aliqua consonantium vel plures
quaelibet eliduntur, ut “multum ille et terris iactatus et alto”» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p. 249; ‘La eclipsis es cuando,
colidiendo dos dicciones, una o más consonantes caen, como multum ille et
terris iactatus et alto’).Ars grammatica, lib. II: «ἔκθλιψις est
collisio quaedam difficilis consonantium cum vocalibus aspere concurrentium ut est
“multum ille et terris iactatus et alto”» (VV. AA., Grammaticae Latinae
Auctores Antiqui..., 1605, p. 437; ‘La eclipsis es cierto difícil encuentro de
consonantes con vocales que coliden ásperamente, como multum ille et terris
iactatus et alto’).De ultimis
syllabis: «Echtlipsis est cum inter se aspere concurrentium syllabarum
intercedente sola m littera consonante et vocalem et consonantem, quam
diximus, elidi necesse est, ut “multum ille et terris”, etc.» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p. 1440; ‘La eclipsis es cuando
se necesita elidir –debido a la áspera colisión de dos sílabas con la sola consonante
m en medio– tanto la vocal como la consonante, como multum ille et terris iactatus, etc.’).
InfraArs grammatica, lib. I: «ἔκθλιψις […] fit, cum duae inter
se dictiones dure concurrentes aliquam pluresve vocalium cum consonanti dumtaxat
exprimunt, ut: “multum ille et terris iactatus et alto”» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p. 2510; ‘La eclipsis […] ocurre
cuando, concurriendo ásperamente dos dicciones entre sí, se pronuncian solo una o más
vocales con la consonante, como multum ille et terris iactatus et
alto’).Ecthlipsis est cum inter se aspere concurrentium syllabarum
intercedente sola m littera consonante et vocalem et consonantem, quam
diximus elidi necesse est, ut: “multum ille et terris”De ultimis syllabis de Valerio Probo. Cf. la
nota supra.Si finitur
in m, vocalis et inde sequatur, m perit ecthlipsi
cum vocali praeeunteIntroductiones
latinae, lib. V. ‘Si termina en m y sigue una vocal, cae la m, por eclipsis, con la vocal que precede’.episynaloephe: así
lo dice Ars
grammatica, lib. IV: «ἐπισυναλοιφὴ est una syllaba ex duabus syllabis facta, ut
“fixerit Aeripedem cervam licet”, cum “Aeripedem” quinque syllabis dicere debeamus» (VV.
AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p. 249; ‘La
episinalefa es una sílaba que se obtiene de dos sílabas, como fixerit
Aeripedem cervam licet, cuando, en cambio, debería pronunciarse Aeripedem de cinco sílabas’).Episynaloephe est conglutinatio, seu contractio duarum syllabarum in
unam syllabam (facta contraria synaloephe), ut “fixerit Aeripedem cervam licet”, cum
Äeripedem quinque syllabis dicere debeamus. Ita fit una syllaba ex
duabusArs grammatica, lib. II. ‘La episinalefa es
la unión o contracción de dos sílabas en una, el contrario de la sinalefa, como fixerit Aeripidem cervam licet, cuando deberíamos decir Äeripedem de cinco sílabas’.conceptis
verbisDe ultimis syllabis: «Episynaloephe est una syllaba ex duabus facta,
ut “fixerit Aeripedem cervam licet” pro “Äeripedem”: tetrasyllabon ex pentasyllabo
fecit» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p.
1438; ‘La episinalefa es una sílaba que se obtiene de dos, como fixerit
Aeripedem cervam licet en lugar de Äeripedem: de un pentasílabo
se ha originado un tetrasílabo’).Ars grammatica, lib. I:
«συνεκφώνησις vero, cum duae vocales in unam syllabam coguntur, quae possunt duarum
syllabarum locum divisae complere, nulla dumtaxat interposita consonante, ut cum
“Phaeton” in metro sic enuntiatur, ut ex trisyllabo nomine disyllabum faciat, ita: “Cum
te flagranti sejecit fulmine Phaeton”» (VV. AA., Grammaticae Latinae
Auctores Antiqui..., 1605, p. 2510; ‘La sinecfonesis, en realidad, es cuando en
una sílaba se unen dos vocales que, separadamente, pueden ocupar el lugar de dos sílabas
sin tener ninguna consonante en medio, como cuando, en el verso, Phaeton se pronuncia como si se convirtiera el trisílabo en bísilabo, como: Cum te flagranti sejecit fulmine Phaeton’).episynaloephe, llama él synecphonesis o ‘sinéresis’, y trae por ejemplo de ella el verso de
Suus cuique attributus est error;sed non videmus manticae quid in tergo estCatulo, .Carmina, carmen 22, vv. 20-21. «A cada uno le fue dado un defecto, pero no vemos la alforja que llevamos a la espalda» (Catulo 1995: 57).
Viniendo al punto, ‘diéresis’ llamaron los antiguos una especie de metaplasmo mediante la
cual de una sílaba se hacen dos cuando importa para el verso. ubi supra.Diaeresis est cum una syllaba in duas dividitur, ut “Pictai vestis” pro
“Pictae”Ars grammatica, lib. IV. ‘La
diéresis es cuando una sílaba se divide en dos, como Pictai vestis en
lugar de Pictae’.Ars grammatica, lib. II: «Διαίρεσις
est discisio syllabae unius in duas divisae, ut “Dives pictai vestis et auri” pro
“pictae” et “aulai in medio”» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores
Antiqui..., 1605, p. 437; ‘La diéresis es la división de una sílaba en dos
diferentes, como Dives pictae vestis et auri en lugar de pictae, y aulai in medio’).Cf. la nota supra.De ultimis syllabis: «Diaeresis est, sive diazeuxis,
cum in duas syllabas una diducitur ut “dives pictai vestis et auri”» (VV. AA., Grammaticae Latinae Auctores Antiqui..., 1605, p. 1438; ‘La diéresis, o
diazeuxis, es cuando una sílaba se divide en dos, como dives pictai vestis et auri’).aulai, aurai, aquai,
pictai, disolviendo el diptongo de ae en las vocales de que se
compone el griego de ai, que le corresponde –dícense diphthongos las vocales así ligadas quod binos phthongos, hoc est
voces, comprehenduntInstitutiones Grammaticae,
lib. I. ‘ya que unen dos phthongos (sonidos), o sea voces’.
ἄλφα semper atque ἰῶτα quem parant Graecis sonuma et e nobis ministrant, sic enim nos scribimusTerenciano Mauro, ;De syllabis, vv. 423-424. ‘El sonido que a los griegos les proviene deἄλφα y ἰῶτα, a nosotros lo ofrecenaye, y efectivamente lo escribimos así’.
con quien también concuerda
Mille fïate, o dolce mia guerrieraFrancesco Petrarca, ,Canzoniere, 21, v. 1.
Arbor vittorïosa trionfaleFrancesco Petrarca, ,Canzoniere, 263, v. 1. La edición consultada presenta algunas variantes gráficas: «Arbor victorïosa triumphale» (Petrarca 2010: 1046).
vecchia, otïosa e lentaFrancesco Petrarca, ,Canzoniere, 53, v. 12.
Iv’era il curïoso DicearcoFrancesco Petrarca, ,I trionfi, Triumphus Fame, III, v. 88. La edición consultada presenta una ligera variante: «Ivi era il curïoso Dicearco» (Petrarca 1996: 460).
Per costor colsi il ramo glorïosoFrancesco Petrarca, ,I trionfi, Triumphus Cupidinis, IV, v. 79. El verso, en la edición consultada, reza: «Con costor colsi ’l glorïoso ramo» (Petrarca 1996: 202).
Traiano et Adrïano, Antonio e MarcoFrancesco Petrarca, ,I trionfi, Triumphus Fame Ia, v. 100. La edición consultada presenta una pequeña variante: «Traiano ed Adrïano…» (Petrarca 1996: 570).
Pico, Fauno, Gïano e poi non lungeFrancesco Petrarca, .I trionfi, Triumphus Fame Ia, v. 119. El verso, en la edición consultada, reza: «Pico e Fauno e Iano, e poi non lunge» (Petrarca 1996: 572).
Y en el
A la vittorïosa insegna verdeSe trata del v. 32 de la canción del Petrarca que comienza .Tacer non posso, et temo non adopre. La errónea atribución a Bembo se debe probablemente a la interpretación errónea por parte de Fernández de Córdoba de un fragmento del V libro de losDiscorsi del poema eroicode Tasso: «Ma oltre tutte le cose che facciano grandezza e magnificenza nelle rime toscane è il suono, o lo strepito per così dire, delle consonanti doppie che nell’ultimo del verso percuotono gli orecchi, come in quel sonetto lodatissimo dal Bembo: “Mentre che ’l cor da gli amorosi vermi” […]; e in quegli altri versi d’una canzone: “A le pungenti, ardenti e lucide arme, / a la vittoriosa insegna verde, / contra cui in capo perde / Giove ed Apollo e Polifemo e Marte» (Tasso 1964b: 204-205).
En el
A glorïose meteGabriello Chiabrera, canción 2, ,Per Alfonso I da Este, v. 31.
sorrise d’orïente il popol crudoGabriello Chiabrera, canción A20, ,Per lo medesmo (Giovanni de’ Medici), v. 2.
da l’odïoso oblio verrà lontanoGabriello Chiabrera, canción 17, .Per Astore Baglioni, v. 5. La edición consultada reza: «Dall’odïoso oblio vorrà lontano» (Chiabrera 2005: 50).
El
trïonfar che d’un teschioGiovanni Battista Guarini, .Il pastor fido, act. IV, esc. 9, v. 1389.
El
trïonfator, trionfatrice il mondoGiovan Battista Marino, ,Rime eroiche, 7, v. 11.
a la maestra imperïosa manoGiovan Battista Marino, .Rime eroiche, 49, v. 8.
Otros mil ejemplos hay, pero bastan estos –si a vuestra merced le parece– para darnos a entender que cae tan a pelo la diéresis en el principio y en el medio como en el fin del verso.
Vengamos a los nuestros, de los cuales pondré, por abreviar, pocos versos, fuera de los
de
No las francesas armas odïosas Garcilaso de la Vega, soneto XVI, v. 1. ,
convertida en vïola Garcilaso de la Vega, ,Canción quinta, v. 28. El verso, tal como se lee en las ediciones modernas, reza: «convertido en vïola» (Garcilaso de la Vega 2007: 162). El error ‘convertida’ en lugar de ‘convertido’, transmitido en todos los manuscritos delExamen, parece ser bastante frecuente en las ediciones de la época. Por eso, imaginamos que su origen debe cifrarse en el ejemplar de Garcilaso del que disponía Fernández de Córdoba.
con lüenga experiencia sabidores Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 172.
Si el cielo pïadoso y largo diere Garcilaso de la Vega, ,Elegía primera, v. 295. En la edición consultada, el verso presenta una ligera variante que hace innecesario el uso de la diéresis: «Y si el cielo piadoso y largo diere» (Garcilaso de la Vega 2007: 182).
de ellas al negociar, y, varïando Garcilaso de la Vega, ,Elegía segunda, v. 32.
muy sin rumor con paso muy quïeto Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 211.
de blancas piedrezuelas varïada Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 447.
manso, cuerdo, agradable, virtüoso Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 904.
¡De cuán desvarïadas opiniones Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 946.
Algo está más quïeto y reposado Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1032.
¡Oh gran saber, oh viejo frutüoso Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1129.
con el süave canto y dulce lira Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1162.
y alababa la muerte glorïosa Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1236.
con hábitos y sedas varïadas Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1685.
sublime y ensalzada y glorïosa Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1694.
De robles y de peñas varïando Garcilaso de la Vega, .Égloga tercera, v. 172.
Ve aquí vuestra merced dieciséis veces cometida la diéresis o –hablemos a usanza suya–
dividida la sinalefa por Aut.).
Pasadero es también süave
, ansïoso
,
orïente
, varïar
, rocïado
,
glorïoso
, glorïosa
, rocïada
,
cambïase
, ocïoso
, victorïoso
,
süavemente
, rabïoso
, impetüoso
,
espacïoso
, brïoso
, superïor
,
ocïosa
, trïunfando
, inferïor
,
impetüosa
, victorïosa
, vïolento
,
pïadosa
, pïedad
, invidïosos
,
trïunfos
, invidïoso
, quïetud
,
dïamante
, glorïosas
, pluvïoso
Cf. la nota supra.Aut.).«si algunos con levantes furïosos»
Beatus ille.«apremïado con prisiones duras»
De Festo Avieno, v. 40. En la edición consultada, el verso reza: «I
apremïado con prisiones duras» (Mosquera de Figueroa 1955: 263).
Desembraza vuestra merced luego contra la repetición de verbos y nombresCf. Rico García (2002: 34, nota 138). Para un elenco de los
cultismos gongorinos, véase Alonso (1978: 94-128).Aut.).Institutio oratoria transcrito por Jáuregui en su Antídoto: «Nam secretae et extra vulgarem usum positae, ideoque magis
nobiles: ut novitate aurem excitant, ita copia saciant» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 15v;
«Pues las menos conocidas y que aparecen fuera del uso común y, por tanto, más
llamativas, son las que así como por su novedad avivan el oído, así también hartan por
su profusión excesiva», Quintiliano 1999: 345).
nox atra cava circumvolat umbraAeneidos, lib. II.Virgilio, ,Aeneidos, lib. II, v. 360. «La negra noche vuela en derredor / ciñéndose en su cóncava sombra» (Virgilio 1992: 185).
Sed nox atra caput tristi circumvolat umbraAeneidos, lib. VI.Virgilio, ,Aeneidos, lib. VI, v. 866. «Pero vuela ciñendo su cabeza la negra noche con su aciaga sombra» (Virgilio 1992: 332).
ferte citi flammas, date vela, impellite remos!Aeneidos, lib. IV.Virgilio, ,Aeneidos, lib. IV, v. 594. El verso, en la edición consultada, presenta una ligera variante: «ferte citi flammas, date tela, impellite remos!» (Virgilio 2009: 117). En la traducción de Javier de Echave-Sustaeta: «¡Ea, presto, las teas! Traed dardos, / volcaos en los remos» (Virgilio 1992: 259).
Ferte citi ferrum, date tela, scandite murosAeneidos, lib. IX.Virgilio, ,Aeneidos, lib. IX, v. 37. «¡Pronto, aprestad las espadas, traed los dardos, coronad los muros!» (Virgilio 1992: 408).
sublimem pedibus rapuit Iovis armiger uncisAeneidos, lib. V.Virgilio, ,Aeneidos, lib. V, v. 255. «…el ave portadora de las armas / de Jupiter se lo lleva prendido entre sus corvas garras por la altura» (Virgilio 1992: 275).
sustulit alta petens pedibus Iovis armiger uncisAeneidos, lib. IX.Virgilio, ,Aeneidos, lib. IX, v. 564. «…el ave portadora de los dardos de Jupiter / prende en sus corvas garras y alza al aire…» (Virgilio 1992: 426).
Scuta sonant pulsuque pedum tremit excita tellusAeneidos, lib. VII.Virgilio, ,Aeneidos, lib. VII, v. 722. «Resuenan los broqueles. La tierra se estremece batida por el golpe de los pies» (Virgilio 1992: 364).
miscetur pulsuque pedum tremit excita tellusAeneidos, lib. XII.Virgilio, ,Aeneidos, lib. XII, v. 445. «La tierra se estremece batida por el golpe de los pies» (Virgilio 1992: 532).
quadrupedante putrem sonitu quatit ungula campumAeneidos, lib. VIII.Virgilio, ,Aeneidos, lib. VIII, v. 596. «…los cascos baten el reseco llano con su cuádruple son» (Virgilio 1992: 394).
quadrupedumque putri cursu quatit ungula campumAeneidos, lib. XI.Virgilio, .Aeneidos, lib. XI, v. 875. «…van batiendo la llanura al cuádruple compás de su galope» (Virgilio 1992: 511). En la edición consultada figura «putrem» en lugar de ‘putri’.
¿No es mucho esto? Pues, espere un poquito vuestra merced:
iam cornu petat et pedibus qui spargat harenamÉgloga III. Virgilio, ,Bucolica, égl. III, v. 87. «…ya acometa con el cuerno y esparza arena con los pies» (Virgilio 1990: 184).
iam cornu petat et pedibus qui spargat harenamAeneidos, lib. IX.Virgilio, ,Aeneidos, lib. IX, v. 629. «…que ya embista / y que con su pezuña pueda esparcir la arena por el aire» (Virgilio 1992: 429).
bina manu lato crispans hastilia ferroAeneidos, lib. I.Virgilio, ,Aeneidos, lib. I, v. 313. «…en su mano empuña dos venablos de ancho hierro» (Virgilio 1992: 149).
bina manu lato crispans hastilia ferroAeneidos, lib. XII.Virgilio, ,Aeneidos, lib. XII, v. 165. «…blandiendo con su mano un par de lanzas / rematadas en su hoja de ancho hierro» (Virgilio 1992: 523).
speluncam Dido dux et troianus eandemAeneidos, lib. IV.Virgilio, ,Aeneidos, lib. IV, v. 124. «Juntos Dido y el cuadillo troyano / irán a refugiarse en una misma cueva» (Virgilio 1992: 243).
y, cuarenta y dos versos después, el mismo versoAeneidos, lib. IV, v. 165. «En una misma cueva / buscan
refugio Dido y el caudillo troyano» (Virgilio 1992: 245).
vitaque cum gemitu fugit indignata sub umbrasAeneidos, lib. XI.Virgilio, Aeneidos, lib. XI, v. 831. «…y su vida exhalando un gemido / huye rebelde a hundirse entre las sombras» (Virgilio 1992: 509).
vitaque cum gemitu fugit indignata sub umbrasAeneidos, lib. XII.Virgilio, ,Aeneidos, lib. XII, v. 952. «…y su vida gimiendo huye indignada a lo hondo de las sombras» (Virgilio 1992: 549).
y hará vuestra merced luego melindres de que nuestro autor de las
El verbo ‘dar’ dice que «repite con extrañeza demasiado usado»
Antídoto reza: «Y cuando, apurada más la materia,
queramos siquiera gustar de algún modo o frasis elegante de este escrito, tampoco
podremos, porque usa vuestra merced las figuras y las metáforas y las nuevas formas de
elocución tan a montones, y repite sin cansarse un término mismo tantas veces, que,
cuánto fresco y más galán, tanto más ofende y empalaga, como digamos el verbo dar usado con extrañeza: “Su canoro dará dulce instrumento”. No se cansa
vuestra merced de repetirlo» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 14r-14v). Sigue a continuación un
elenco de lugares en los que figura el verbo ‘dar’.do, das no con
más naturaleza que nuestro poeta. Y si gustare de saber en qué forma le han manejado otros
autores, consúltelo con el cardenal De sermone latino (1514-1515)
y el De modis latine loquendi (1515). Cf. el
apartado 5 de nuestra introducción.Thesaurus linguae latinae y al Dictionarium seu Latinae Linguae Thesaurus de Robert Estienne. Cf. el apartado 5 de nuestra introducción.señas usa vuestra merced con
extravagancia en tantas partes, que es cosa molesta» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 14v).
En lo que toca a la palabra ‘errante’errante, tan nueva
para nosotros, que rara vez se halla en poeta nuestro, y nunca en Garcilaso» (BFBM, ms.
18/10/11, f. 15r). Antídoto– de los capítulos 21 y 22 de la Poética aristotélica y, más aún, de los versos 50-59 del Ars poetica de Horacio, prefiriendo cierta moderación en el empleo de las
novedades léxicas (cf. Rico García 2002: 36, nota 141). El sevillano
volvería sobre el tema, años más tarde, en el segundo capítulo de su Discurso poético, donde, al hilo de su doctrina sobre las novedades léxicas,
escribe: «Lo más, pues, que nosotros podemos a imitación de los latinos es valernos
principalmente de algunas voces suyas, por la cercanía y parentesco de su lengua y la
nuestra, aún más parientas que el latín y griego. Y no sólo podemos usar esta licencia,
sino debemos, en las composiciones ilustres. Porque, si bien nuestra lengua es grave,
eficaz y copiosa, no tanto que en ocasiones no le hagan falta palabras ajenas, para huir
las vulgares, para razonar con grandeza y con mayor expresión y eficacia. Mas el que
introduce nuevas palabras, latinas o bien de otra lengua, o como quiera que las invente,
demás de ser limitado en el uso de ellas, debe saber que se obliga a otros requisitos:
que la palabra sea de las más conocidas en la jurisdicción de su origen; que no consista
en sola ella la inteligencia de lo que se habla porque, si la ignoran algunos, no
ignoren también el sentido de toda la cláusula; que se aplique y asiente donde otras
circunstantes y propias la hagan suave y la declaren, usándola en efecto en modo que
parezca nuestra. […] Sobre todo le importa al poeta español que introduce palabra nueva
elegirla de hermosa forma, que suene a nuestros oídos con apacible pronunciación y
noble. Pues no basta ser latina, italiana o griega, ni calificada y notoria en aquellos
idiomas, para asegurarnos de su autoridad y preferirla a las nuestra» (Jáuregui 2016).
Cf. también Rico García (2002: 36, nota 141).
Prosigue vuestra merced con su descontento diciendo:
«Bueno es aquel modito: “las manos impedido”, pero extravagantísimo. Una sola vez lo dijo Garcilaso:
Por quien los alemanes el fiero cuello atados. No sé si se hallará en buena poesía española, ni en italiana y aun en la latina es tomado de los griegos y no propio, como»
Juan de Jáuregui, etc.Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades. El testimonio delAntídotoque cotejamos transmite la lección «modo» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 15v) en lugar de ‘modito’. Los dardos de Jáuregui apuntan ahora hacia el acusativo griego de parte o de relación, comúnmente llamado ‘grecismo’. Con respecto al uso del grecismo y de otras fórmulas estilísticas y sintácticas reiteradas en la poesía de Góngora, véase, una vez más, Alonso (1978: 147-226).
Y esto lo prueba vuestra merced con dos lugares: uno de Antídoto proceden del libro IX de la Eneida
(v. 678) y de la primera oda del libro I de los Carmina horacianos
(vv. 21-22): respectivamente, «armati ferro et cristis capita alta corusci» y «nunc
viridi membra sub arbuto / stratus» («Bien armados de hierro airean sus cabezas altivas
/ las ondulantes plumas del penacho», Virgilio 1992: 431); «ya tendido a la sombra de un
verde madroño» (Horacio 2007: 247). Cf. Rico García (2002:
38).verbi gratia, si vuestra merced afirmase que
Y acabo como aquel que en un templado baño metido, sin sentillo muere, las venas dulcemente desa tado Garcilaso de la Vega, Elegía segunda, vv. 142-144.
–fino grecismo de los de a ciento la onza, notado por Anotaciones a la poesía de Garcilaso, donde Herrera, al comentar el uso de la
voz ‘desatado’ en el v. 144 de la Elegía segunda, apunta simplemente
«Grecismo» (Herrera 2001: 653).
Di vermiglio splendor le membra adornoTorquato Tasso, ,Rime, 11, v. 6.
La fronte e gli occhi candida e lucenteTorquato Tasso, ,Rime, 770, v. 14.
Sei lustri noi reggesti il crine e ’l mantocanuto e ’l volto placido e severoTorquato Tasso, ,Rime, 663, vv. 9-10. En la edición consultada, el primer verso presenta una ligera variante: «Sei lustri noi reggesti, il crine e ’l mento» (Tasso 1963a: 650).
velata il biondo crine e scinta il senoTorquato Tasso, ,Rime, 780, v. 2.
e sparge l’Alba dal celeste grembofiori, rosata il volto, et aurea i piediTorquato Tasso, ,Rime, 648, vv. 12-13. En la edición consultada, se lee «ed aurea» (Tasso 1963a: 638), en lugar de ‘et aurea’.
E rugiadosa il senoTorquato Tasso, .Rime, 529, v. 4.
Y por no cansar a vuestra merced con la repetición de esta figura en las demás obras líricas, solo le suplico se acuerde que en la heroica, digo en la
Nudo è le mani, e ’l voltoTorquato Tasso, ,Gerusalemme Liberata, canto VIII, octava 78, v. 3.
Stavasi il capitan la testa ignudole membra armatoTorquato Tasso, .Gerusalemme Liberata, canto XIX, octava 62, vv. 1-2.
El Aut.)
Chiuso tremendo il forte petto, e ’l tergoGabriello Chiabrera, canción 7, ,Per Marc’Antonio Colonna il Vecchio, v. 2.
et empie di temor spumoso i dentile cacciatrici schiereGabriello Chiabrera, canción 7, ,Per Marc’Antonio Colonna il Vecchio, vv. 23-24. En la edición consultada, se lee «terror» (Chiabrera 2005: 25), en lugar de ‘temor’.
E nevoso la chioma, e curvo il tergoGabriello Chiabrera, canción 5, ,Per Enrico Dandolo, v. 64.
Nobile, alta guerrierache d’eterno valor ferrata il pettoGabriello Chiabrera, canción 2, ,Per Alfonso I da Este, vv. 16-17.
cinta ’l piè di cateneGabriello Chiabrera, canción 18, ,Piange la città di Famagosta, vv. 16-17. En la edición que consultamos, el verso reza: «cinta ’l piè di catena» (Chiabrera 2005: 55).
Borea, gonfio le gote, autor di geloGabriello Chiabrera, ,Il Battista, canto I, v. 55.
vermiglia il voltoGabriello Chiabrera, ,Il Battista, canto II, v. 237.
quinci ebbra gli occhi di veneno, al ventol’orrida chioma e rabuffata sparse,e, sparsa di livori ambe le gote,il cielo empiea di abbominevol noteGabriello Chiabrera, ,Il Battista, canto II, vv. 86-89. En la edición consultada, el v. 89 reza: «il cielo empieo d’abominevol note» (Chiabrera 2005: 279).
rozzo le membraGabriello Chiabrera, ,Il Battista, canto II, v. 108.
La bella Clio tutta odorata il gremboGabriello Chiabrera, canción 1, ,Per Francesco Maria della Rovere il Vecchio, v. 38.
Vola per l’alto ciel viperea l’aliGabriello Chiabrera, canción 8, Per Nicola Orsino, v. 44. En la edición que consultamos, el verso reza: «Spiega per l’alto ciel viperea l’ali» (Chiabrera 2005: 27). Sin embargo, en las ediciones antiguas de lasRimede Chiabrera figura la lección transcrita por el abad de Rute.Cf.Gabriello Chiabrera,Rime del signor Gabriello Chiabrera […] Parte prima, in Venetia: appresso Sebastiano Combi, 1610, p. 14.
fera ch’affisse il mondo,scagliosa il tergo, e ’l sen d’aspro diamante,monte di tosco orribile volanteGabriello Chiabrera, canción 28, .Per Alessandro Farnese Duca di Parma, vv. 22-24. En la edición consultada, se lee «afflisse» (Chiabrera 2005: 77) en lugar de ‘affisse’. También en este caso, la edición de lasRimede 1610 (y otras anteriores) presenta la lección transcrita por el abad de Rute.Cf.Gabriello Chiabrera,Rime…, 1610, p. 23.
El Madrigali en
sus Rime se publicaron entre 1588 y 1598; se volvieron a reimprimir
luego en diferentes ediciones de los primeros años del siglo XVII.
Dormia Lilla gentil, chiusa le belleporte della speranza e del dilettoCesare Rinaldi, ,Rime, Ninfa desta da un ramarro, vv. 3-4.
Lacere il pie da cristallini chiodi,Ethiopica il voltocaliginosa il pie, nera il capelloCesare Rinaldi, ,Rime, La notte, vv. 19-20.
e stretta in oro i crini,squamosa d’or gli omeri e ’l seno,e l’idra del desir fiaccata il collo.
El
volta le luci al ciel piangea LicoriGiovan Battista Marino, ,Rime boscherecce, 44, v. 2.
sparso di pianto le lanose goteGiovan Battista Marino, ,Rime boscherecce, 78, v. 5.
Tosto vedrem di nobili sudorite la fronte real sparso e dipintoGiovan Battista Marino, ,Rime eroiche, 3, vv. 5-6.
Il crin lacera e ’l senocosì donna real seco si lagnaGiovan Battista Marino, ,Rime eroiche, 55, vv. 13-14.
il sen lacere, e ’l crineGiovan Battista Marino, .Rime lugubri, 52, v. 6.
Ya ha visto vuestra merced usado a bastanzaTesoro de Vittori (1609), la
locución “a bastanza” equivale al francés «suffisamment, abondamment», y al italiano
«sufficientemente, abbondantentemente», o sea, ‘suficientemente’, ‘abundantemente’;
dicha fórmula se registra también en la comedia Las batuecas del duque de
Alba de Lope: «Todos lo codiciamos a bastanza» (Vega Carpio 1994: 907).Cov.).
Febo, autor de la lumbre, cantó süavemente, revuelto en oro la encrespada frente Fernando de Herrera, canción III, vv. 13-15. .
Pues la voz ‘canoro’ canoro: “su canoro dará dulce instrumento”; “trofeos dulces de canoro
sueño”; “de canoro instrumento, que pulsado”; “de monarquía canora”; “Levantadas las
mesas, al canoro”; “cual de aves se caló turba canora”; “doméstico del Sol nuncio
canoro”» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 16r).Gerusalemme Liberata la voz ‘canoro’ y sus derivados aparecen unas cinco veces.
Asimismo, en el Adone de Giovan Battista Marino se cuentan más de
treinta ocurrencias, mientras que en la edición consultada de Chiabrera rozan las
veinte.
«Tampoco es para reiterado aquel modito»
Antídoto: «Tampoco es para reiterado aquel modito: “Aun a pesar de las estrellas
clara, / aun a pesar de las tinieblas fría”; “fijo, a despecho de la tiniebla fría”;
“donde, a pesar del Sol, cuajada nieve”; “A pesar luego de áspides volantes”; “que, ágil
a pesar de lo robusto”; “que, a pesar de los fresnos, se divisa”; “a pesar del estambre
y de la seda”» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 16v).
Entra luego el “sí, no”sí y el no, de que estamos ya todos tan cansados y ahítos, no
es tan malo, cuanto mal usado de vuestra merced, porque aquellas repugnancias y
contradicciones deben gastarse pocas veces, y esas, con especial energía y gracia, como
en algún lugar del Tasso: “Amico, hai vinto: io ti perdon… perdona / tu ancora, al corpo
no, che nulla pave, / a l’alma sí, etc.”» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
16v). El sevillano no le reprocha al vate cordobés el uso de este giro sintáctico, una
de las peculiaridades del estilo gongorino, sino, una vez más, su abuso. Para un
análisis de esta y otras fórmulas sintácticas repetidas en la poesía de Góngora,
remitimos de nuevo a Alonso (1978: 147-226).Diccionario de
la Lengua Castellana de la Real Academia Española de 1832, equivale también a
‘destino’: «fam. signo, el destino».La pícara Justina (1605) de López de Úbeda y en el
Diálogo intitulado el capón (1597) de Francisco Narváez de
Velilla.
Armato no, ma carco io di quel vantoTorquato Tasso, ,Rime, 1673, v. 5. En la edición consultada, el verso reza: «Armato io no, ma carco io di quel vanto» (Tasso 1964a: 407).
O di valor non già, ma sol secondoTorquato Tasso, ,Rime, 691, v. 1.
del corpo carco no, ma sol vestitoTorquato Tasso, ,Rime, 1702, v. 4.
Ardite sì, ma pur felici carteTorquato Tasso, ,Rime, 834, v. 1.
Di lei tu no, ma di bellezza eternaTorquato Tasso, ,Rime, 89, v. 9.
benché vinta voi no, ma vincitriceTorquato Tasso, ,Rime, 975, v. 9.
Di lei tu no, ma d’immortal bellezzaTorquato Tasso, ,Rime, 601, v. 9. En la edición consultada, el verso reza: «Da lei tu no, ma da immortal bellezza» (Tasso 1963a: 608).
d’arme non già, ma d’umiltà copertoTorquato Tasso, ,Rime, 1059, v. 13.
peso gradito sì, ma pur gravosoTorquato Tasso, ,Rime, 1238, v. 4.
Giusta non già, ma ingiuriosa manoTorquato Tasso, ,Rime, 1151, v. 1.
Picciolo no, ma già perfetto in CristoTorquato Tasso, .Il Monte Oliveto, v. 289.
Luego a ejemplo suyo bien podrá nuestro poeta usar a menudo esta manera de hablar, fuera
de que no se alzó el
Tomba non già, ma ben più tosto è cunaGiovan Battista Marino, ,Rime lugubri, 31, v. 1.
di marmi no, di ricche gemme inciseGiovan Battista Marino, ,Rime lugubri, 33, v. 2.
Di cedro no, ma d’aste incise e sparteGiovan Battista Marino, .Rime lugubri, 37, v. 1. En la edición consultada, el verso reza: «Di cedro no, ma d’aste incise e parte» (Marino 1999: 173).
Desciende vuestra merced luego a los particulares y dice de aquel verso, Clavo no, espuela sí del apetito«¡Civilidad de
especería!»
Antídoto, en su primera
versión, reza: «Vuestra merced oyó cantar y no sabe en qué muladar; así no solo llena
sus versos de esta figura, mas parece que está condenado siempre a traella con frívola
desgracia, y, a veces, para reír. Véase esto con atención: “Clavo no, espuela sí del
apetito”. ¡Civilidad de especería!» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 17v). de Trinitate?
Prosigue diciendo:
«Y este milagro:
Volantes no galeras, sino grullas veleras» Juan de Jáuregui, .Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades.
A mí me parece no pequeño el hacerleAntídoto la gala, bizarría y agudeza de estas locuciones, no gastara
papel en calumniarlas» (BNE, ms. 3726, Anotaciones y defensas..., f.
151r-151v).
Acerca de aquel versito, los novios entra en dura no estacada«Si fuera Marte el que llevó a los novios, estaba bien, porque es propia de
Marte “la dura estacada”; pero siendo Venus la pura suavidad y blandura, ¿para qué es
menester advertirnos con aquella fuerza que los metió “en dura no
estacada”?»
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades.e duro campo di battaglia il letto¡Qué de invidiosos montes
levantados…! («sea el lecho de batalla campo blando», OC119.54). A este
propósito, véase Poggi (2009: 15-34). Acerca del topos de la batalla
de amor y de la militia amoris en la lírica gongorina y española,
remitimos también a Poggi (1981: 117-128) y Terracini (1996: 525-530).
Militat omnis amans et habet sua castra Cupido;Attice, crede mihi, militat omnis amansOvidio, .Amores, lib. I, el. 9, vv. 1-2. «Es soldado todo amante y Cupido tiene su campamento propio; Ático, créeme, es soldado todo amante» (Ovidio 1989: 234).
Y si quiso advertir nuestro autor de las
O genetrix: duro nec enim ex adamante creati,sed tua turba sumusEstacio, .Sylvae, lib. I, sil. 2, vv. 69-70. «…oh madre, (…) porque no hemos sido forjados de duro acero, sino que somos tu prole» (Estacio 2002: 18).
Pasa adelante vuestra merced y tropieza en aquella descripción del gallo,
no de oro ciñe, sino de púrpura, turbante [OC264B.295-296]. ,
diciendo: «Miren, ¿cuándo el gallo tuvo la cresta dorada, o si es
ordinario en los turbantes ser de oro?»
Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades.Cov.).
De un serrano que traía una carga de conejos a cuestas dijo nuestro poeta:
Trofeo ya su número es a un hombro, si carga no y asombro [OC264B.307-308]. Los manuscritos cotejados leen todos: «trofeo ya su número es a un hombro / si no carga y asombro». Con respecto a nuestra hipótesis sobre la inversión común a todos los testimonios, véanse el apartado 8.2.1 de la presente edición y la nota supra. A propósito de estos versos, cabe recordar también las palabras de Jammes (1994: 262) que, al comentarlos en su edición de las .Soledades, observa: «La fórmulasi… nono excluye ninguno de los tres términos: sontrofeoporque los cazó,cargaporque son muchos, yasombropor la admiración de los circunstantes».
¿Qué nos dirá vuestra merced a esto? Que ahora lo veredes, dijo AgrajesDiccionario de la Lengua Castellana de la Real
Academia Española de 1884, se lee también: «frase proverbial empleada generalmente en
son de amenaza para poder en duda o negar que aquello de que se trata suceda como otra u
otras personas suponen o aseguran».«¿Cuándo puede ser asombro una carga
de conejos? Cierto que son cosas para dar carcajadas de risa»
Antídoto contra la pestilente poesía de las
Soledades.Parecer, había censurado los versos
307-308de la Soledad primera: «Que sean trofeo y carga a un hombro
muchos conejos está bien dicho, pero que le sean asombro no sé cómo pueda decirse,
porque el asombro se causa en el corazón o la imaginativa; el pie, la mano y el hombro
no son capaces de él en modo alguno, de carga sí; y vuestra merced lo junta todo. Si
fuera ese poema latino, salváramos el tal atributo con nombre de hipálage, que así
llaman los retóricos (según Cicerón, alegado por Quintiliano) al tropo que los
gramáticos metonimia: “bella figura (dice Juan Andrea Gilio) ma più usata da latini che
da Toscani poeti”» (Fernández de Córdoba: 2015). Aunque muy distintas de las críticas de
Jáuregui, quien simplemente cuestionaba que una carga de conejos pudiera estimarse
asombrosa, las censuras amistosas del Parecer confirman un
significativo cambio de actidud hacia el poema gongorino que responde a las diferentes
circunstancias de escritura de las dos obras y a sus distintos fines: en el Parecer, indicar algunas correcciones, expresando su sincero sentimiento hacia
la Soledad primera; en el Examen, defender a Góngora
de las censuras de Jáuregui. Cf. el apartado 6 de la presente edición
(nota supra) y, una vez más, Elvira
(2014).
Juzga también vuestra merced por digno de risa aquello: «“Si no tan corpulento,
más adusto”,
id est si no tan gordo, más flaco y consumido; eso es
adusto»Antídoto contra la pestilente poesía
de las Soledades.
Culpa vuestra merced luego prolijamente la prolijidad de nuestro autor en usar el nombre
‘prolijo’ que, fuera de burlas, le vienen a quedar obligadísimos a vuestra merced los
aficionados a nuestro poeta, pues gratis et amore se encargó de
ilustrarle esta su obra con índice locupletísimolocupletissimus, superlativo absoluto de
locuples, o sea, ‘abundante’, ‘rico’, ‘copioso’. También es parodia de la frase
cum indice locupletissimo rerum et verborum, que solía figurar en
las portadas de muchos libros (sobre todo, si voluminosos) de la época.rerum et verborum; y, entre los versos que cita vuestra
merced, reprehende aquellos:
Largo curso de edad nunca prolijo; y si prolijo, en lazos amorosos siempre vivid esposos Se trata de los vv. 894-896 de la ,Soledad primeraque, en las ediciones modernas, rezan: «largo curso de edad nunca prolijo, / y si prolijo, en nudos amorosos / siempre vivid esposos». Jammes no registra variantes de autor que justifiquen la sustitución de ‘nudos’ por ‘lazos’. Asimismo, no contamos con elementos suficientes que permitan afirmar con seguridad que se trata de un error de arquetipo. Tampoco podemos excluir que se trate de un desliz del mismo abad de Rute (que, quizá, citó de memoria los versos). A propósito de los ecos catulianos en estos versos, véase una vez más Bonilla Cerezo y Tanganelli (2016: 217-256).
diciendo que «es preciosísimo dicho si se considera bien o se mira
en su original»
Antídoto contra la
pestilente poesía de las Soledades.Aut.).Catulo,
cuando dijo:
At, boniconiuges, bene vivite etmunere assiduo valentemexercete iuventamCatulo, ,Carmina, carmen 61, vv. 232-235. «Y vosotros, honestos esposos, vivid felices y emplead en los juegos del amor vuestra robusta juventud» (Catulo 1995: 88).
–lo que interpreta bien su scholiastesMuretoOrationes, se le
conoce sobre todo por sus Variae lectiones y por sus ediciones y
glosas de textos clásicos.munere assiduo] assiduo Veneris usuagon o duelo lírico de los coros femenino y masculino (que el texto
designa como “dulce alterno canto” de “zagales” y “garzones”, vv. 755-851) y el “himno
docto”, de la “bárbara musa” (I, 894-943) y por otra parte los epitalamios de Claudiano,
De nuptiis Honorii Augustii, y Epithalamium dictum
Paladio et Celerinae» (Blanco 2012b: 327, nota 613). Asimismo, la estudiosa
recuerda también la imitación, ya señalada por Díaz de Rivas, del poema de Claudiano,
De raptu Proserpinae (vv. 55-70) en los vv. 270-280 de la Soledad primera. A propósito de la influencia de Claudiano en Góngora y,
más en general, en la poesía del Barroco español, véase Castaldo (2014), en la cual,
tras dedicar algunas páginas a la fortuna de Claudiano y la traducción de su De raptu Proserpinae por Francisco de Faría (1608), examina los loci similes localizados en la producción del vate cordobés a partir de
los comentarios de Salcedo Coronel, Díaz de Rivas, etc.
Tam iunctis manibus nectite vinculaquam frondens hedera stringitur aesculus,quam lento premitur palmite populus,et murmur querula blandius alitelinguis assidue reddite mutuis.Et labris animum conciliantibusalternum rapiat somnus anhelitumClaudiano, ,Carmina, 14,Fescennina dicta Honorio Augusto et Mariae, vv. 18-24. «Juntad vuestros lazos con manos tan unidas / como la frondosa encina es apretada por la hiedra, / como el álamo es oprimido por los flexibles sarmientos / y sin cesar devolveos mutuamente con vuestras lenguas / susurros más dulces que los de la lastimera tórtola. / Y, cuando los labios unan vuestras almas, que el sueño arrebate vuestro aliento jadeante» (Claudiano 1993a: 262-263).
y lo que se sigue, que aun es más verdecillo; y a lo del
Vivite concordes, et nostrum discite munus.Oscula mille sonent; livescant brachia nexu;labra ligent animosClaudiano, .Carmina, Epithalamium dictum Palladio et Celerinae, vv. 130-132. «Vivid concordes y aprended mis artes. Que resuenen mil besos; que vuestros brazos se amoraten con los apretones; que los labios unan vuestras almas» (Claudiano 1993b: 273).
Continuando vuestra merced su trabajo, dice: «Y otro hay no menos agraciado
hablando de un río: “con torcido discurso, aunque prolijo”, como si hubiera repugnancia
entre lo torcido y lo prolijo»
Antídoto
contra la pestilente poesía de las Soledades. Según indica Rico García (2002: 45,
nota 170), ni Jáuregui ni los comentaristas de Góngora –excepción hecha de Díaz de
Rivas– entendieron el verso (OC264B.200), puesto que «hay que interpretarlo atendiendo al significado
etimológico del vocablo prolijo (prolixus: que fluye
ininterrumpidamente); es decir, las aguas fluyen caudalosamente a pesar de la sinuosidad
del cauce». Cf. también con el análisis de Jammes (1994: 238-240).
Respecto al uso de la concesiva complementaria-aditiva, y no exclusiva, véase Dámaso
Alonso (1978: 147-226).
De la palabra ‘crepúsculos’ juzga vuestra merced que la usa mal nuestro poetacrepúsculo
bastante novedad tendría usándola con toda llaneza en su propio significado, mas vuestra
merced, no contento con eso, pasa a una ridícula frasis: “entre espinas crepúsculos
pisando”; y a otra mejor: “de su edad segunda / crepúsculos”, etc.» (BFBM, ms. 18/10/11,
f. 18v).
entre espinas crepúsculos pisando [OC264B.48].
y
de su edad segunda crepúsculos [OC264B.776-777]. .
Yo digo que la usó bonísimamente en el lugar primero, porque si decimos en puro lenguaje castellano “pisar el sol” y, por el consiguiente, “pisar la luz y la sombra”, ¿por qué no los crepúsculos, que participan de ambos extremos, luz y sombra, o tinieblas, que son privación de luz? Y no menos bien en el segundo, significando que estaba ya tan al cabo de su primera edad que entraba en la segunda o, por mejor decir, en los confines de una y otra.
Cuando podíamos presumir que, cansado vuestra merced de la repetición de las palabras,
alzara de eras
«Vamos ahora tocando algunos disparates solemnes»
Próspera sí, mas no espumosa tanto vuestra fortuna sea Se trata de los vv. 926-927 de la .Soledad primeraque, en las ediciones modernas, rezan: «Próspera, al fin, mas no espumosa tanto / vuestra fortuna sea». Jammes no registra variantes de autor que justifiquen la sustitución de ‘al fin’ por ‘sí’. De forma análoga, no tenemos elementos suficientes que nos permitan afirmar con seguridad que obedezca a un error de arquetipo. Tampoco en este caso podemos excluir que se trate de un desliz del mismo abad de Rute (que, quizá, citó de memoria los versos).
¿Por qué? Porque «“espumosa fortuna” es lindo decir»
Antídoto contra la pestilente poesía de las
Soledades.
También acusa vuestra merced con gallardísimo espíritu de acusador al ‘acusar’ mismo en
aquel verso: mientras el viejo tanta acusa tea
Pues la translación del ‘sincopar’, la de la ‘rémora’, y la alusión a la fábula de
TicioAntídoto al que se alude reza
tal que así: «A los zagales que corría apriesa aplica vuestra merced también otro
precioso verbo: “la distancia sincopan tan iguales”. Síguese una donosa frasis: “rémora
de sus pasos fue su oído”. Otra semejante dice un viejo en la muerte de su hijo: “cuya
memoria es bueytre de pesares”. Más hay: que queriendo decir que le causaba grandes
pesares, da a entender lo contrario (si bien se advierte), porque parece que aquella
memoria, como buitre, se engullía y tragaba todos sus pesares, o al menos no se escapa
de maldita anfibología, y si quiso aludir a la fábula de Ticio, tampoco le pudo
aprovechar» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 19r).Vivit Dominus
quia rectus es tu et bonus in conspectu meo etc., sed satrapis non
placesLiber Samuelis, I, c. 29, vers. 6. ‘Vive el Señor, ya
que tú has sido recto y honesto conmigo, […] pero los sátrapas no te aprecian’.
De que condene vuestra merced aquella hipérbole, Señas, aun a los buitres lastimosas
En la nota de aquellos versos,
Media luna las armas de su frente y el Sol todo los rayos de su pelo [OC264B.3-4]. ,
vuestra merced se porta como lanza de Aquiles, que da la llaga y la
medicinamedia luna, y del sol habla propiamente, porque
el sol llegaba entonces a aquella parte del zodíaco» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
19r-19v).Aut.).
(sus espaldas rayando el sutil oro que negó al viento el nácar bien tejido) [OC264B.886-887]. .
¿Quiere decir más otra cosa de que les daba a las labradoras que bailaban el cabello en las espaldas tranzado con cintas de color de nácar, y esto por gentil modo poético?
Dice vuestra merced luego: Notable escrúpulo tuvo vuestra merced cuando tocó
aquella similitud del carbunclo, pues dijo: “Si tradición apócrifa no miente”. Dejado
que el verso es nada poético, el melindre es graciosísimo para quien toca mil mentirosas
fábulas tan sin cuidado
Antídoto contra la
pestilente poesía de las Soledades. A propósito del v. 74 de la Soledad primera, cabe recordar las palabras de Díaz de Rivas, quien escribe en
sus Anotaciones: «Es vulgar tradición que hay cierto animal que tiene
en la cabeza una piedra tan resplandeciente que de noche sirve de guía y luz al
caminante. Esto tiene por autor al vulgo, y no se afianza con testimonio de escriptor
grave» (BNE, ms. 3726, Anotaciones y defensas..., f. 120v). En cuanto
a la alusión al animal tenebroso que luce un carbunclo en la frente, entre los estudios
más sugestivos destaca, sin duda, el de Ignacio Arellano (2014: 201-233), quien,
apoyándose en una serie de textos del Siglo de Oro que arrancan de los relatos y
crónicas del Nuevo Mundo, halla numerosas trazas de la criatura fantástica evocada por
Góngora y conocida precisamente como ‘carbunclo’ o ‘carbunco’. Sobre este tema, véase
también Méndez (2015: 452-539).Diccionario de la Lengua Castellana de la Real Academia Española de 1832, la voz
‘desuellacaras’ equivale a «la persona desvergonzada, descarada, de mala vida y
costumbres».
Munere sic niveo lanae, si credere dignum est,Pan deus Arcadiae captam te, Luna, fefellitVirgilio, ,Georgica, lib. III, vv. 391-392. «Así con la ofrenda de un nevado vellón, si el hecho es digno de creerse, Pan, dios de la Arcadia, prendada, te sedujo a ti, oh Luna» (Virgilio 1990a: 344).
dijo el príncipe de los épicosGeorgica, lib. III.Metamorphoses, lib. X.
Famaque si veteris non est mentita rapinae,vos quoque iunxit AmorOvidio, .Metamorphoses, lib. X, vv. 28-29. «…y si no es mentida la fama de tu antiguo rapto, / a vosotros también os unió Amor» (Ovidio 2008b: 182).
Pues ¡mentiras de buen tamaño se dejó decir en aquella obra!
Tal, se l’antico gridoè di fama non vana,vide gelido monte, e monte acceso,la bella dea di Gnido,e Minerva, e Dianacon Proserpina, a cui l’inganno è tesoTorquato Tasso, .Rime, 591, vv. 27-32.
Y en la canción
Se non è vana in tuttol’antica fama che pur dura e suonatra que’ che fan corona,nasce un bel fior, che sembra un lucido oro,e perde ogni tesoro;perché gloria ei produce e chiaro nomea chi n’orna le chiomeTorquato Tasso, .Rime, 129, vv. 46-52. En la edición consultada, los vv. 49-50 rezan: «nasce un bel fior che sembra un lucid’oro / e vince ogni tesoro» (Tasso 1963a: 304).
Coge luego vuestra merced entre manos ciertos epítetos a quien llama simples y no menos
importunos y algunos pensamientos burlescos indignos de poesía ilustreCf. la nota supra.
Si la sabrosa oliva no serenara el bacanal diluvio [OC264B.881-882]. ,
a quien llama «socarronía de taberna»
Antídoto contra la pestilente poesía de las
Soledades.«fuera de que la aceituna no serena el diluvio de los
bebedores, antes le causa»
Antídoto contra
la pestilente poesía de las Soledades.Aut.).Diccionario de Autoridades, la voz ‘bodego’ equivale a ‘bodegón’, o sea,
«el sotano o soportal en que se hace y guisa de comer a la gente pobre y ordinaria; y
porque se ponen muy comúnmente espuestos puestos a las puertas de las tabernas y bodegas
de cosecheros, para que los que entran a beber tomen alguna cosa que les sirva de
materia, pudo tomar el nombre de la palabra bodega».Aut.).Soledad primera rezan: «Sellar del fuego quiso, regalado, / los gulosos estómagos el rubio / imitador süave
de la cera, / quesillo dulcemente apremïado / de rústica, vaquera, / blanca, hermosa
mano, cuyas venas / la distinguieron de la leche apenas; / mas ni la encarcelada nuez
esquiva, / ni el membrillo pudieran, anudado, / si la sabrosa oliva / no serenara el
bacanal diluvio» (OC264B.872-882).
Limus ut hic durescit et haec ut cera liquescituno eodemque igniVirgilio, .Bucolica, égl. VIII, vv. 80-81. «Así como este barro se endurece y como esta cera se derrite con uno y mismo fuego» (Virgilio 1990b: 209).
Desagrádale a vuestra merced aquello del cabrón: redimió con su muerte tantas videsredimir, muerte y vides (que sugiere vidas por paronomasia) pueden aludir al dogma de la Redención: con su
muerte, Cristo redimió muchas vidas. Así parece haberlo interpretado el abad de Rute» (Jammes 1994:
230).De re rustica, lib. I, cap. 2.Quaedam enim pecudes culturae sunt inimicae ac veneno, ut istae, quas dixisti,
caprae. Eae enim omnia novella sata carpendo corrumpunt, non minimum vites atque oleas.
Itaque propterea institutum diversa de causa ut ex caprino genere ad alii dei aram
hostia adduceretur, ad alii non sacrificaretur, cum ab eodem odio alter videre nollet,
alter etiam videre pereuntem vellet. Sic factum ut Libero patri, repertori vitis, hirci
immolarentur, proinde ut capite darent poenas; contra ut Minervae caprini generis nihil
immolarentDe re rustica, lib. I, cap. 2. «…pues
algunos animales son enemigos y veneno de los cultivos, como estas cabras que dijiste,
ya que destruyen todas las plantas jóvenes arrancándolas, y en particular vides y
olivos. Así pues, por ello se instituyó, por razones opuestas, que se llevara una
víctima de ganado caprino al altar de un dios, pero que no se sacrificara a otro, ya que
por el mismo odio uno no quisiera verla y el otro quisiera verla morir. Así se hizo que
al Padre Líber, el descubridor de la vid, se le inmolaran machos cabríos, como si se
condenaran a muerte y, por el contrario, que a Minerva no se le inmolara nada de ganado
caprino» (Varrón 2010: 59-60).
Fastorum, lib. I.
Sus dederat poenas: exemplo territus huiuspalmite debueras abstinuisse, caper;quem spectans aliquis dentes in vite prementemtalia non tacito verba dolore dedit:“Rode, caper, vitem! Tamen hinc, cum stabis ad aram,in tua quod spargi cornua possit, erit”.Verba fides sequitur: noxae tibi deditus hostisspargitur effuso cornua, Bacche, meroOvidio, ;Fasti, lib. I, vv. 353-360. En la edición consultada, el v. 356 reza: «talia non tacito dicta dolore dedit» (Ovidio 1978: 12; «La cerda había sufrido su castigo; asustado con su ejemplo, deberías haberte abstenido de tocar la viña, macho cabrío. Alguien, al verlo apretar los dientes en la viña, dijo con no callada indignación las siguientes palabras: «¡Roe la vid, macho cabrío! A pesar de ello, de ella saldrá lo que pueda salpicar tus cuernos cuando estés junto al altar». Sus palabras se hicieron realidad: tu enemigo, Baco, se te entrega a ti para su castigo y se le salpican los cuernos con vino derramado», Ovidio 2001: 37).
con quien concuerda el epigrama griego:
Rodas me licet ad stirpem de palmite fundam,dulcia mactando vina sed, hirce, tibiSe trata de la versión latina de algunos versos de Eveno de Paros, poeta epigramático griego. La fuente del abad de Rute podría ser el comentario de la obra de Virgilio llevado a término por Juan Luis de la Cerda, quien, al glosar v. 380 del libro II de las .Geórgicas(«Non aliam ob culpam Baccho caper…») y tras citar los fragmentos de Varrón y Ovidio, añade: «Adiunge ista Eveni Poetae apud Natalem lib. 5 c. 13 inducentis vitem loquentem cum capro: κἄν μὲ φάγῃς ἐπὶ ῥίζαν, ὄμως δ’ἔτι καρποφορήσω / ὄσσον ἐπισφεῖσαι σοὶ τράγε θυομένῳ, “Rodas me licet ad stirpem de palmite fundam / dulcia mactando vina sed, hirce, tibi”» (Juan Luis de la Cerda,Publii Virgilii Maronis Bucolica et Georgica, argumentis, explicationibus et notis illustrata a Ioanne Ludovico de la Cerda toletano e societate Iesu, [Francorum Vadi]: e nobilis Francorum Vadi collegio Paltheniano, 1608, p. 345; ‘Añade esta del poeta Eveno tomada de Natalis, lib. 5, c. 13, que presenta una vid que habla con un cabrón: κἄν μὲ φάγῃς ἐπὶ ῥίζαν, ὄμως δ’ἔτι καρποφορήσω / ὄσσον ἐπισφεῖσαι σοὶ τράγε θυομένῳ,Es lícito que me roas desde las ramas hasta las profundas raíces / puesto que los dulces vinos te castigan a ti, macho cabrío, con la muerte’).
A aquella, cuanto breve, maravillosa descripción de la frescura del campo,
Ellas en tanto en bóvedas de sombra (pintadas siempre al fresco) [OC264B.612-613]. ,
le da vuestra merced nombre de ‘pestilencia’Antídoto, Jáuregui comenta los versos que nos
ocupan (OC264B.612-613), concluyendo de modo categórico: «Es pestilencia» (BFBM, ms.
18/10/11, f. 20r). Dicha glosa no figura en los testimonios que se remontan a la segunda
fase redaccional del opúsculo. Cf. Rico García (2002: 116).
Pues la pólvora del tiempoAntídoto: «Esta
pólvora de esta salva es un juguete muy vil para la gravedad heroica, y aun para la
mediocre» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 20v). A próposito de la expresión “gastar la pólvora
en salvas”, recuerda Antonio Carreira (Góngora 1986: 208, nota 42) que se usa también en
el español contemporáneo.
Llamar a los cortesanos ‘leños’ no es ruinísima graciaSoledad primera, «cuya arena / besó tanto leño» (OC264B.126-127), comentados por Jáuregui: «…y
llamar a los cortesanos leños también es ruinísima gracia» (BFBM, ms.
18/10/11, f. 20v).
Por bien puerca y torpe malicia califica vuestra merced lo del gamo, Júpiter, Leda y
Dánaepluvia luciente de oro fino), otras por las galas (blanco
cisne) de los caballeros venidos de la corte».
speluncam Dido dux et Troianus eandemingrediturVirgilio, ;Aeneidos, lib. IV, vv. 124-125. «Juntos Dido y el caudillo troyano / irán a refugiarse en una misma cueva» (Virgilio 1992: 243).
que no quiero tratar de los epitalamios de Cento nuptialis a un lenguaje sumamente alusivo y erótico:
«Postquam est in thalami pendentia pumice tecta / perventum, licito tandem sermone
fruuntur. / Congressi iungunt dextras stratisque reponunt. / At Cytherea novas artes et
pronuba Iuno / sollicitat suadetque ignota lacessere bella. / Ille ubi complexu molli
fovet, atque repente / accepit solitam flammam lectumque iugalem» (Ausonio 2009: 151).
En la traducción de Antonio Alvar Ezquerra: «Luego que, bajo los techos del tálamo,
hechos de piedra pómez, entran, disfrutan por fin de lícita plática. Juntos unen sus
diestras y se ponen en la cama. Mas Citerea a nuevas acciones y Juno, que preside los
himeneos, incitan y aconsejan emprender desconocidos combates. Él, entonces, con abrazo
tierno la acaricia, y de pronto recibe la llama natural y el lecho conyugal» (Ausonio
1990: 51-52).
Luego, le hace otro cargo, más relevante aún, de que con ignorancia entreteje y mezcla
voces muchas y frasis –cuya lista vuestra merced pone a la larga– humildes y bajas con
otras subidas de punto y nada vulgares, de que también publica una no pequeña copiaInstitutio oratoria, transcrito por
Jáuregui en su Antídoto: «si quis sublimia humilibus, vetera novis,
poetica vulgaribus misceat» (Quintiliano 1970: 443). En la traducción de Alfonso Ortega
Carmona: «cuando mezcla uno lo sublime con lo bajo, lo antiguo con lo nuevo, términos
poéticos con otros del lenguaje usual» (Quintiliano 1999: 201).
Los poemas de su naturaleza más altos y más bajos que el nuestro admiten diversidad de
lenguaje, según las circunstancias. PlebeyoArte.
Interdum tamen et vocem comoedia tollit,iratusque Chremes tumido delitigat ore,et tragicus plerumque dolet sermone pedestriHoracio, ,Ars poetica, vv. 93-95. «Sin embargo, de vez en cuando también la comedia levanta la voz, y Cremes perora irritado hinchando la boca; y muchas veces un personaje de la tragedia se duele en estilo pedestre» (Horacio 2008: 389).
con ser la tragedia el de mayor gravedad en sentencia de Poetica.Poética,
donde Aristóteles defiende la superioridad de la tragedia sobre todos los demás géneros
y, en particular, sobre la epopeya. Lo que sugiere el abad de Rute es que, si la
tragedia admite el discurso pedestre –como asevera Horacio–, no se debe excluir el
lenguaje humilde de ninguna obra poética, y menos de un poema lírico, que se halla entre
«poemas de su naturaleza más altos y más bajos».Arte.
Si dicentis erunt fortunis absona dicta,Romani tollent equites peditesque cachinnum.Intererit multum, Davusne loquatur an heros,maturusne senex an adhuc florente iuventafervidus, an matrona potens an sedula nutrix,mercatorne vagus cultorne virentis agelliColchus an Assyrius, Thebis nutritus an ArgisHoracio, .Ars poetica, vv. 112-118. «Si las palabras del que habla no casan con su fortuna, los caballeros romanos y también los de a pie se echarán a reír. Será muy distinto si el que habla es Davo o es un héroe; si es un viejo maduro o un mozo fogoso, aún en la flor de la edad; si una imperiosa matrona o un aya solícita; si un mercader ambulante o el labrador de una verde parcela; si un colco o un asirio; si un oriundo de Tebas o uno de Argos» (Horacio 2008: 390).
La prudencia del poeta consiste en acomodar su lenguaje y estilo al que verisímilmente
usarían las personas de quien trata
Descriptas servare vices operumque colores,cur ego si nequeo ignoroque poeta salutor?Horacio, Ars poetica, vv. 86-87. «Y a mí, si no sé respetar e ignoro las diferencias prescritas y los tonos que cada género tiene, ¿por qué se me saluda como poeta?» (Horacio 2008: 389).
El perfecto poema perspicuidad ha de tener y ornato: pues ¿por qué medios ambas dos cosas
podrán adquirirse? Rectissime traditum est–dice perspicuitatem propriis, ornatum translatis verbis magis
egereInstitutio oratoria, lib. VIII, cap. 3.
«…[aunque] con sumo acierto se haya transmitido la enseñanza de que la claridad exige propiedad de palabras, y que el adorno necesita
más de palabras en sentido metafórico» (Quintiliano 1999: 183).
pianse per gli occhi fuor sì come è scrittoFrancesco Petrarca, ,Canzoniere, 102.
Per isfogar il suo acerbo despittoFrancesco Petrarca, ,Canzoniere, 102. En la edición consultada, figura «isfogare» (Petrarca 2010: 480), en lugar de ‘isfogar’.
Per le camere tue fanciulli e vecchivanno trescando, e Belzebub in mezzocol mantice e col foco e con gli specchiFrancesco Petrarca, .Canzoniere, 136. En la edición consultada, se lee: «co’ mantici et col foco et co li specchi» (Petrarca 2010: 672).
Del
las fieras alimañas Garcilaso de la Vega, ,Canción quinta, v. 8.
Los ojos nunca tira del guerrero Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1546.
mas cuando del camino estó olvidado Garcilaso de la Vega, soneto I, v. 5. ,
ha de dar al travieso su sentido Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 952.
y el mal de que muriendo estó engendrarse Garcilaso de la Vega, ,Canción cuarta, v. 74.
que súpito sacado le atormenta Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 1795.
sujeta al apetito y sometida Garcilaso de la Vega, ,Canción cuarta, v. 105.
los enjugó del llanto, y de consuno Garcilaso de la Vega, ,Égloga primera, v. 361.
¡Oh dioses, si allá juntos de consuno Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 602.
de mi sangre y agüelos descendida Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 171.
heme entregado, heme aquí rendido Garcilaso de la Vega, ,Égloga segunda, v. 566.
nunca tus frescas ondas escaliente Garcilaso de la Vega, Égloga segunda, v. 912.
diz que le fue noticia entera dada Garcilaso de la Vega, ?Égloga segunda, v. 1076.
Dejo las voces latinas y toscanas: meta
Elegía primera, v. 255: «…cuando voló el espirtu a la alta
meta?» (Garcilaso de la Vega 2007: 180).genio
Égloga segunda, «aunque le
falte el genio que lo mueva» (Garcilaso de la Vega 2007: 267); la segunda coincide, en
cambio, con el v. 53 de la Epístola a Boscán, «del vínculo d’amor, que
nuestro genio» (Garcilaso de la Vega 2007: 195).instruto
Égloga segunda, v. 1818: «Severo,
ya de ajena ciencia instruto» (Garcilaso de la Vega 2007: 304).spirtu
Égloga segunda: «el agradable espirtu, respiramos»
(Garcilaso de la Vega 2007: 243); «desnudo espirtu o carne y hueso firme» (Garcilaso de
la Vega 2007: 264).dubio
Égloga segunda, v. 1493: «donde el cristiano estado estaba en
dubio» (Garcilaso de la Vega 2007: 291).argento
Égloga segunda, v. 1499: «mueve
la blanca espuma como argento» (Garcilaso de la Vega 2007: 291).linfas
Égloga
segunda, v. 1729: «vertiendo claras linfas con instancia» (Garcilaso de la Vega
2007: 301).lustres
Égloga segunda, v. 1760: «sabe qu’en cinco lustres de sus años»
(Garcilaso de la Vega 2007: 302).corrusca
Égloga segunda, v. 1779: «la
vista, así corrusca y resplandece» (Garcilaso de la Vega 2007: 302).calar
Égloga
tercera, v. 84: «y al fondo se dejó calar del río» (Garcilaso de la Vega 2007:
313).viso
Égloga segunda, v. 646: «con agradable son y viso enjuto» (Garcilaso de la Vega
2007: 254).fontana
Égloga segunda, v. 476: «a la pura fontana fue corriendo» (Garcilaso de
la Vega 2007: 244).arribar
abandonar
y la aspereza y aterido ivierno Fernando de Herrera, soneto XXIX, v. 2. ,
Huyo, y vo alejándome, mas cuanto Fernando de Herrera, soneto LII, v. 6. ,
Vo repitiendo por tu sola arena Fernando de Herrera, soneto LXXVI, v. 3. ,
Tan alcanzado estó y menesteroso Fernando de Herrera, ,Elegía quinta, v. 43.
porque espera vencerme o tarde o cedo Fernando de Herrera, ,Elegía quinta, v. 111. En la edición consultada, se lee: «porqu’esperan vencerm’o tarde o cedo» (Herrera 1985: 426)
nace de cuitas una ueste entera Fernando de Herrera, .Elegía quinta, v. 116.
Vuestra merced no gustará de que sea privilegiado nuestro autor de las
Después de haber dado con su pluma tantos asaltos –en vano– a las
«Señor, malo es ello, pero cierto que tiene buenos pedazos»
mediocribus esse poetisnon homines, non di, non concessere columnaeHoracio, ;Ars poetica, vv. 372-373. «A los poetas, ni hombres, ni dioses ni carteleras les permiten que sean mediocres» (Horacio 2008: 405).
y afirma de camino que conoce persona de ingenio «que por enmendar
alguna menudencia en un soneto ha suspendido su publicación un año»
Antídoto reza: «…es sentimiento común que la poesía debe
ser enteramente perfecta, y no admite moderaciones. Un poeta mediocre cansa a Dios y a
las gentes y a las mismas piedras: “mediocribus esse poetis / non dii, non homines non
concessere columnae”. Persona de ingenio conozco yo que, por enmendar alguna menudencia,
en un soneto ha suspendido todo un año su publicación. A esta cuenta, buenos años de
estudio ahorra el que deja sus escritos sembrados de yerros» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
22r). Diccionario de Autoridades documenta la frase “tomar el
rábano por las hojas” que significa: «invertir el orden, método o colocación de las
cosas, haciendo las primeras, últimas, o al contrario».Diccionario de
Autoridades la expresión “vuelta de podenco” «vale zurra o castigo grande:
regularmente se entiende de palos».bonum ex integra causa,
malum ex única tantumDe divinibus
nominibus del Pseudo-Dionisio: «Bonum ex una et tota est causa; malum autem ex
multis et particularibus defectibus» (Santo Tomás de Aquino 2004: 538). Asimismo, se lee
en la Summa theologiae: «quia “quilibet singularis defectus causat
malum, bonum autem causatur ex integra causa”, ut Dionysius dicit, IV cap. De Div. Nom.» (Santo Tomás de Aquino 1985: 371). El axioma aparece a su vez
en la tabla de los contenidos que acompaña a la versión latina de Ambrogio Traversari y
sintetiza los conceptos enunciados en el capítulo 4: «Bonum est ex una universa soli et
tota causa, malum autem ex multis particularibus defectibus»; y también: «Malum est ex
particularibus defectibus, bonum vero ex integra causa» (Dionisio Areopagita, Sancti Dionysii Areopagitae martyris inclyti, athenarum, episcopi et
galliarum apostoli Opera, Parisiis: apud Hieronymum at Dionisiam de Marnef, 1554,
index; ‘Lo bueno deriva de una total rectitud, lo malo de un solo defecto’).De divinis nominibus, cap. IV.
quandoque bonus dormitat Homerus,verum opere in longo fas est obrepere somnumHoracio, .Ars poetica, vv. 359-360. «…y también me indigno siempre que el buen Homero dormita; pero en una obra larga es justo que el sueño se abra camino» (Horacio 2008: 404).Cf.la nota supra.
Modeste tamen
et circumspecto iudicio de tantis viris pronuntiandum est, ne, quod plerisque accidit,
damnent quae non intelligunt. Ac si necesse est in alteram errare partem, omnia eorum
legentibus placere quam multa displicere maluerimInstitutio oratoria, lib. X, cap. 1. «Sin embargo, con juicio moderado y
prudente hemos de pronunciarnos sobre hombres tan importantes, para no condenar, como
ocurre a la mayoría, lo que no entienden. Y si es inevitable equivocarse en uno de los
dos sentidos, yo prefiero que gusten a los lectores todas las obras de estos autores a
que les desagraden muchos de sus pasajes» (Quintiliano 1999: 21). La edición consultada
presenta una ligerísima variante: «Modesto tamen et circumspecto…» (Quintiliano 1970:
572).ingenium magni livor detrectat HomeriRemedia amoris, v. 365. «La envidia es la que difama el genio del gran Homero»
(Ovidio 1989: 491). Una vez más, Fernández de Córdoba sugiere que las críticas de
Jáuregui deriven de su envidia a Góngora o de sus limitadas facultades lógicas y
lingüísticas que no le permitirían comprender y apreciar la novedosa poesía de las Soledades.
Hacina vuestra merced luego una carga de hipérboles, imagino que para quemarlas a su
tiempo, según le parecen mal. No sé qué decirle sino lo que suum quemque habere iudiciumDe vita
Caesarum, lib. II. «...cada cual tenía su propio criterio» (Suetonio 1992: 241).
Vuelve vuestra merced luego a su tema, digo a culpar la oscuridad, la bronquedad de
versos, la equivocación de voces y ambigüedad de oraciones, y trae de esto grandes
ejemplosAntídoto: «Querer
ahora señalar todos los lugares oscuros, broncos y escabrosos, sería no acabar jamás, y
también lo sería referir las voces equívocas y oraciones ambiguas de esta poesía, porque
toda ella de barra a barra está cuajada de esto» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 23v).
Transcribe a renglón seguido algunos versos de difícil interpretación. «las dos aldabas de topacios que le da al
oriente el señor racionero»
en passant: «Considérense de paso las dos aldabas de topacios
que le da al oriente el señor racionero» (BFBM, ms. 18/10/11, f. 24r). Recordamos
también las palabras de Jammes (1994: 338) que, acerca de estos versos y de la alusión a
los topacios, observa: «Su color amarillo (y no verde, como dice por error Covarrubias)
se armoniza con los rayos del sol, como nota el abad de Rute: estos dos topacios son,
pues, las aldabas que abren las puertas del Oriente por donde sale el sol. Al parecer,
esta imagen no tiene precedente en la literatura greco-latina, detalle que escandalizó a
Jáuregui […]. Al contestarle con su humor acostumbrado, el abad de Rute confirma que
esta imagen no debe nada a la Antigüedad».Metamorfosis: «Regia Solis erat sublimibus alta columnis, / clara
micante auro flammasque imitante pyropo, / cuius ebur nitidum fastigia summa tegebat, /
argenti bifores radiabant lumine valvae. / Materiam superabat opus: nam Mulciber illic /
aequora caelarat medias cingentia terras / terrarumque orbem caelumque, quod imminet
orbi» (Ovidio 2008a: 66). En la traducción de José Carlos Fernández Corte y Joseda Cantó
Llorca: «El palacio del Sol se alzaba sobre elevadas columnas, resplandeciente de oro
brillante y de bronce que imita la llama; blanco marfil cubría sus tejados, las puertas
de doble hoja relucían con brillo argénteo. El trabajo era superior al material; pues
Múlciber había cincelado los mares que rodean la tierra, el globo terrestre, y el cielo
que se cierne sobre el globo» (Ovidio 2008b: 273).
Toma vuestra merced luego entre manos la navegación que describe aquel viejo, y de camino
les da un buen jabónAutoridades, la
expresión “dar un jabón” significa «castigar a alguno o reprenderle ásperamente».
Por una de las mayores cuenta aquella
rompieron los que armó de plumas ciento strigones el istmo, aladas fieras [OC264B.423-424]. ;
a que vuestra merced opone: «Vuestra merced va hablando de las
Indias, y lestrigones fueron unos pueblos en Campania o Cilicia (que en esto se halla
variedad); sus habitadores, según Plinio, A. Gelio y otros, comían carne humana, pero ni
se dice que fuesen muy ligeros, ni que se armasen de plumas. El istmo se entiende
principalmente por el que aparta el Peloponeso o Morea de la Acaya. Vuestra merced, sin
reparar en más que en su fantasía, traslada los lestrigones y los istmos al estrecho de
tierra que divide la Nueva España del Perú, y aun esto lo habemos de
adivinar»
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades.
Los lestrigones, pueblos fueron de Italia y de Sicilia, confesámoslo, no reparando en que
algún ejemplar de los de vuestra merced, por error del copista, tiene CiliciaAntídoto compulsado por el abad de Rute pertenecía a la misma
familia del ms. 6454 de la Biblioteca de la Fundación Bartolomé March de Palma de
Mallorca, es decir, el que manejamos y cotejamos para nuestra edición.Naturalis Historiae, entre los cuales: «oppidum Formiae Hormiae dictum, ut
existimavere, antiqua Laestrygonum sedes» (Plinio el Viejo 1996: 255; «la población de
Formia, también llamada Hormia, antigua sede, según se piensa, de los lestrigones»,
Plinio el Viejo 1998: 38). Odyssea, lib. X.Odisea (supuestamente a los vv. 81-132 y
al 199). Sin embargo, los lestrigones se mencionan también en los vv. 318-320 del XXIII:
«…cómo vino a Telépilo en tierra lestrigona, donde / destruyeron sus naves, mataron sus
hombres de grebas / relucientes, y él solo escapó sobre un negro navío» (Homero 1993:
475).Geografía: «Así pues, [Polibio] tomó de su información histórica el punto de
partida, y afirma que Eolo ejercía su poder sobre las islas en torno a Lípara y que los
cíclopes y los lestrigones, gente inhospitalaria, lo ejercían sobre las regiones de en
torno al Etna y a Leontina» (Estrabón 1991: 263).Historia de la guerra del
Peloponeso, Tucídides describe así la colonización de Sicilia: «Se cuenta que los
más antiguos pobladores de una parte del país fueron los cíclopes y los lestrigones, de
quienes yo no puedo decir su raza, ni de dónde llegaron o a dónde emigraron. Baste con
lo que han dicho los poetas y con la idea que cada cual, de una manera o de otra, se ha
formado sobre ellos» (Tucídides 1992: 164).Guerras púnicas, donde localiza
a los lestrigones cerca de la actual Gaeta, en Italia, apunta Silio Itálico en los vv.
409-410 del libro VII: «Ecce autem flatu classis Phoenissa secundo / litora Caietae
Laestrygoniosque recessus» (Silio Itálico 1985: 173; «Pero he aquí que una flota fenicia
recorría a favor del viento las costas de Cayeta y la bahía lestrigonia», Silio Itálico
2005: 325). De nuptiis
Mercurii et Philologiae, donde Marciano Capela escribe: «Cetera Italiae memoranda
nec poetae tacent, ut Scyllaeum oppidum cum Crateide flumine, quae Scyllae mater fuit,
Charybdisque voraginem ac vertiginem tortuosam, Paestana rosaria, scopulos Sirenarum,
hinc Campaniae amoenis<simae> antiquitus munera, Phlegraei dehinc campi
habitatioque Circeia Terracina, prius insula, nunc coniuncta, Reginique ab Sicilia
continenti separati, eaque in compensationem conexae telluris in insulam relegata,
Formiae etiam Lestrygonum habitatione famosae» (Marciano Capela 2007: 30; ‘Otras
curiosidades de Italia han de recordarse y no las callan los poetas, como: la ciudad de
Escileo con el río Crateide, que fue la madre de Escila; el abismo y el tortuoso
remolino de Caribdis; los rosales de Pesto; los peñascos de las Sirenas; luego, los
regalos antiguos de la agradable Campania, seguidos por los Campos Flégreos y Terracina,
morada de Circe, antes una isla, ahora conectada con la tierra firme; los pobladores de
la región de Regio, separados de la cercana Sicilia, relegada a isla en compensación de
la incorporación de aquella tierra, Formia, célebre también por ser poblada por los
lestrigones’).Noctes Atticae, lib. XV, cap. 21.ferocissimos et inmanes
et alienos ab omni humanitate tamquam e mari genitos Neptuni filios dixerunt, Cyclopa et
Cercyona et Laestrigonas
, cosa que no prueba que comiesen
manjar semejante. En la barbarie, pues, y crueldad inhumana de usar tan detestable
mantenimiento, se parecieron y fueron unos los caribes o caníbales –que habitaron los
montes de aquel pedazo de tierra que divide el Mar del Sur del Norte, llamado hoy Castilla
del OroNoctes
Atticae, lib. XV, cap. 21. La edición consultada presenta una ligera variante:
«…Cyclopa et Cercyona et Scirona et Laestrygonas» (Aulo Gelio 1968: 466; «afirmaron
que los hijos de Neptuno eran muy feroces, crueles y completamente inhumanos, como si
hubieran sido engendrados por el mar, entre ellos el Cíclope, Cerción, Escirón y los
lestrigones», Aulo Gelio 2006: 142). Decades de orbo novo: «…los
caníbales capturaron niños, a quienes castraron, tal como lo hacemos con los pollos y
los cerdos que deseamos engordar para la mesa, y cuando hubieran crecido y engordado, se
los comieron» (Martire d’Anghiera 1912: 63).Historia general y
natural de las Indias, al ocuparse de la antropofagia y los sacrificios humanos
típicos de algunos pueblos, afirma Gonzalo Fernández de Oviedo: «¿Pero qué diremos que
en el medio del mundo, que es Italia y Sicilia, fueron los que llamaron Cíclopes y
Lestrigones? Y también de la otra parte del Alpe se sacrificaban hombres, según Plinio
escribe» (Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, La historia general de las
Indias, Sevilla: en la imprenta de Iuan Cromberger, 1535, f.
LXVIIIv-LXIXr).
Aquel puntico del istmo es otro tanto oro, y muy para loar el haberlo adivinado, habiendo
tantos que dividan el Norte del Mar del SurMar del Norte al
Océano Atlántico, y Mar del Sur al Pacífico, porque los primeros
exploradores, al cruzar el istmo de Panamá, caminaron desde el Norte hacia el
Sur».lexicon griego y el
A menudo lo juega como
Esto nos tenía callado vuestra merced, que no lo ignoraría. ¿Con qué conciencia?
Lo de Segundos leños dio a segundo poloAntídoto: «Luego, para tratar de Magallanes, dice sin
nombrar quién ni quién no: “Segundos leños dio a segundo polo”. Y a nuestro pesar hemos
de entender que la codicia es la que dio los leños al polo: estos leños (entendidos por
las cinco naves que sacó de España Magallanes) vienen después a parar en un glorioso pino, sin que se diga qué fue de las cuatro» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
26v). Como justamente advierte Fernández de Córdoba, el ‘glorioso pino’ del v. 467 es la
nave Victoria, única entre los cinco navíos al mando de Magallanes que logró dar la
vuelta a la Tierra.Satyrae, lib. II, sat. 5.
“O Laertiade, quidquid dicam, aut erit, aut non:divinare etenim magnus mihi donat Apollo”Horacio, .Sermones, lib. II, sát. 5, vv. 59-60. «¡Oh Laertíada!, cuanto yo diga o será o no será; pues es el grande Apolo quien me otorga el arte de adivinar» (Horacio 2008: 172).
Vuelve vuestra merced luego a su tema de abominar la oscuridad y no solo se enoja con el
autor de este poema, sino con los que, siendo hombres de ingenio y letras, dicen
leyéndole: «No es de mi profesión; aunque yo no entiendo palabra, ello debe de ser
bueno»
Antídoto reza: «Esta no es mi
profesión, y así, aunque no entiendo palabra, ello debe de ser bueno» (BFBM, ms.
18/10/11, f. 26v).Cf. la nota supra.Diccionario de
la Lengua Castellana de la Real Academia Española de 1832, la voz ‘desafuciar’
equivale a ‘desahuciar’, o sea «quitar toda esperanza de conseguir o lograr lo que se
desea o pretende».Satyrae, lib. II, sat. 3.
Absentis ranae pullis vituli pede pressis,unus ubi effugit, matri denarrat, ut ingensbelua cognatos eliserit; illa rogare,quantane? Nunc tandem se inflans sic magna fuisset?“Maior dimidio”, “num tanto?” cum magis atquese magis inflaret: “non si te ruperis” inquit,“par eris”Horacio, .Sermones, lib. II, sát. 3, vv. 314-320. «¡Una vez, estando ausente la rana, un ternero aplastó con la pata a sus crías; y una que logró escapar le cuenta a la madre cómo una bestia enorme ha hecho pedazos a sus hermanos. Ella le preguntaba cómo era de grande; si de este tamaño –y se hinchaba–. “Como eso, más la mitad”. “¿Así de grande?”. Y como más y más se inflaba, la cría le dijo: “Aunque te revientes, no serás como ella”» (Horacio 2008: 161).
Pero a mí no me cuadra mucho, porque a querer vuesa merced por este camino granjear
nombre, nos dijera el suyoAntídoto era conocida tanto entre los detractores como entre los
apologetas de Góngora. Por otra parte, como observa Rico García (2002: XXIV), «Jáuregui
era el primer interesado en demostrar su ingenio y darlo a conocer ante los círculos
literarios».
Nuper enim nostros quidam carpsere libellos,quorum censura Musa proterva mea est.Dummodo sic placeam, dum toto canter in orbequi volet, impugnet unus et alter opus.Ingenium magni livor detrectat Homeri;quisquis es, ex illo, Zoile, nomen habes.Et tua sacrilegae laniarunt carmina linguae,pertulit huc victos quo duce Troia deos.Summa petit livor; perflant altissima venti;summa petunt dextra fulmina missa IovisOvidio, .Remedia amoris, vv. 361-370. «Pues hace poco tiempo hubo algunos que criticaron mis libritos y, según su censura, mi Musa es licenciosa. Pero con tal de que por lo menos resulte yo agradable así, con tal de que me reciten por todo el mundo, que ataquen mi obra uno tras otro, el que quiera. La envidia es la que difama el genio del gran Homero; gracias a él, Zoilo –no importa quién seas– gozas tú de renombre. También las lenguas sacrílegas censuraron los versos que narran tu historia, tú, bajo cuya guía Troya trajo hacia aquí sus dioses vencidos. La envidia ataca lo que sobresale: los vientos soplan sobre lo de más altura, los rayos que envía la diestra de Júpiter van en pos del excelso» (Ovidio 1989: 491).
Reprehende vuestra merced luego los períodos largos, no sin autoridad de Institutio oratoria y juzgando el
poema gongorino desde planteamientos retóricos (cf. Rico García 2002:
71, nota 255), afirma: «Contra esta abromada y ciega longitud de períodos que vuestra
merced usa, tan marañados de palabras varias y tan prolijos y dependientes, que no hay
anhélito que los alcance, dice nuestro orador: “Est etiam in quibusdam turba inanium
verborum, qui dum communem loquendi morem reformidant, ducti specie nitoris circumeunt
omnia copiosa loquacitate quae dicere volunt, ipsam deinde illam seriem cum alia simili
jungentes miscentesque, ultra quam ullus spiritus durare possit» (BFBM, ms. 18/10/11, f.
29r-29v; «Se encuentra también una maraña de palabras vacías en ciertos oradores que,
mientras huyen del modo común de hablar, seducidos por el fantasma de la brillantez dan
mil vueltas parafraseando todo con opulenta locuacidad, porque no quieren decir cómo son
sencillamente las cosas en sí; después encadenan y mezclan un torrente de palabras con
otra retahíla semejante y lo extienden más allá de lo que puede aguantar el aliento»,
Quintiliano 1999: 171 y 173). El sevillano volvería sobre el tema algunos años más
tarde, parafraseando, en su Discurso poético, las palabras del orador
latino: «Demás de esto han oído que la oración poética en estilo magnífico debe huir el
camino llano, la carrera de locución derecha consecutiva y la cortedad de las cláusulas.
Mas, huyendo de esta sencillez y estrecheza, porfían en trasponer las palabras, torcer y
marañar las frases de tal manera que, aniquilando toda gramática, derogando toda ley del
idioma, atormentan con su dureza al más sufrido leyente. Y con ambigüedad de oraciones,
revolución de cláusulas y longitud de períodos, esconden la inteligencia al ingenio más
pronto» (Jáuregui 2016).Aut.). Luego Jáuregui puso en tela de juicio el honor y hasta diríase
que el celibato del poeta cordobés: «Y veamos qué apacibles son aquellas bendiciones
echadas a los desposados: “Venza no solo en su candor la neve / mas plata en su
esplandor sea cardada / cuanto estambre vital Cloto os traslada / de la alta fatal rueca
al huso breve”. Otra bendición: “Cisnes pues una y otra pluma, en esta / tranquilidad os
halle labradora / la postrimera hora”. Adelante, ¿qué es cosa y cosa? “Sigue la dulce
escuadra montañesa / del perezoso arroyo el paso lento / en cuanto él hurta blando /
(entre los olmos que robusto besa)” / pedazos de cristal que el movimiento / libra en la
falda, en el coturno ella, / de la columna bella, / ya que celosa basa, / dispensarora
de cristal no escasa”. Casi no tiene v.m. frasis que no se pueda entender de catorce o
quince maneras. Miren este juguete: “Loa árboles que el bosque habían fingido / umbroso
coliseo ya formado / despejan el ejido, Olímpica palestra / de valientes desnudos
labradores”. [...] Todas las estancias son tan bellas como esta, y aun más bellacas»
(BFBM, ms. 18/10/11, f. 24r-25r).omne supervacuum pleno de pectore manatArs poetica, v. 337. A través de la cita horaciana, Fernández de Córdoba
sugiere que ‘lo superfluo solo puede desbordar de un grande ánimo’, el de Góngora,
contraponiéndole quizá la pobreza de ingenio que, según el mismo abad de Rute,
caracteriza a Jáuregui.Arte.propter quod unumquodque,
tale et illud magisMetafísica (lib. I) de Aristóteles y de
los Analytica posteriora (lib. I, cap. 2, 72a 25).
Entre las equivocaciones que, después de esto, nota vuestra merced, nos manda que advirtamos de paso cómo llama con mal acuerdo el autor de las
«(sin nombrarle), por el viaje que hace la Fénix renovada»
«Finalmente no se puede ya llamar a otro río “rey de ríos” sino al Po, mas vuestra merced no miró en tanto»
El sacro rey de ríos, que nuestros campos baña Fernando de Herrera, ;Canción cuarta, vv. 53-54.
y
Vo repitiendo por tu seca arena, sacro rey de las aguas de occidente Fernando de Herrera, soneto LXXVI, vv. 3-4. .
Pregunto: ¿y pudo? ¿Qué dirán los italianos? Mas ¿qué diremos nosotros? Que “cada
buhonero alaba sus agujas”Gran diccionario de la lengua española de José María Sbarbi y Osuna (1943: 166):
«da a entender que todos celebramos nuestras cosas, aunque no lo merezcan».
Condena luego vuestra merced aquel perífrasis:
Donde con mi hacienda del alma se quedó la mejor prenda [OC264B.500-501]. .
«Por cuyo perífrasis» –dice– «nadie entenderá ‘hijo’, ni debe entenderlo. Mírese
lo que digo»
Antídoto contra la pestilente
poesía de las Soledades.Familiares, lib. XIV.Vos,
meae carissimae animae, quam saepe ad me scribiteEpistulae ad Familiares, lib. XIV, ep. 14. La edición consultada reza: «Vos,
meae carissimae animae, quam saepissime ad me scribite» (Cicerón 1982: 477; «Vosotras,
vidas mías bien amadas, informadme con la mayor frecuencia posible», Cicerón 2008:
522).carissimas”, como las llamó Annales que reza: «Se quoque in Illyricum profectum et, si ita conducat,
alias ad gentis iturum, haud semper aequo animo si ab uxore carissima et tot communium
liberorum parente divelleretur» (Tácito 1931: 580). En la traducción de José Luis
Moralejo: «También él [Augusto] había partido para el Ilírico y, si era conveniente,
marcharía a otros países; pero no siempre de buen grado si se veía separado de su
queridísima esposa y madre de tantos hijos comunes» (Tácito 1979: 228).Dulcia solicitae
gestabant pignora matresGerusalemme de Tasso
que reza: «Il dir’anco dolci pegni pe’ figliuoli e persone più
congiunte o care è ugualmente proprio de’ latini e italiani; che però cantò Ovidio:
“Dulcia solicitae gestabant pignora matres”; e il Petrarca: “Dolce mio caro e pretioso
pegno”, disse intendendo di Laura» (Torquato Tasso, Il Goffredo, overo la
Gierusalemme Liberata del Tasso, col commento del Beni, Padova: Francesco
Bolzetta, 1616, p. 105-106).
Y porque donde pone vuestra merced la mano no quede hueso sano, da últimamente tras las anteposiciones, interposiciones y posposiciones de que usa el autor de las
«Como en luciente de cristal columna». Otra desecha por torpe:Garcilaso de la Vega, Elegía primera, v. 73.
contra un mozo, no menos animoso, con el venablo en mano que hermoso Garcilaso de la Vega, .Égloga tercera, vv. 175-176.
Y dice que «no hay burlas con nuestra lengua»
Antídoto contra la pestilente poesía de las Soledades.
I nunc magnificos victor molire triumphos,cinge comam lauro votaque redde IoviOvidio, .Amores, lib. I, vv. 35-36. «Ve ahora, procúrate un triunfo magnífico por haber vencido; cíñete la cabellera con laurel y cumple a Júpiter tus promesas» (Ovidio 1989: 227).
Cuando vuestra merced finalmente se persuade habernos mostrado cuán pestilentes sean estas
Sed hic stilus haud petet ultroquemquam animantem et me veluti custodiet ensisvagina tectus, quem cur distringere conertutus ab infestis latronibus? O pater et rexIuppiter, ut pereat positum rubigine telum,nec quisquam noceat cupido mihi pacis!At illequi me commorit (melius non tangere, clamo)flebit et insignis tota cantabitur urbeHoracio, .Sermones, lib. 2, sát. 1, vv. 39-46. «Pero mi pluma no ha de ser la que se adelante a atacar a ningún viviente; me protegerá cual espada metida en su vaina: ¿por qué he de sacarla si estoy a resguardo de la amenaza de los bandoleros? ¡Oh padre y rey Júpiter: que acabe la herrumbre con esta arma sin que yo la use, y a mí, que ansío la paz, que nadie me dañe! Pero aquel que me provocare –es mejor no tocarme, lo digo en voz alta–, llorará y se hará famoso andando en coplas por toda la Urbe» (Horacio 2008: 132).
Bien pudiera vuestra merced prometerse algún cantarcico de estos a osadasDiccionario de la Lengua
Castellana de la Real Academia Española de 1832, la fórmula “a osadas” es un modo
adverbial que equivale tanto a «ciertamente, en verdad, a fe», como a «atrevidamente,
con intrepidez o sin conocimiento o reflexión».
Rumpere, Livor edax: magnum iam nomen habemus;maius erit, tantum, quo pede coepit, eat.Sed nimium properas: vivam modo, plura dolebis;et capient anni carmina multa mei.Nam iuvat et studium famae mihi crescit honore;principio clivi noster anhelat equusOvidio, .Remedia amoris, vv. 389-394. «Revienta, roedora Envidia: ya tenemos un gran renombre y será mayor tan solo con que avance con el mismo pie con que comenzó. Pero te apresuras demasiado; con tal de que siga yo viviendo, tú te quejarás más; todavía mis años dan cabida a muchos poemas. Pues todo esto me gusta y el afán de popularidad crece en mí con la gloria; jadea mi caballo al principio de la cuesta» (Ovidio 1989: 492-493).
Vuestra merced perdone la brevedad y tibieza de este papel, que yo reformaré ambas cosas
en la segunda parte. Solo le quiero dar un consejo por despedida; recíbale por de autor
tan excelente como el señor Cf. la nota supra.
Ne straccheris oro tales dictando baiatas nostras.Ista rupit circumparlatio testas,per dexteramque intrans laevam passavit orecchiam.Das vento calces, umbram, sine fine, misuras,scribis et in glaciem scaldantem solis ad ignem.Plus tostum caschet mundus, caelumque roversum,plus tostum mullos asinosque per astra videbis,cornacchiasque iugo facemus arare ligatas;plus tostum nascat talis verzonus in horto,quod minor ad totam Bressam det foia menestram,plus tostum cessent fontes imbresque rafinentquam Ludovici queas nomen macchiare gaiardumSe trata de algunos versos de la .Zanitonellade Folengo, de la cual existen diferentes redacciones. El primer y último verso son, evidentemente, interpolaciones del abad de Rute, que se añaden a otros pequeños cambios necesarios para adaptar el texto a la pulla contra Jáuregui: ‘Por favor no estragues nuestros gustos con tus reconvenciones. Esta circunlocución me parte la cabeza, puesto que entra por la oreja derecha y sale por la izquierda. Das patadas al viento, mides sin descanso la sombra, y, bajo los rayos calientes del sol, escribes en el hielo. Antes se nos caerá el mundo encima, y el cielo se volverá del revés, antes verás andar entre los astros a los mulos y a los asnos, antes labrarán la tierra cornejas atadas al yugo; antes nacerá en la huerta una col tal que con su menor hoja se haga sopa para toda Brescia, antes cesarán de correr las fuentes y se acabarán las lluvias de que puedas manchar el gallardo nombre de don Luis’.Cf.Folengo (1987: 130).